30 Días Para Recuperarte #2

Día 4

Día 4: ¿Una cita?

POV Marinette

Accedí a acompañar a Adrien hoy para comprar las cosas que faltaban en su departamento cuando me lo preguntó luego de que llegué de la universidad. Así que aquí estábamos, en la segunda tienda de nuestra travesía de compras eligiendo las cosas para su cama. Habíamos preguntado a Nino, Alya y Sarah si podían acompañarnos, pero Nino debía preparar algunas mezclas para su turno de esta noche en el club, Alya debía hacerse cargo de sus hermanas y esta vez Nora no podía salvarla; y Sarah... bueno ella solo no contestó nuestras llamadas, así que supusimos que debería estar ocupada, aunque me dejó algo inquieta 

Debo admitir que esto me emocionaba un poco, me recordaba a cuando me mudé y también tuve que pasar por esto de comprar las cosas faltantes. Claro que fueron muchas menos cosas que en este caso, es decir, yo me llevé algunas cosas de la casa de mis padres, como las cosas de mi antigua habitación o un poco de vajilla que me obsequió mamá, pero en cambio Adrien se mudó sin tener nada de esas cosas. Él había vivido los últimos años en alojamientos donde ya tenias absolutamente todo lo que necesitaba, es por eso que la lista que hice en mi mente sobre las cosas que él podría necesitar era tan grande 

A pesar de que su rostro se encontraba bastante cubierto debido al gorro de lana y la bufanda, solo dejando al descubierto sus ojos, pude notar por sus ojos como él también parecía emocionado por esto

Cuando terminamos de comprar en esa tienda, nos apresuramos a salir para así ir a la siguiente. Dejamos las bolsas en el portaequipaje del auto y luego me dirigí hacia la puerta del copiloto para abrirla, pero Adrien me detuvo y fue él quien la abrió para luego indicarme con su mano libre que entrara. Lo miré con los ojos bien abiertos y pestañando repetidas veces, era la primera vez que lo hacia y admito que me tomo por sorpresa. Entré luego de observarlo por unos segundos, él cerró la puerta y rodeo el vehículo para entrar en el asiento del piloto, mientras que bajaba su bufanda dejando al descubierto su nariz y boca

—¿Por qué tanta caballerosidad? —Inquirí alzando una ceja 

—Creí que seria un lindo gesto —Admitió rascando su nuca mientras esbozaba una sonrisa nerviosa —De hecho, no lo había pensado antes, solo fue algo que se me ocurrió cuando estábamos en la cola para pagar las cosas

—Eso explica porqué te quedaste callado por unos instantes cuando estábamos ahí. Y yo que pensé que mi anécdota sobre como la hermana de Alya una vez me lanzó un pollo asado en la cara te había aburrido —Reí al recordar a ese pollo volador 

—No podrías aburrirme —Aseguró, sonriéndome —Solo fue que de la nada se me vino esa idea a la cabeza, pero creo que no debí hacerlo —Su mirada decayó al instante —Por tu reacción, tal vez creíste que fue extraño y algo anticuado, perdón 

—Por supuesto que no —Me apresuré a contradecirle agitando las manos delante de mi —No fue nada de eso, solo me sorprendió. De hecho, si fue un gesto bastante lindo, no te preocupes 

—Que alivio —Suspiró llevando una mano a su pecho —¿Vamos a la siguiente tienda? —Inquirió dirigiéndome la mirada nuevamente, yo asentí con la cabeza —¿Dónde queda?

—Aquí, mira —Dije, y escribí la dirección en el GPS del auto

—Perfecto, parece que esta cerca — Dijo viendo la pequeña pantalla

Quise colocarme también el cinturón de seguridad, pero no pude, parecía estar atascado. Comencé a jalarlo con más fuerza, pero seguía sin conseguirlo

—No puedo —Murmuré, sintiéndome un poco avergonzada 

—¿Se atascó? —Inquirió, yo asentí sin mirarlo ¿Y si lo rompí? —Que extraño, eso nuca había pasado. Déjame ayudarte —Sentí como se inclinaba un poco sobre mi para tomar el cinturón y jalarlo, aunque parecía que también le estaba costando un poco. Levanté un poco la cabeza y abrí grandes mis ojos al darme cuenta de la gran cercanía entre nuestros rostros, sentía su cálida respiración chocar con la mía y eso me provoco un escalofrió. Él pareció percatarse, porque bajó su mirada chocando con la mía