Caída

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Como ya estaba en segundo de primaria, me matricularon en un colegio nacional que era enorme, 10 veces más grande que mi colegio anterior.

El primer día de clases estaba nerviosa, tenía miedo porque habían muchos alumnos, en mi antiguo colegio habían 12 mientras que ahí habían como 30 niños.

A mi lado se sentó una niña de cabello negro y piel blanca, usaba una cola de caballo y una vincha blanca, como todavía no llegaba la profesora, ella me comenzó a hablar, su nombre era Angie, me preguntó de dónde era, cuántos años tenía, se sorprendió cuando le dije que tenía 6 años porque todos ahí tenían o iban a cumplir 7, yo ya los había cumplido.

Llegó la profesora y fue como una escena de la novela Carrusel, todos nos enamoramos de ella, me gustaba su cabello castaño alborotado en rulos, y era tan dulce con nosotros.

Como me sentaba al lado de Angie, nos convertimos en amigas, íbamos juntas a todos lados: a la cafetería, a la sala de cómputo, al bloque donde estaban los de secundaria.

Una vez hicimos una clase sobre las profesiones, así que salimos del colegio en hora de clases a recorrer todo el distrito con la profesora: fuimos a la comisaría, a la estación de bomberos, al hospital, a la biblioteca, a la municipalidad; estuvo divertido entrar a todos esos lugares y terminamos en el parque, jugando en los columpios.

Pensé que Angie sería igual que Rosa, pero no.

A mitad de año llegó una alumna transferida, se llamaba Jessica, se sentó al lado de Angie y en unos minutos ya eran amigas, todo lo que hacíamos nosotras lo hacía con ella, me quedaba sola porque yo hablaba solo cuando estaba Angie, no conocía mucho a mis compañeros del salón.

Hubo un día en que la profesora dijo que hiciéramos un trabajo en grupos, ellas hicieron un grupo junto con otras niñas, yo no sabía con quien hacer, la profesora se dió cuenta y me puso con un niño que era uno de los más malcriados del salón.

Yo desde los 5 años era gorda, salí de la anemia pero no como yo hubiera querido, ese niño cuando vio que me estaba sentando junto a él, dijo de manera despectiva: "Yo no quiero estar al lado de esa gorda", me dolió mucho oír eso y traté de no llorar, la profesora le empezó a regañar, lo único que yo oía era que ese niño decía: "Pero no quiero estar junto a esa gorda fea, que se largue".

Todos mis compañeros estaban callados y seguía el espectáculo, al final la profesora me hizo sentar en ese grupo pero no cerca de él, todo esto me había dado como un shock, estaba muy triste e impotente por la mierda de día que llevaba, tenía ganas de gritar y llorar ahí mismo, todo fue tan rápido que me enfermó y vomité.

Me regresaron a mi casa, no sé que habrán dicho mis compañeros cuando todo mi vómito estaba sobre las carpetas y ni me interesaba saberlo, sentí que me desmayaba y no escuché si dijeron algo sobre mi.

Empezaba a ver que la vida no es 100% bonita como lo imaginaba.

Mi amiga y mi no tan amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora