- Sinopsis -

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Han Jisung tiene una vida ordinaria. O a lo que siempre han atinado a llamar normal.
A hacer que creas que es lo que deberías estar viviendo.
Incluso agradecer por ello.

No tiene queja.

Su trabajo de tiempo completo en las oficinas de publicidad y marketing centrales de la capital, misma que le hace recorrer en metro, y perder más de 50 minutos, toda la ciudad cada mañana y cada noche. La cual su padre tanto insistió en entrar a trabajar por su gran prestigio. Y cuyo sueldo desemboca en tener como hogar el estrecho cuarto piso de la red de edificios de la periferia urbana del barrido Hongdae, en el extremo occidental de Seúl. Más dos o tres necesidades básicas.

Sin problema alguno.

Tampoco es un desconsuelo que prefiera subsistir antes que volver a la casa de sus padres. Porque hay familias donde perpetra la ausencia de un miembro, o donde les falla el dinero pero no el fariseísmo.
Es un hecho, hay familias más rotas, o al menos, familias cuyos cortes no van dirigidos a él.

Se podía superar aún.

Y es que los 24 años de Jisung podían ser todo lo duros que quisieran.
Aunque no era para tanto, porque todo en la vida tiene su equilibrio.
Y ese contrapeso que servía de falaz armonía era el amor.
O todo lo que a Jisung le habían enseñado de joven sobre lo que el amor debía ser. Todo lo que sus novelas juveniles heterosexuales, siendo homosexual desde los quince, le habían adoctrinado.
Jisung era como las mujeres de sus historias de fogoso amor.
Él era el insuperable necesitado novio de Kim Dongyul. Era su pilar. Sus pies sobre la tierra. Su templanza ante los ataques de ira. La exclusiva razón para que su existir no pesara tanto. La sosegada playa donde rompían todas las olas cada vez más altas de su pareja. El punto de inflexión donde los puñetazos en la pared eran sustituidos por sus masajes de nudillos sangrantes.
Jisung era el único que podía cambiarlo, lo sabía, porque el amor era más fuerte y el resto del mundo que incomprendía a su Dongyul no entendía que solo Jisung podía cambiarlo a mejor.
Porque eso es el amor.

Por eso paniqueaba tanto ante la indiferencia de su pareja los últimos meses. No entendía qué hacía mal si estaba siempre en primera línea de fuego cada vez que su novio le necesitaba.

Pero en fin, aunque su relación tambalease, más que ser un mástil con futuro certero. Nada de eso importaba porque, al menos, tenía el consuelo de los tontos, y Jisung bien sabía que no era el único en esto, sin ir más lejos, sus propios compañeros de trabajo, con los que por suerte tan buenas risas había compartido de vez en cuando, lo pasaban igual o peor que él, sobre todo su compañero de plantilla Minho, de vida semejante.

Y es que,

¿qué le podría enseñar el pobre desgraciado de Lee Minho en una noche de desliz que el propio Jisung no viviera en sus propias carnes?

I SHOULD LOVE MYSELF   {Minsung's fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora