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Su ceño se encuentra muy fruncido, a penas acaba de llegar a la universidad y podía ver a su (aún no del todo) chico conversar amenamente con las chicas más pesadas del curso.

Hablar de ellas hasta le daría un dolor de cabeza y a Gyu tampoco le agradan, pero siempre están ahí llamando su atención.

Se acerca a pasos lentos y toquetea con su dedo índice varias veces el hombro ajeno, haciendo que la conversación que estuvieran teniendo sea interrumpida abruptamente.

El otro sujeto se voltea y ladea un poco la cabeza en señal de confusión, además de asombro.

¿Desde cuándo usa lentes?

Se despide de las chicas y por fin le dirige su atención, mientras parpadea varias veces en busca de alguna palabra o pregunta.

—Tonto, ¿qué haces hablando con ellas?-menciona algo enojado—Sabes que sólo buscan molestarme con eso.

Observa atento al más alto y ahora el está algo confundido, mientras da una rápida mirada a todo su cuerpo de pies a cabeza.

Ugh esa mala combinación, creo que ya no tiene más ropa nueva.

También logra notar que le alcanza en cuanto altura un poco más de lo que no debería, no recuerda a ver crecido en menos de un día.

—Perdona, sólo vinieron a preguntarme algo relacionado a la clase y la verdad no entendía—El más alto sonríe dulcemente—, hasta que me salvaste.

Ello provoca que Hao repita la misma acción sin evitar sentir un cosquilleo en su estómago, aunque nota que lleva sus dientes de leche de un tamaño más grande que antes.

Su voz es un poco más aguda que antes, seguramente acaba de tomar algo que ha dejado así su garganta. No lo puede asegurar, mas no dice nada.

Se abraza hacia su pecho, siente que el contrario está sorprendido y luego de un par de segundos corresponde al abrazo dando palmadas suaves en su espalda.

—¿Hoy saldremos por el helado que me prometiste?—cuestiona el extranjero, ilusionado.

Coloca un pequeño puchero en sus labios después de asegurarse que nadie haya visto eso más que él, no permitiría que el resto vea su lado embobado con este.

Una sonrisa incómoda obtiene en vez de una emocionada, colocándose rápidamente rígido y preocupado ante su cambio de humor.

—Hm no lo recuerdo perdón, pero podemos ir claro. Yo—Pasa la saliva duramente por su garganta—, ¿podrías soltarme? Ya es hora de irme a mi clase y no quiero llegar tarde.

Retira de inmediato sus brazos alrededor de su abdomen y no evita colocarse algo desanimado por el hecho de que parece que no está de buen humor, además de que lo quiere aparentemente lejos.

¿Habré pasado algo malo en su día?

—Sí disculpa, aún así Kim—Carraspea un poco antes de continuar, tomando coraje—, ¿puedes darme mi beso de buena suerte para empezar bien el día?

El beso que le daba era uno muy sutil como una pequeña pluma de un ave o una caricia, específicamente en su frente, además que para él simbolizaba un buen inicio de sus clases hasta que lo vuelva a ver y ahora, esperaba que al menos esta vez no se olvidara de darle uno.

—Uh, no estoy seguro—Disimula ello con una risa incómoda—. Yo en serio debo irme, nos vemos más tarde.

Su boca suelta un suspiro angustiado, debe darle espacio lo sabe y ni siquiera son pareja o mejor dicho oficializmente, simplemente llevan saliendo tres meses y pronto se cumplirían cuatro, pero no evita que su corazón se oprima de una forma que no le gusta.

✓ 𝗨 𝗮𝗿𝗲 𝗻𝗼𝘁 𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora