♡| pulled by a red thread

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JiMin despertó asustado en medio de la noche, el invierno azotaba con vestigas de viento que ponían a temblar las hojas de los árboles. Soltó un suspiro cansado y se restregó el rostro.

Hace un par de semanas había encontrado a su media naranja o persona ideal, como sea que le llamaban; había sido tan extraño sentir como si un hilo invisible jalaba de su dedo meñique para atraerlo hacia un lugar en específico, y él siguió el movimiento como si de un robot se tratase, su corazón latía furiosamente y pareció subirle hasta la garganta cuando lo dirigió hacia una vieja casa donde parecían vender cosas antiguas.

De primera vista le pareció un sitio agradable y por un momento olvidó la fuerza invisible jalando de su dedo, no le prestó atención y se conformó en analizar el gatito de mármol que permanecía exhibido en una de las estanterías, le había llamado tanto la atención que incluso palmeó sus bolsillos vacíos con esperanza de encontrar algún billete que le sirviera para comprarlo. Pero fue cuando uno de los, al parecer trabajadores del lugar, se le acercó que el hilo volvió a jalar duramente de su dedo. Jadeo bajito y subió su mirada.

Frente a él, con el rostro contraído en aburrimiento, se encontraba un chico de tez pálida y cabello azabache. Parpadeo un segundo y sonrió.

—¿Lo comprarás? —preguntó y su mirada volvió a irse hacia el gatito que sus dedos picaban por tocar.

—Uh, no, no llevo dinero conmigo.

El chico pareció bufar una maldición y terminó alejándose, pero no había dado ni siquiera tres pasos cuando un golpe jaló de él, deteniendolo e impidiendo que se alejase más.

JiMin tragó saliva cuando su mente le recordó que en algún momento todos encontraban a su media naranja, ya fuera de niños o viejos, no había nadie que no lo encontrara. Y había leído tantas veces sobre ello que estar viviendolo casi lo sacaba de quicio.

—Tú... —susurró el pelinegro y su cuerpo tembló.

—Lo lamento, —interrumpió, haciendo una reverencia torpe y huyendo de la mirada que se había posado en él- quizás vuelva después por el gatito.

Y estuvo tan cerca de huir, con sus piernas moviéndose rápido y la respiración acelerándose, pero no logró correr porque pronto una mano lo detuvo de su muñeca, y el agarre fue tan extraño que llenó de electricidad cada célula de su cuerpo.

¿Era esa sensación de la que tanto le habían hablado de pequeño, esa que sentiría cuando tuviera a su media naranja de frente?

—Tú... —murmuró el desconocido y su cuerpo volvió a sufrir de un especie de choque— ¿Lo notaste?

Volteó su rostro lentamente, cuidadoso y a la vez temeroso de la realidad. Su madre le había hablado de que no tuviese miedo cuando conociera a esa persona, después de todo su otra mitad nunca le haría daño y sólo querría su bienestar.

JiMin siempre dudó de tal cosa, ¿cómo podía suceder eso si siquiera se conocían?. Para él el amor a primera vista, el amor espontáneo con tu mitad, no existía. No podía existir.

—Si, mhm, es algo que pasa —rió nervioso— ¿no crees?

El pelinegro le miró de pies a cabeza, quizás analizando su rostro o juzgandole, y por un momento se arrepintió de haber usado sus zapatos favoritos, esos que estaban empezando a tener un orificio en el costado debido a su constante uso. Sus mejillas se encendieron inevitablemente.

—¿Cómo te llamas? —preguntó y JiMin le miró a través de sus pestañas.

—J-JiMin —respondió inseguro.

El chico asintió murmurando su nombre y cuando JiMin pensó que diría algo más, éste sólo soltó su muñeca para luego alejarse a paso lento.

Sus labios se abrieron impresionado, ¿No le diría algo más?

My half orange ; YoonMin/윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora