THE ONE WHEN SHE TRIES TO KISS HIM

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Thali había cerrado algo temprano el restaurante, después de todo su mejor amiga iría a verla.

Alguna que otra persona del personal estaba allí. Pero ya era hora de que se fueran, así que cuando Fer llegase todos ya se habrían ido.

Escuchó algo de ruido proveniente de los sanitarios, eso la preocupó bastante,  parecían ser botellas rompiéndose y alguien balbuceando cosas sin sentido.

Ella se levantó para ir a investigar pero, uno de sus compañeros se ofreció para resolver aquel problema.

Exactamente ahí fue cuando Fer llegó, Thali se acercó a ella, le advirtió sobre lo que estaba ocurriendo y se resguardó junto a ella en la cocina.

Lidiar con personas en estado etílico era algo complicado.

El ambiente finalmente se tranquilizó cuando oyeron la puerta principal cerrándose. Se había ido.

Alguien ingresó a la cocina, sin dejar de observar la mancha de color tinto en su mandil. Thali se acercó y él comenzó a explicar.

- No te preocupes, tan sólo es una mancha.

- ¿Seguro que estás bien?

- Thali, he lidiado con este tipo de personas antes, en serio, no tienes por que.. -alzó la mirada y su vista alcanzó a Fer.

Era extraño.

- Sapevo che ti avrei trovato - empezó a decir frente a ella, mientras se acercaba.

Ella dio un paso adelante y preguntó - ¿Perdón?

- Soy Toni Rossi - extendió su mano -, piacere.

- Fer Davis, encantada - dijo mientras observaba cómo él depositaba un beso en su mano.

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- Ahora que todos nos conocemos, ¿Quieres beber algo? - incitó la chef.

- Oh - Toni retrocedió y fue por sus cosas.

- No, acompañanos, es lo menos que puedo hacer.

- Está bien - contestó algo nervioso pues su efímera risa había capturado la atención de Fer.

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Al cabo de dos horas, Toni ya se había apoderado del lugar. Ambas reían a carcajadas con las historias que narraba.

Por unos momentos ambas se olvidaron de lo que iban a hablar esa noche, pero Rossi se había robado toda su atención y no podían hacer mucho al respecto.

Casi eran las 11 cuando uno de los tres se fijó en el reloj.

- Mamma mía! Sí que es tarde - comentario que provocó las risas de las jóvenes y más tarde la de él mismo.

El alcohol había hablado por ellas, era bastante obvio. Y aunque Thali parecía la menos afectada, en cuanto quiso caminar cayó en los brazos de Toni.

- ¿Tienes auto?

Ambos se carcajearon.

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- Ésta es mi casa. La de Fer está a dos calles. Fachada amarilla, puerta marrón. Sé que no te perderás, Rossi - cerró la puerta del coche.

- Descanse, jefa - alzó la voz desde la ventana de Fer. Al dar un pequeño vistazo a su derecha, la vio allí. Con los ojos cerrados.

No estaba enterado de porqué razón ella había escogido sentarse en el asiento del copiloto, después de todo, había hecho lo mismo desde que dejaron el restaurante hasta la casa de Thali.

Dormir.

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Después de llamarla por su nombre y no recibir respuesta alguna, pisó el acelerador hasta llegar dos calles más lejos.

- Entonces, aquí es - dio una mirada panorámica hasta llegar a la puerta del copiloto y notificar a Fer sobre la llegada a su hogar.

Davis abrió lentamente sus ojos, sus ojos color miel, y se topó con los verdes de Toni.

En ese preciso instante, bajó del automóvil y caminó hacia su puerta. Al lado del italiano.

Habían tenido miradas coquetas durante la noche en el restaurante pero nada pasaba de allí para ella.

Para él, era otro cuento.

Al llegar a la puerta, su mente le trajo un recuerdo a Fer.

Estaba allí, apoyada en la madera y buscando sus llaves en su bolso.

Alzó su vista y quedó atrapada en el recuerdo.

El rostro delicado de Toni se volvía familiar para ella, hasta que se convirtió en el de Joe.

Eso la hizo sonreír, hipnotizándolo por completo. Su mirada recorrió todas sus facciones hasta llegar a sus labios.

Tan finos como los de Mazzello.

Tan perfectamente proporcionados a su rostro que era casi imposible resistirse a ellos.

Tan dulces como el roce en los suyos.

El corazón de Toni latía impaciente.

1 metro de distancia es lo que los separaba.

-...Joe - susurró y acercó sus labios -, me divertí mucho esta noche.

Eso lo detuvo.

¿Quién era Joe?

Aunque eso era lo de menos, no debía aprovecharse de una chica en ese estado, eso no era de caballeros.

Como sea, la detuvo con su mano en el hombro antes de besarla y le deseó las buenas noches para dirigirse a su auto y conducir totalmente desilusionado.

Y enamorado, también.

You & Me | Joe Mazzello [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora