Una estrella fugaz

Prólogo

Hace aproximadamente dos meses amaba todo lo que me rodeaba. Era feliz mirando la luna y el sol (podía hacerlo por horas y horas). Disfrutaba sentarme en el sofá de mi habitación a tomar el té. Amaba a los animales y a las personas, acostumbraba a tener siempre una sonrisa en mi rostro, era benéfica, y trataba de ayudar en lo que pudiese a todos. Definiendo todo esto en una palabra... era feliz.
Nunca me había detenido a pensar y a formularme preguntas como: ¿Que haría cuando saliera de la Universidad?, ¿A que me dedicaría en un futuro?, o... ¿Que seria de mi vida sin alguno de mis padres?
La vida es lo que es, en un momento la tienes, y en otro solo te la es arrebatada. Lo he intentado comprender, pero resulta que es muy difícil que un humano acepte tal cosa. ¿Como poder vivir el resto de tu existencia sin una persona que era quizá uno de los seres que encendía tu vida, que le daba sentido a todo?
Absolutamente todo se aclaro aquella noche...
Dormía en mi habitación después de un largo día. Hasta que el fuerte sonido del teléfono hizo que me suspendiera de mi cama ,rompiendo el silencio que me rodeaba. Segundos después escuche a mi padre gritar desde el piso de abajo, de inmediato salí y corrí a él. Lo encontré tumbado en el suelo con su rostro repleto de lágrimas. Presentí lo que sucedía pero me aferre a la idea de que solo estaba equivocada.
Pero mi peor pesadilla, esa en la cual nunca pensé en verla hecha realidad era real y no había nada que podía hacer para cambiarlo.
Tarde un tiempo muy largo en afrontar los hechos. Dentro de mi, no había nada, las ganas de levantarme por las mañanas, la ansiedad que sentía por leer un libro, y la sonrisa de mi rostro, habían desaparecido.
¿A que juego estaba jugando la vida con migo? ¿Que quería de mi?, ¿Porque yo?
Fuese cual fuese la respuesta necesitaba que se detuviera, no se si yo fuera capaz de soportar tanto dolor, esta opresión en mi pecho, me estaba perturbando.
No obstante tengo muy en claro, que todo lo que ocurre no es Voluntad de Dios, pero nada ocurrirá sin su permiso.

Ya dan dos meses del brutal adiós de mi madre. Todavía logro recordar que el primer mes no hable con nadie, (no porque no deseaba hacerlo, sino porque no conseguía hacerlo), era como si mi boca hubiese sido sellada con doble candado y hubiesen lanzado la única llave capaz de abrirlo al fondo del mar.
Me mantenía en mi cuarto con la esperanza de que ella volvería y me abrazara...Pero no lo hizo.

Mi padre supuso que lo mejor tanto para él como para mi era mudarnos, iniciar una vida vida, con nuevas personas, un nuevo lugar...un nuevo hogar.
Después de tres días de investigar distintos lugares, encontró uno al que llamo <<Perfecto>> y en cuestión de dos días viajábamos a el.
Nos mudamos a Jordania un lugar rodeado de naturaleza donde gobiernan reyes y reinas, donde en el corazón de sus residentes habitada el amor y la bondad. Todo parecía haber sido sacado de un cuento de hadas, donde todo terminaría con un final feliz.

Lo que no me esperaba, lo que ni tan si quiera me rondaba por la cabeza era de lo que me aguardaba allí. Una nueva fraternidad a la que asistir nuevos amigos a los que conocer, y sobre todo un chico que llego a tambalear mi vida, y a desordenarla mas de lo que ya estaba.
Pero de algo estoy segura y puedo asegurar confiadamente con una mano en mi corazón. Lo he escogido a el, porque ha descubierto mi punto débil, y ha sido el único capaz de calmar mi alma dolida. Lo he escogido a el, porque valía la pena, valían todos los riesgos, todo el sufrimiento y valían todas esas cosas que mi mente no se percataba que me hiban a aguardar en mi nueva fraternidad.