La vida y el tiempo

Capítulo uno

En multimedia pueden escuchar champagne problems de Taylor Swift

***

¿Recordaras cuando solo nos importaban las notas al final del semestre? ¿O cuando ganamos el campeonato de arte? A veces olvidaba tu recuerdo pero habían días en los que no podía sacarte de mis pensamientos. Tu rostro decepcionado cuando me viste con Fernando pensando que te engañaban. Pero jamás pude decirte que él solo me estaba ayudando a organizar nuestro segundo aniversario de noviazgo.

Nuestras vidas ya están separadas, me gustaría verte de nuevo para aclarar las cosas...

—¡Mamá! Mira, ha iniciado tu película favorita en el canal nueve. ¿No quieres verla? —estaba distraída y solo afirme sin saber que estaba aceptando.

—¿Qué es lo que veremos Amelia?

—"Flores en la ciudad", ¿acaso esa no es tu preferida, o me he equivocado?

—Oh... en realidad no tengo muchas ganas de verla hoy Lia.

—¿Por qué no? Si cada película donde aparezca Gael Bernal te emociona muchísimo verlas. —Gael es la misma persona en la que menos quiero pensar.

—Estoy muy cansada, iré a dormir. Cuando llegue Esteban le dices que su comida esta en el microondas —beso su frente y subo las escaleras a mi habitación.

Veo a la noche hacerse amanecer, no dormí nada y gire por el colchón. Totalmente cansada me ducho, mi serenidad es como un caballo manso que en el fondo desea ser libre. Tener la mente llena de tantas cosas es agotador.

Hoy es domingo, y como todos los fines de semana mis hijos se encuentran conmigo. Las madres divorciadas suelen pasar el mayor tiempo que pueden con sus hijos, y eso es lo que intento hacer. Los llevo conmigo alguna de mis cafeterías para desayunar y aprovechar el tiempo en trabajar sin perderme de una mañana con ellos.

Tomo las llaves de mi auto y toco sus habitaciones para preguntar si están listos. Como todos los adolescentes tardan más de lo esperado arreglando su apariencia, cuando están listos los veo subir con emoción al auto. Aunque no me lo dicen tan seguido, ellos aman ir a la cafetería que se encuentra en la zona Diamante, una muy exclusiva. Ese local es diferente a los otros, con elegancia esta decorado su interior y la fachada. Cerca de ahí también se encuentran hermosos jardines donde Amelia siempre le pide a Esteban que le tome fotografías para subirlas a su Instagram.

—Chicos, hoy estaré un poco más ocupada que siempre. No me quedaré mucho tiempo desayunando con ustedes, tengo asuntos que resolver.

—¿Cómo cuáles? —pregunta Esteban mirándome con sus ojos grisáceos.

—Cómo la renovación de la cafetería.

—¿¡Vas a tumbar el edificio!? —gritan los dos. Rió por su inocencia.

—Dije "renovar" no "derrumbar". Eso quiere decir que quitaré los muebles por unos mejores y la pintura, —contestaron con un "oh, era eso".

Hablamos por los veinte minutos que estuvimos en la carretera. Geraldine me recibió con facturas y papeleo pendientes. Algo frustrada le dije que eso sería más tarde y ahora las únicas personalidades excéntricas que escucharé son las de mis hijos. Pedí unos waffles con kiwi, las mesas estaban vacías porque todavía no es hora de abrir.

Después de terminar mi plato me levanto y me disculpo con los chicos prometiendo terminar rápido. Los dejó en la mesa donde todavía conversan animados. Abro la puerta de la oficina y ahí el olor a postres es nulo, huele a cítricos. Enciendo el computador para comenzar a hacer el presupuesto de la remodelación. Pasa una hora y escuchó como llaman a mi celular, el identificador de llamadas marca "Lia ♡". No me da tiempo de preguntarle porque me llama, ya que tocan la puerta.