Acto I. ¿En vano?
No quería estar en aquella situación, honestamente prefería ser el centro de burlas de su hermano mayor a estar en aquel lugar en aquel instante, cualquier consecuencia que su imprudente forma de ser pudo ocasionar en el pasado no equiparaba ni de lejos la sensación de desasosiego que justo ahora estaba sintiendo. En su vida llegó a imaginar que desarrollaría ganas de morirse por algo que, según él creía, arruinaría todo.
—Me gustas –y así el joven Jaeger, con el corazón sintiéndolo en la garganta y con el pulso estridente, le confesó a su mejor amigo sus sentimientos.
Cierto es, que le dieron ganas de estar muerto ante el frívolo silencio de Armin, este al desviar la vista de su libro de historia universal se dirigió a su amigo con una expresión de confusión. Eren tragó duro, estaba tenso y las manos le sudaban, cada segundo le parecía eterno.
Fue inmensa su sorpresa cuando el joven Arlert se quitó sus audífonos.
—Disculpa Eren, no te escuché, ¿Dijiste algo?
Fue allí cuando sintió que el alma se le devolvía al cuerpo, pero de manera drástica cayó en cuenta que los sentimientos que sufrió con anterioridad fueron en vano, que manera tan asquerosa de pasar un mal susto. Armin siguió mirándole con atención y Eren sintió el rostro caliente ante tan hermosa mirada, las ganas que tenía de abrazarle y besarle no tenían medida; debía controlarse, tirar la toalla como el cobarde sentimental que era.
—No, no, yo acabo de llegar –se excusó, se agradeció mentalmente por no pensar en alguna estupidez que resultase peor que su fallida confesión.
—Ah, está bien. Por cierto, ¿Irás a la reunión en la casa de Historia? Nos ha invitado a todos los del grupo, de seguro será divertido –le sonrió emocionado, ningún ser humano sería capaz de no caer ante sus inocentes encantos.
—¿Así les llaman a las fiestas ahora? –Honestamente a él no le gustaba salir de casa ni las aglomeraciones de gente, mucho menos si se trataba de sus propios compañeros.
—Eren, por favor, dime que sí irás –esos condenados ojitos de deseo, Arlert abusaba de ellos cuando quería que las cosas fueran de su conveniencia.
Lleno de resignación, decidió asegurarle que sí iría a la dichosa reunión, pero no pudo negar que sintió su pecho cálido cuando presenció la expresión risueña de su amigo.
Acto II. ¿Por qué he venido?
Tuvo que admitir que la cosa no parecía estar tan mal, tal como Armin le había dicho solo estaban su grupo de compañeros, siendo supervisados por la hermana mayor de la anfitriona. La música estaba bastante bien, los bocadillos eran deliciosos y venían con hilarantes momentos de Sasha acaparando todo alimento que encontrara en su camino junto con Ymir mentándole la madre cuando la encontraba, las estupideces en el karaoke o en los juegos de baile lograban sacarle auténticas carcajadas al grupo.
Definitivamente era una buena reunión de compañeros de preparatoria, sobre todo cuando Armin le pedía amablemente participar en alguno de los juegos, pese a que por momentos llegaba a sentir una vergüenza que le provocaba abandonar el lugar se sentía más aliviado de hacer esas cosas con su amigo. Era divertido.
Cuando terminaron de bailar la coreografía de Crazy Little Thing Call Love tomaron asiento junto a Mikasa quien, a diferencia de los demás en la reunión, no se levantó del sofá en ningún momento y traía una expresión de pocos amigos que delataban que ella estaba allí por obligación.
—Me quiero ir –expresó mirando el techo.
—¿Y por qué viniste? –Preguntó Eren sin querer sonar ofensivo, por fortuna la joven Ackerman lo conocía lo suficientemente bien como para tolerar una que otra imprudencia de su parte.
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Lo que se cree fallido {Eremin}
FanfictionNo quería estar en aquella situación, cualquier consecuencia que su imprudente forma de ser pudo ocasionar en el pasado no equiparaba ni de lejos la sensación de desasosiego que justo ahora estaba sintiendo. "Me gustas" y así, con el corazón sintién...