Prólogo

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El recorrido se hace eterno, cuando aceptó ir personalmente a incursionar en lo ocurrido no esperó que al llegar lo recibiera un panorama de horror, lúgubre y asqueroso.

El camino aparte de ser agotador, fue tranquilo y sin ningún inconveniente de por medio, se podía sentir la fuerte brisa chocando en sus rostros, sacudiendo sus cabellos y refrescando las anatomías cubiertas por los pesados uniformes militares. El galope y relinchar de los caballos junto a la melodía que desprenden los bosques a los alrededores es más que suficiente para hacer un viaje en completa calma.

El pueblo al que fue enviado se encontraba en las afueras de la región Sur, dominios pertenecientes a la Monarquía Principal, la tropa iba dirigida personalmente por el General de Ejército Jeon, miembro de la Familia Real.

Llegando al sitio encomendado los recibió un profundo silencio, las calles se encontraban imperturbables, una atmósfera escalofriante cubría el poblado, a pesar de ello si observabas en dirección a las casas se podía apreciar a sus habitantes asomados por rendijas, sin duda alguna el ser humano es cotilla y chismoso por naturaleza, viven del rumor y el cuento, tanto como necesitan del oxígeno para respirar.

Avanzaron por los trillos hasta la plaza del poblado siendo recibidos por guardias y oficiales frente a un circo ambulante, el General Jeon detiene la marcha y baja de su corcel cuando un oficial se acerca.

—¡Alteza! —Exclama haciendo una reverencia.

—¿Qué respuestas han adquirido en base a los hechos? —Pregunta directamente sin inmutarse al accionar del contrario.

—Lo sentimos, no hay respuestas claras, nadie sabe qué ha pasado exactamente, los pueblerinos solo han mencionado que el ambiente ha sido extraño desde la llegada del circo. — Responde con seguridad, no dejando ver lo afectado que se encuentra ante semejante aura dominante perteneciente al hombre frente suyo.

—Busquen respuestas claras por todo el pueblo, mínimo detalle desde la llegada de este circo, es significativo. — Comenta ante el nada satisfactor avance. —Si es necesario tumben puertas, todos tienen que testificar, nadie puede negarse.

Ordenó dividirse para un mayor avance en la investigación. Con algunos de sus hombres se dirigió a la carpa, cuando le hablaron anteriormente de los hechos se pudo percatar que nadie ahondaba en el tema, ahora siendo testigo de los resultados dentro del circo puede decir con seguridad que todo lo dicho con anterioridad habían sido simples adjetivos vacíos frente a dicha vista.
Asqueroso, ¿cómo el ser humano puede llegar a ser tan despreciable?, no había explicación dentro de la lógica y el juicio de una persona para dar respuesta a semejante acto tan atroz.

Al dirigir las escuadras, ordeno que sacaran los cuerpos fallecidos fuera de la carpa para que sus familiares los reclamaran dándoles santa sepultura, y a los abandonados echarlos a una fosa común, ahora ponía en duda que alguien fuera capaz de reconocer a esos cuerpos desperdigados por todo el suelo y gradas.

Irreconocibles, así se veían, acaso animales salvajes se adentraron al lugar, porque definitivamente debieron tener un hambre desaforada ¿Cómo es posible que de pronto las personas retrocedieran en la evolución? ¿existía el canibalismo en estos tiempos? Porque estaba claro que muchos de esos cuerpos se habían estado devorando entre ellos, aún quedaban restos de piel y sangre ajena colgando de sus mandíbulas, los rostros desgarrados a mordidas y arañazos, extremidades faltantes, al parecer la mutilación estaba tomando fama; pero eso no era todo, se podía observar la clara obra de suicidios, era en masa, no cree que haya algún sobreviviente, sería un milagro, o quizás un culpable. De todas las edades, niños, jóvenes, hombres y ancianos, todo personal interesado en obras como el arte circense, era repugnante dedicar tiempo a observar lo ocurrido, pero el General ya estaba curado contra espanto, aunque nunca haya visto tal escenario sin escrúpulos.

Definitivamente cuando encontrara al creador de ese nuevo movimiento artístico, innovador, le daría un premio y retribuiría en cierta medida lo que hizo con su esfuerzo. Deseaba saber y conocer lo que pasaba por la mente del autor, quizás un muy retorcido mundo, encontrar al dueño de semejante don tan destructivo.

En su recorrido por el lugar detallando las condiciones, viendo todos los artefactos rotos y desperdigados por todas partes, los trapecios caídos, otros con figuras ya no vivas guindadas, enganchadas y apuñaladas, quien diría que todos esos aparatos servían para dichos actos sangrientos y enfermos.

Enfermo, así se sentía, había tropezado con algo a sus pies cayendo sobre el cuerpo de un niño con los brazos mutilados, una pierna desgarrada a lo que parecían ser mordidas y la mitad del rostro como si hubiera sido reventada de un fuerte golpe, talvez contra el suelo en que se encontraba, ahora mismo maldecía en sus adentros, él no quería tocar esas aberraciones, salió de sus cavilaciones al escuchar un gemido lastimero, se puso en pie para tener una mejor visión de donde venía el sonido, lo encontró a unos cinco cuerpos amontonados, o bueno, lo que quedaba de estos, quizás unos tres y medio.

Se encaminó en dicha dirección observando una silueta cubierta por un trapo que solía ser de colores, ahora cubierto de mugre, removió la figura destapándola, dejando ver el cuerpo tembloroso de un chico bastante joven, estaba lleno de cortadas y marcas, al parecer no salió tan inmune, pero ahora viendo que había un sobreviviente en medio de semejante masacre, no dejaba de ser el principal sospechoso.

—Una lástima que alguien tan joven se vea envuelto en dicha situación… bonito, cuando despiertes habrás deseado haber muerto en el acto, porque conociéndome, ni siquiera habrás deseado haber nacido. — susurra siendo percibido solo por ellos y esos cuerpos sin vida.

Toma en brazos al sujeto sintiendo su piel helada y cuerpo tembloroso. Salió de la carpa en dirección a su corcel dando órdenes de informar todo avance cuanto antes en palacio, estaría esperando por ello en los siguientes tres días, único plazo posible para un hombre tan demandante.

Monta en su caballo acomodando al cuerpo del chico entre sus piernas, sosteniendo su abdomen con una mano estando este recostado en su pecho, mientras dirige al caballo con su otro brazo.

El cuerpo sobre él no paraba de sufrir escalofríos, se encontraba en un incesante llanto y susurros, definitivamente la vuelta no sería igual a la ida, dos hombres de su guardia lo seguían por detrás, estos no percibían todas las palabras dichas por el chico en sus brazos, sin embargo, no dejaban de ser escuchadas atentamente por el General Jeon. Él sabía que no iba a encontrar respuestas en aquel pueblo cuando encontró un sobreviviente, tenía claro que todo lo que estaba buscando y pondría fin a sus dudas se encontraba entre sus piernas, repitiendo constantemente Minie… Dile Minie.

 Él sabía que no iba a encontrar respuestas en aquel pueblo cuando encontró un sobreviviente, tenía claro que todo lo que estaba buscando y pondría fin a sus dudas se encontraba entre sus piernas, repitiendo constantemente Minie… Dile Minie

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NicteNeftis

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2021 ⏰

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