Capítulo 4: Desgracias

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15 de febrero del año 1965
Mansión Riddle, Pequeño Hangleton, Inglaterra

Tom y yo acabábamos de volver de nuestra cita de San Valentín. Él me llevó a Muscú y nos pasamos todo el día visitando la ciudad y por la noche disfrutando en la cama.
¡Y tanto que lo disfrutamos!
Después del nacimiento de Cadmus no tuvimos la oportunidad de pasar mucho tiempo a solas.

Cadmus estaba en la Mansión Riddle, nuestros Mortífagos más leales le estaban cuidando.

No estaba muy segura de que esas fueran las mejores personas con las que dejar a cargo de Cadmus pero por lo menos mi mejor amiga Diana y su esposo Tiresias estaban ahí también.

Por primera vez en años me relajé y disfruté del momento.

Al volver a la mansión casi me entró un infarto. Estaba todo destrozado, los sillones, las mesas, todo.

Había gente tirada en el suelo pero no me molesté en verificar si estaban vivos. Habían tanto Mortífagos como Aurores y miembros de la Orden del Fénix pero ellos no me importaban, lo único que yo quería saber era si Cadmus estaban bien.

A mi lado vi a un Tom muy furioso y preocupado y ambos fuimos corriendo hacia la habitación de Cadmus a revisar que estaba bien pero lo que vi me rompió el corazón.

Diana estaba tirada en el suelo sin vida junto al cadáver de su marido y Cadmus estaba en su cuna sin moverse. Por un segundo pensé que tal vez solo estaba durmiendo pero cuando fui a revisar su pulso, mis sospechas se aclararon. Él estaba muerto, mi precioso bebé estaba muerto.

Me rompí a llorar y mi mundo se derrumbó.

Tom, aunque no quisiera mostrarlo, estaba destrozado también. Un hijo, una familia era todo lo que queríamos y eso se nos fue arrebatado. Incluso Tom estaba dispuesto a terminar la guerra si fuera necesario para que Cadmus estuviera a salvo pero eso ya no sería posible porque ya no había más Cadmus.

Sentí que todo estaba perdido y así pasé unas semanas. Lo único que quería era desquitarme con alguien y así lo hice. De hecho, los siguientes meses fueron los más sangrientos de toda la guerra, la tasa de muerte subió un 84%.

Yo en realidad no había participado mucho en la guerra, solo había ayudado a Tom a planear pero la pérdida de mi hijo trastornó mi mente y comencé a tomar parte en las batallas.

27 de julio del año 1965
Sala de pociones de la Mansión Riddle, Pequeño Hangleton, Inglaterra

No había dormido en semanas, necesitaba traer a mi bebé de vuelta, lo necesitaba.

Tom se había ido a una reunión con unas familias sangrepuras y seguramente no volvería hasta tarde.

Tenía que hacer la cena pero necesitaba descansar.

Cansada me dirigí hacia el depósito de pociones para tomar una que me ayudara a dormir tranquilamente pero algo ocurrió, docenas de personas irrumpieron en la habitación. No tuve tiempo siquiera para sacar mi varita para defenderme cuando me lanzaron un Desmaius y con mi mala suerte, tropecé y caí encima de un par de pociones sin acabar.

....

....

Todo era raro, se suponía que debería de estar inconsciente pero no lo estaba.

No podía abrir los ojos pero podía sentir un escalofrío recorriendo mi espalda y una voz susurrando mi nombre.

... Lyra... Lyra.... Lyra...

- ¡¡Cállate!! - le grité - ¿Quién eres?

~ .....

- ¿Cómo que yo?

~ Yo soy tú, soy la peor parte de tí.....

Mientras tanto en el despacho del Ministro de Magia Británico.....

P.O.V del ministro

- Señor, hemos capturado a esta mujer en el hogar de el-que-no-debe-ser-nombrado. ¿Qué hacemos con ella? Parece loca - dijo la aurora McLaggen y ella tenía razon, mi aspecto no era el mejor en ese momento.

- Métanla en la sala de interrogatorios. Avísenme cuando despierte, hablaré personalmente con ella - ordené.

- ¡¡Cállate!! - escuché a la extraña mujer gritar cuando se la llevaron a fuera.
Me pregunto quién será. Su cara me resultaba familiar.

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Nota de autora:
En este libro la Primera Guerra Mágica empieza en el año 1960 en vez del 1970 del canon.

Lyra Black: El Regreso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora