¿Hacemos Gatitos y Lobitos?

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Cuando era pequeño, cada sábado mi padre me llevaba a lo alto de la colina para ver cómo el pueblo seguía trabajando y se movía. Ahora, es mi costumbre el seguir yendo para descansar de una larga semana de estudios y trabajo. Siempre vengo con alguna golosina o sándwiches, me siento a la raíz de un gran árbol y me recargo en el tronco de éste. En un determinado momento, cuando no me doy cuenta o me hago el distraído, llega un lindo gatito anaranjadito, que siempre se cuela entre mis piernas, siempre restregándoseme en forma cariñosa y mirándome coqueto.

Su nombre es KiBum, es muy lindo y coqueto de humano, siempre queriendo y llamando la atención de todos. Siempre coincidimos en venir aquí y se duerme un rato entre mis piernas. Yo nunca lo he acariciado ni tocado con mis manos, sólo de momentos lo observo.

Me da curiosidad que siempre llega conmigo en su forma gatuna, bueno, sólo una vez llegó en su forma humana, de hecho, fue la primera vez que nos encontramos aquí. Él venía subiendo, pensaba que no me había visto ya que venía con la mirada fija en la vereda, pero me asombró cuando caminó hasta donde yo y se sentó junto a mí. Yo no acostumbro hablarle en ninguna parte porque no me siento ¿Cómo decirlo? ¿A su altura? Así que sólo me limité a mirar hacia el frente fingiendo que observaba el pueblo, pero de reojo le observaba a él. También miraba el pueblo. Se me pararon los vellitos del cuello cuando de a poco se recargó en la extensión de mi brazo y posó su cabeza en mi hombro mirándome de lleno. Me ponía nervioso el que me mirara de esa forma tan fija y concentrada, mas el sentir el rose de su cola junto a la mía. Sus orejas se movían gracioso, atentas a cualquier sonido que yo emitiera. Luego de un rato hubo un brillo y se transformó en gato, de un brinco entro al hueco que hacían mis piernas al estar sentando tipo posición Flor de loto. Se había echado sobre mis piernas estirándose enseñándome su panza blanca, estirando sus patillas hacia arriba y mirándome juguetón. Pero no lo acaricié si era lo que quería. Al empezar a oscurecer volvió a brincar pero ahora fuera de mis piernas, me miró con superioridad y comenzó a caminar orgulloso meneando la cola suavemente de vuelta al pueblo. Yo me quedé ahí otro rato.

De aquel día, él siempre viene como gato y se restriega en mí. Nunca pensé que le molestaría o importara. Sinceramente yo me sentía algo inferior a él. Su familia no era de las ricas, pero tampoco era de las pobres. Su padre tenía una tienda de comida que poco a poco se fue expandiendo, por lo tanto, pues tienen sus lujos. Yo no, yo tengo que trabajar para pagar mi universidad. Trabajo de medio tiempo como mesero en una de sus tiendas, también por ello me siento algo inferior. Él era el menor de todos sus hermanos, aunque ellos también eran lindos, pero él era el menor, el único rubio y caprichoso, por ende era el consentido de la familia. Yo, por otro lado, era el mayor, tengo hermanas y hermanos, tengo que trabajar también para ellos. No me quejo porque los quiero micho y no quiero que les falte nada.

Como sea.

Hoy él estaba extraño. En cuanto llegó se metió entre mis piernas y se quedó hechado de costado mirándome sin hacer nada más. Ni siquiera ronroneaba como siempre y apenas movía la cola. Pensé que estaba enfermo. Pero no dije nada y continué comiendo mi sándwich. Cuando acabé me recargué del tronco cerrando los ojos y recargando las manos en el pasto tras mi trasero. Respiré profundo relajándome, el tenerle entre mis piernas me hace sentir... extraño.

Me sorprendí al dejar de sentir su calidez entre mis piernas, supuse que por fin se había aburrido de mi y se iría, estaba por abrir los ojos para verle marchar, cuando sentí sus garritas en mi vientre, por fin los abrí -más que nada porque me dolió- y le ví comenzar a echarse en mi estómago empezando a brillar transformándose en humano. Ya en ésta forma me rodeó el cuello con sus brazos, la cintura con sus piernas y su cabeza la recostó en mi hombro. No estaba desnudo, tenía una playera blanca algo holgada y unos pantalones de mezclilla negros.

¿Hacemos Gatitos y Lobitos? (JongKeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora