Capítulo 32

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Samantha

Comienzo a percibir los ruidos a mi alrededor y los recuerdos me golpean fuertemente. Daniel, es lo primero que viene a mi mente, no abro mis ojos, sé que voy en un auto y sé que todo lo que está pasando no es un sueño.

Él auto se detiene, abren una puerta y alguien me toma en brazos, aprieto mi mano en un puño y lo elevo conectándolo con el ojo de la persona que me sostiene, este me suelta y caigo directo al suelo, apoyándome de mis manos y rodillas. Mi mano duele por el golpe y me levanto con dificultad, él hombre se sigue quejando.

Corre.

Miro en todas las direcciones y el hombre se recupera, me acerco a él y rápidamente le doy una patada en la entrepierna. Sabía que ver películas de acción me serviría de algo. Él grita preso del dolor y corro. Percibo el ruido de más autos acercándose y me desespero.

Corro, no sé dónde ir, por donde sea van a encontrarme y la desesperación me invade. Siento como los autos frenan bruscamente, me van a alcanzar, giro mi rostro y Alex corre hacia mí, sin darme cuenta tropiezo y caigo de golpe al suelo, mis palmas arden por el impacto. Intento levantarme.

—Quieta.

Me levanto lentamente, él no quita el arma de mi nuca y comienzo a temblar.

—No quiero hacer esto por las malas, princesa.

Lo miro con todo el odio que se puede sentir por alguien, sujeta mi antebrazo y me arrastra de vuelta al lugar. Él hombre que golpe me aniquila con la mirada y le doy una sonrisa.

—Lárguense—Dice él a sus hombres.

Ellos asienten y se suben al auto largándose de ahí, solo quedamos los dos y un sujeto que sale de la bodega que hasta ahora veo.

—Todo está listo, señor.

Él se apresura conmigo dentro, intento soltarme, pero aprieta su agarre y me apunta.

—Nos divertiremos esta noche.

Sus palabras me producen asco y aprieto los puños. De nada me sirve hacerme la fuerte y se lo que sus palabras significan, mis ojos se humedecen, esto es todo lo que falta para que acaben conmigo de una vez, no soportare lo que él va a hacer conmigo. Me empuja dentro de una habitación y las imágenes se reproducen como una película de terror.

Cierra la puerta y corro al otro lado de la habitación, él suspira.

—¡Aléjate de mí!

—La pasaras bien, Sami.

Mi nombre en sus labios me da arcadas y mi vista se nubla por las lágrimas.

—Déjame ir, por favor.

—Te dejare ir cuando acabe contigo.

Camina hacia mi e intento irme, pero sujeta mi cabello tirando de él, mi espalda se estrella en su pecho y rodea mi cintura dando besos en mi cuello, empujo mi cabeza hacia tras logrando darle un cabezazo que me deja en libertad por segundos, ya que me sujeta nuevamente esta vez sujetándome del cuello y haciendo presión.

—No me obligues a dormirte—Susurra—Quiero oírte gritar.

Me lanza a la cama y cuando intento levantarme toma mi tobillo ubicándome bajo su cuerpo, su mano aprieta mi cuello y con sus piernas me inmoviliza, con la otra mano saca el arma de su cintura y la pasea por mi rostro, baja con ella por mi cuello, mi abdomen y luego la deja a un lado. Levanta mi polera. Cierro mis ojos, él rostro de Daniel es lo que veo. No sé de dónde saco fuerzas, pero levanto mi pierna estrellándola es su estómago, se retuerce del dolor y me levanto, intento tomar el arma, pero es más rápido.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora