Dejaría todo... [Erick Brian Colón]

• CAPÍTULO 17 •

Olivia

Me levanto al sonar mi alarma, voy a la ducha, dejo correr el agua caliente por todo mi cuerpo enjabonándolo. Luego de una ducha seco mi cuerpo y me visto con unos pantalones de chandal y una polera de tiritas.

Preparo el hervidor y pongo un poco de pan en el tostador mientras espero a que los demás se despierten y se levanten. Voy a mi cuarto e intento despertar amis pequeños, quienes a los minutos abren sus preciosos ojos y se levantan.

Les ayudo a vestirse, primero parto con Leah, unas claras negras junto con sus zapatillas y una polera multicolor oversize mientras que, por otro lado, Louis se viste con unos pantalones de chandal y una polera negro junto a sus zapatillas.

Han sido días de locos, junto a la pareja y mis niños hemos guardado todas y cada una de las pertenencias hasta la nueva casa, miles de cajas con libros, ropa, vasos, platos, restos de la alacena, entre otras cosas más.

Volvemos a la cocina a terminar de preparar el desayuno, el agua ya hirvió así que sirvo en las tazas el agua y la solución de leche de los niños, me preparo un té y luego con el pan tostado lo cubro con manteca y se los entrego a mis niños que ya están sentados en la mesa. La pareja se une a la mesa luego de bañarse y obviamente vestirse, se preparan su desayuno y se sientan con nosotros para comer.

Lavamos los trastes y comenzamos a trabajar, Mike trajo su caja de herramientas para poder desarmar las camas y cunas para poder trasladarlas de manera más fácil y cómoda. Le encargo a los niños que guarden todos sus juguetes en las cajas que les entrego y así ayudarnos con la mudanza, Dani y yo avanzaremos con lo de la cocina para terminar pronto.

Con las camas desarmadas y todas nuestras pertenencias dentro de cajas llamamos al chico que nos ayudará a mover los muebles. Tan solo diez minutos más tarde, Alexander junto a sus dos cargadores George y Charlie tocan el timbre de nuestra casa y los invitamos a pasar.

Los chicos comienzan a trasladar hasta el camión cada una de nuestras pertenencias, Dani los acompañaría en el camión mientras los niños, Mike y yo iríamos en el auto atrás de ellos. Cuando el reloj marcó las una y media de la tarde por fin hemos terminado de bajar y guardar todas las cajas dentro del camión y ahora nos dirigiríamos a la casa.

Veinte minutos de traslado después, estamos estacionando a las afueras de la casa de la pareja, ajamos de los vehículos y comenzamos a mover las cajas al interior de la casa. Mientras todos se movían de aquí para allá con nuestras pertenencias, aproveche el tiempo y llamé a una pizzería cerca de aquí que hace delivery y sus comidas son excelentes. Les encargué tres pizzas familiares, una gaseosa grande y unos palitos de ajo, la chica que me atendió me aseguró que dentro de veinte minutos mi comida estará en la puerta de mi casa. Terminado de hacer el pedido, voy a chequear el camión y revisar que no falte nada más, quedan tan sólo un par de cajas así que espero que la comida no tarde en llegar.

En tan sólo diez minutos terminamos de bajar cada una de las cajas del camión y llevarlas al interior de la casa, por suerte tan sólo cinco minutos después el repartidor tocó el timbre, corrí a abrir topándome de frente con las cajas de pizza. Pregunté cuánto era el valor, el chico me entregó la boleta y le entregué el valor acordado además de la propina para el chico, me entrega las pizzas y se despide. Cierro la puerta y camino en dirección a la cocina con las cajas de pizza entre mis brazos.

Oli: ¡ya llegó la comida! - grito para  que todos escuchen y se acerquen al comedor.

Dejo la pizza en la cocina, la corta en trozos y saco los vasos de la alacena, llevo todo a la mesa que ya tenía puesto el mantel y los individuales, ubico en el centro la pizza ya cortada y les entrego a todos platos y servilletas. Entrego a cada uno de los presentes un trozo de pizza que no tardan en devorar, sirvo en los vasos la gaseosa que trajeron y nos sentamos todos a disfrutar de la comida.