-¡¿Dónde rayos están los cámaras!?
-Están dando otras noticias fuera de la zona.
-Para una vez que tenemos un incendio en un edificio de la ciudad, no tenemos quien haga el documental. ¡Qué rabia!Literalmente no parecía un gran alboroto, pero de solo estar ahí una persona en esa central de estudio de producción, se notaba la tensión total. Todos los empleados estaban alarmados y casi estresados. Debían de preparar los materiales de grabación para que se los llevara alguien a la escena del suceso.
-¡Llama a Dídac!
-¿Seguro?
-No tenemos elección. Dijo que ya había grabado tomas de riesgo. Podría ser nuestra última oportunidad.
-... Vale, ahora le llamo por su teléfono. Ha de estar en el furgón de material.
-Date prisa, dentro de poco llegarán los bomberos y podrían apagar las llamas en cuestión de minutos.El jefe de empresa y su ayudante acabaron la conversación. Debía de ser así para que avisara con tiempo a su único camarógrafo disponible. Sólo podían depender de él, ya que los demás se encontraban haciendo otros trabajos para la cadena de televisión.
-¿Dídac?
-Sí. ¿Qué sucede?
-Tienes que ir a la Avenida Sierra. Seguro que ves el humo por el cielo mientras te vas acercando. Has de meterte en el edificio y grabar desde la azotea hasta el portal. No queremos cortes ni efectos de fundido. Has de tener la cámara lista para grabar en tiempo real. ¿Entendido?
-De acuerdo.
-Llévate a Gerard, a lo mejor él puede distraer a los federales para que te puedas colar. ¡Venga!
-No se preocupe. Cambio y corto.Mientras Gerard conducía hacia donde les habían indicado, Dídac preparaba el material. Debía de poner a su cámara la batería mejor cargada, ya que debía de grabar toda la acción que se proponían. Era una situación extrema de peligro, pero el jefe había prometido un puesto fijo en la cadena para quien pudiese grabar "Foc: sobreviviendo en un incendio", el nuevo documental que causaría sensación y grandes índices de audiencia.
Aunque Dídac era consciente de las consecuencias que podría tener dicho riego, no le asustaba la muerte.-Vaya, si que está nublado.
-¡¿Qué dices?! Eso es humo saliendo del edificio... -Dijo Dídac, tal y como le habían comentado que sucedería.Llegaron aterrorizados al ver semejante edificio de trece plantas, totalmente llameante y chisposo. Incontrolable y arrasado en llamas.
Aparcaron tras una gran muchedumbre que eran simples espectadores de la catástrofe. Pero además, si no fuera por los federales que estaban alejando a la gente, y los médicos de urgencias ayudando a los heridos, Dídac y Gerard nunca hubiesen pasado desapercibidos.-¿Cómo se supone que voy a meterme? Hay demasiada gente, y tarde o temprano llegarán los bomberos.
-¡Mira! –Dijo Gerard, señalando el edificio abandonado, continuo izquierdo, el cual todavía no se encontraba en llamas.
Pensaron en que Dídac podría subir a la azotea del edificio abandonado y así empezar a grabar en el edificio en llamas tal y como le habían indicado. Pero debían de tener cuidado, ya que si alguien les veía, perderían la ocasión... Y quién sabe hasta cuándo podría volver a aparecer un incendio, sabiendo que es algo que no mucha gente quiere que suceda.-¿Tienes la cámara lista?
-Sí.
-Bien, yo iré a hablar con los policías que están en la entrada, para que no te puedan ver. ¡Suerte!Dídac fue de forma cautelosa detrás de su socio, mientras se movían rodeando a toda la gente que estaba encandilada con el gran edificio rojo vivo. Apenas hacían caso a los federales. No querían apartarse del gran coloso en llamas, al igual que los jóvenes camarógrafos. No les costó mucho engañarlos, tenían la gran ayuda de la muchedumbre, que no hacían más que poner nerviosos a cualquiera. Debían de alejarles del edificio hasta que llegarán los bomberos.
En unos pocos segundos mientras Gerard ejecutaba el plan acordado de distracción, Dídac pudo derribar la puerta del edificio abandonado con unas tres patadas.
Casi como un rayo fue subiendo las escaleras de cada planta con la cámara colgando en su espalda, guardada en una mochila. Debía de apresurarse. Deseaba con todas sus ganas conseguir aquél puesto. Y sabiendo que era el único camarógrafo disponible, nada hacía que dudase sobre si sería capaz de conseguirlo. Aunque claro, alguna pequeña parte de él, temía que pasase algo grave en el incendio. Pero estaba preparado para aquello.
ESTÁS LEYENDO
LA NADA
General FictionUn individuo sin nombre despierta en un páramo hinóspito y extenso. Una especie de habitación de color blanco que parece tener un tamaño infinito. Poblado de inmenso vacío, y de las respuestas que le harán recordar quién fue y qué hizo para acabar e...