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Joaco salió de la bañera tan rápido como sus piecitos se lo permitieron, corrió al armario para tomar prendas de ropa y vestirse.
Emi llegaría en 10 minutos para llevarlo a comer afuera y él se había demorado mucho en la bañera. No había sido su culpa, sino de las burbujas que flotaban y él tenía la necesidad de reventarlas sólo para escuchar el leve poop.

Joaco era un bebé, pero era el bebé de Emi.

Se rocío de perfume y se acercó al espejo. Tomó el iluminador y lo pasó por sus pómulos muy delicadamente sólo para darles un ligero brillo que a su Alfa le encantaba. También tomó su labial color sandía y lo pasó por sus bonitos labios. Sonrío viéndose bonito en el espejo.

Su Alfa estaría feliz.

En las calles solían reírse de él. Pero poco le importaba eso al Omega, mientras que su Alfa estuviera feliz con el siendo él, todo estaría bien.

—Joaco, amor, ya llegué— llamó Emilio, entrando a la casa.

—mierda— gimió frustración el Omega al ver que aún no terminaba, no estaba seguro si la ropa era la adecuada —Hola, Alfa.

—Mmm— gimió Emilio mientras pasaba sus manos por la cintura del Omega. Frotando su rostro contra el cuello del chico para llenarse de su exquisito aroma. —Ya no deberíamos ir a comer.

—¿Porque no? ¿No me veo bonito?— preguntó Joaquín observandose nuevamente en el espejo.

—te ves demasiado bonito, Te ves apetitoso, no quiero que nadie te vea— Emilio mordió levemente el hombro de Joaquín —Mío— gruñó.
Joaquín rodó los ojos.

—soy tuyo, alfa— habló el Omega —pero dijiste que iríamos a comer afuera e iremos a comer afuera ,vamos.

—pero...

—no. Vamos a comer afuera— ordenó Joaquín.

—como quiera mi Omega precioso— soltó Emi, caminando hasta la salida.

Y así fue. Emilio condujo hasta el restaurante donde comieron a gusto, con el alfa gruñendoles a todos y un Joaquín disculpándose. Volvieron a casa a eso de la medianoche.

—te amo— suspiró joaco, como si estuviera contando un secreto.

—Te amo más—contestó Emilio.

—Mmm Alfa— Joaquín secreto contra Emilio tratando de obtener su aroma tan varonil y fuerte —Alfa...

—Sí, mi bebé. Aquí estoy

Caminaron hasta la habitación, donde Emilio lo tomo hasta que estuvo satisfecho y Joaquín lloriqueando por haberse corrido tres veces.

Baby [Emiliaco-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora