12. Explícate

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La noche que había pasado Samantha no se la deseaba a nadie, ni siquiera a su peor enemigo. Sabía que si las cosas habían acabado con Carlos era por ella, pero eso no lo hacía más sencillo. La gente que decía que quien acababa una relación no lo pasaba mal, no tenía ni idea de lo que hablaba. Era duro, claro que era duro, tomar una decisión así no era sencillo y la culpa que conllevaba tampoco era fácil de manejar.

No habría dormido más de un par de horas, estuvo dándole vueltas una y otra vez a todo lo que había pasado en las últimas horas. Recordaba haber llorado y haber pasado horas en videollamada con Maialen. Su amiga no pudo hacer más que darle la razón, ella también creía que lo correcto era terminar y que ambos tuvieran la oportunidad de hacer su vida como realmente querían. Escuchar eso, en parte, reconfortó a Samantha y alivió un poco el peso que sentía.

Y, de repente, le vino algo a la mente que tenía totalmente olvidado: había quedado con Eva esa misma tarde. Si antes no tenía ganas, ahora tenía incluso menos. Se preparó algo rápido de comer, realmente no tenía demasiada hambre y, antes de lo que le hubiera gustado, llegó la hora acordada.

- Hola. –saludó Eva cuando llegó a su puerta.

- Hola. –le devolvió el saludo como si fuera un acto reflejo porque no le estaba prestando la atención que debería.

- ¿Puedo pasar? –preguntó la gallega cuando vio que Samantha no tenía intención de ofrecerle entrar.

- Sí, claro pasa, perdona. –respondió apartándose rápidamente y cerrando la puerta tras la chica.

- ¿Estás bien? –quiso saber porque no le había pasado desapercibida la mala cara que tenía la valenciana.

- Sí, solo es un mal día... -mintió porque no tenía ganas de darle explicaciones. - ¿Quieres tomar algo?

- Si te apetece podríamos tomarnos una cerveza. -le propuso.

- Vale, ahora vengo.

Le indicó a la chica que se sentara en el sofá que tenía en el salón y desapareció para ir a la nevera a por ese par de cervezas. Unos minutos después ya estaba de vuelta y se sentó junto a ella mientras le entregaba una de las cervezas.

- ¿Te acuerdas de todas las tardes que pasamos así? –soltó la gallega de repente.

- Claro que me acuerdo, Eva. No fui yo la que se olvidó de todo. –lo dijo sin pensar, quizá con algo de rencor, pero tenía todo el derecho del mundo a estar enfadada.

- Lo sé, quiero disculparme por todo. Supongo que ya sabes parte de la historia y no estoy nada orgullosa de lo que he hecho.

- Sí, algo he oído y no me puedo creer que hayas sido capaz de hacer algo así.

- Sé que no tengo perdón, aun así, me gustaría poder explicarte lo que pasó. –pidió la chica.

- Adelante. –aceptó Samantha. –Explícate.

- A veces las cosas no son tan bonitas como nos las pintan. Yo pensaba que mudarme y trabajar en Los Ángeles iba a ser una de las mejores experiencias de mi vida. –empezó a explicarle.

- Pero no lo fue. –adivinó la rubia.

- No, no lo fue. –le confirmó. –Intentaron llevar mi carrera por un camino que a mí no me gustaba, pero en aquel entonces no me atrevía a opinar por miedo a las consecuencias. Empecé a dudar de mi misma y de todo mi trabajo. Necesitaba a mi familia, a mis amigos, pero estabais a kilómetros de distancia.

- Aun así, deberías haber dicho algo, te habríamos apoyado...

- No quería preocupar a nadie cuando ninguno podía hacer nada por mí. Estuve tentada de decírselo a Hugo muchísimas veces, pero no hubiera servido de nada, así que me apoyé en Flavio. Era la única persona conocida que tenía allí y que podía llamar familia. Él era el único que realmente sabía por lo que estaba pasando.

Difícil de olvidar  • Flamantha • 《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora