La semana pasó volando y ya estamos de nuevo a un viernes, aunque no pasó una semana exacta se sintió como un mes.
Os explico, el lunes empecé a clases a un Instituto cercano, me toca cursar el último año de Bachillerato.
Luego de eso y de juntarme más con las únicas personas que conocía empecé a tener un ciclo amistoso más grande. El lunes me sentía que estaba avanzando al vacío que sentía por irme de mi país y haber dejado a la que creía el amor de mi vida.
Todo iba bien... Hasta que llegó el martes.
No dormí nada y volví a sentirme vacía, como si necesitara del abrazo de Clarke. Era un vacío penetrante y doloroso.
El miércoles me la pasé llorando, tanto que ni fui a clase. Lisandra o como ella quería que la llamaran, Lisa, se quedó conmigo todo el día.
Resulta que esa niña no era tan borde ni tan presuntuosa como parecía. Lisa era un terrón de azúcar. Vestía muy diferente a como era y se sentía bien tenerla como una amiga.El jueves, o sea ayer, no me sentí tan mal, puesto que después de clase Héctor y Michelle me llevaron a un café a estudiar.
Y hoy es viernes. Las 7 de la mañana, a punto de levantarme para ir a clase.
-¡Gabi!-la voz dulce de mi tía se asoma por mi habitación levantándome de verdad.
Me ducho, me pongo la ropa interior y miro mi armario sin una pizca de gracia.
-Wooow, he visto más energía en otras personas.
Aparece Héctor y me mira de arriba a abajo. ¡Ah! Antes de que os asustéis, Héctor es gay.
-Venga querida, ya mismo hay que ir a clase.
-Elígeme la ropa -miro a mi primo haciendo puchero- no tengo imaginación.
-Que vaga eres por favor -me río y mira mi armario-.
Saca de él una camiseta de tirantes negra junto a unos jeans azules.
-Me gusta ver tu lado "masculino".
-No sabía que llevar tejanos y tirantes era masculino.
-¿A como te vistes? Sí, lo es.
Rodeo los ojos y me pongo la camiseta de tirantes y los jeans.
-Hoy nos vamos de fiesta. Le prometí a tus papás que te iba a hacer olvidarte de Clar... no sé qué. Y lo voy a hacer.
-Clarke, se llama Clarke, y dudo que una fiesta sea lo más indicado para una persona como yo.
-Sí, sí, como se llame. El caso, ¿por qué no quieres ir?
-Mmm... -arreglo mi armario desordenado y me acuerdo de la última vez que bebí alcohol y vomité delante de la popular de mi Instituto- tengo mis razones.
-Oh venga Gabriella Stuart, no puedes no ir.
-Sí puedo, y ya lo he decidido.
-Tú te lo has buscado, perra -me mira y empieza a hacerme cosquillas-.
-Oh no, ¡para! -me río entre sus brazos a pleno pulmón- Vale, está bien, iré, pero no beberé nada de alcohol.
-Trato hecho muñeca. -sonríe y sale de mi habitación no sin antes- y venga o no llegamos.
Vuelvo a rodear los ojos y bajo para desayunar. Desayuno, agarro la mochila y vamos al Instituto que está a dos calles de nuestra casa.
En el camino nos encontramos a Michelle y a Lisa. Aunque me lleve genial con las hermanas echo de menos mirar de reojo a la cara perfecta de Sara, aunque es muy obvio que no la veremos porque va a la Universidad. Llegamos al Instituto y cada uno se va a su bachillerato, Lisandra se va al social, Michelle y Héctor al escénico y yo... Yo voy al humanístico.Entro en la clase de griego que aún no ha llegado el profesor y me siento junto a mi compañera Amy.
-Hola, Amy.
-Hey Gabriella, ¿lista para tu primera clase de griego?
-¿Es muy difícil?
-Nop, lo que debe más o menos quedarte en la cabeza es el alfabeto.
Entra el profesor Lorenzo y me mira.
-Tú eres la nueva, ¿verdad?
-Sí -suelto con un español muy poco trabajado.
-¿Hablas español?
-Sólo un... Poco.
-Está bien. Amy, ya le dirás.
-Sí, profesor Lorenzo.
-Vale, vamos a hacer un repaso del alfabeto para vuestra nueva compañera. ¿Alguien me puede decir cómo se llama la A?
Una chica pelirroja levanta la mano.
-Se llama Alpha.
-¿Y la B?
-Beta.
Apunto lo que debo y pasa la clase. El timbre suena y así todas las clases hasta que llega la hora de salir.
En la salida me despido de Amy y veo a Sara de fondo que me saluda con la chaqueta colgando en su hombro recibiendo muchas miradas de chicas curiosas. Me mira y me hace una seña para que la acompañe.-¿Qué haces aquí?
-¿No lo ves, nena? Vengo a recogerte.
-Pero me iba a ir con Héctor.
-Héctor se necesitaba ir y me ha avisado que cuando saliera de la uni te recogiera y aquí estoy, yo cumplo mi palabra -me da un toque en la frente y sigue caminando-.
Camino intentando pillarle el ritmo y caminamos por dos minutos en completo silencio.
-¿Cómo has estado con la ruptura?
-Mejor no hablemos. Echo de menos a Clarke.
Me mira alzando una ceja.
-No sé si he hecho lo correcto.
-¿El qué? ¿Dejar a esa? No lo creo, creo que ha sido la mejor decisión que has podido tomar, linda.
Suspiro mirando al suelo y noto su mano agarrando con seguridad la mía.
-Tú te mereces más.
Mi mente se ofusca y mis latidos se aceleran. Me sonrojo y le sonrío y caminamos así, agarradas de la mano hasta llegar a mi casa donde me suelta rápidamente la mano.
-Bueno, la princesa ya llegó al castillo, este príncipe se retira.
Me hace un gesto con la cabeza y se gira pero me quedo parada y grito:
-¡Quédate conmigo!
Se gira hacia mí. Sus ojos negros penetrando mis castaños ojos.
-¿Quedarme?
-Ven a pasar el rato conmigo, podemos hacer muchas cosas.
Se acerca a mí y le agarro la mano abriendo la puerta y entrando.
-Adelante, príncipe.
-Oh, gracias, princesa -hace una reverencia riendo y entra-.
Me río cerrando la puerta.
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¡Bueno! Pues aquí os lo traje para ustedes. Espero que os haya gustado, últimamente mi humor está un poco bajo y como que escribir me llena, entonces espero que le deis mucho amor como yo lo he dado escribiendolo jeje.
¡Hasta el próximo capítulo!
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Me quiero a mí.
RomanceGabriella, 17 años de edad, chica amable y estudiosa, nacida en Washington DC. Familia perfecta y adinerada, una novia estupenda... Espera ¿qué? Su vida era perfecta hasta que algo la llevó a mudarse con sus tíos, donde aprenderá a quererse ante tod...