Capítulo 29

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El ruido de la sirena de la ambulancia hace que Denisa sienta pavor hacia Sara, un miedo corre por todo su organismo llegándose a sentirse tan incapaz de poder ayudar a esa pobre mujer. A su lado se encuentra Zaira que no deja de derramar sus grandes lágrimas en su pequeña carita por el dolor de ver a su mamá así.

Llegan al hospital, Sara es atendida inmediatamente por varios médicos, la espera se hace eterna, Denisa abraza todo lo fuerte que puede a Zaira hasta que llega Carol su vecina y amiga.

-—Hola tú eres Denisa ¿Verdad? —le dice esa mujer que la visto con Sara estos días.

-—Si, soy yo mucho gusto.

-—Encantada soy Carol, Zaira abraza a Carol, — ésta la sienta en su regazo a su vez mira con ojos desafiantes a Denisa.

-—Señora se puede saber que le hecho yo para que me mire así, me está incomodando.

-— Nada, disculpe. Entiendo que nada  es casualidad y usted va pagar  el plato roto de ese mal nacido de Dorkas, el muy cabrón lo he llamado y no contesta, no, si bien sabe huir de los problemas.
Cuando venía aquí a pasar el rato con Sara que buena era Sara, cuando quedó embarazada y le diagnosticaron el cáncer huyó como lo que es un cobarde desgracio inútil.

-— Señora le pediría que parase de hablar así de mi padre. Sí, Argus Dorkas es mi padre, y antes que comience a echar pestes por su sana boca, tengo que decirle que yo no sabía nada, ha sido el destino que se ha encargado que yo me encontrara con Sara y supiera lo que mi padre ha hecho.

-—Tú..—se levanta Carol dejando a la niña en el suelo. — ¿ Tú eres la hija de ese desgraciado?

— Sí y disculpe pero ya le dicho que deje de juzgarme no me conoce.

-—No la voy a juzgar, Sara me a hablado maravillas de usted, pero ella sabe que...

-—Si hoy mismo se lo he contado, cuando he visto una foto de mi padre, le vuelvo a jurar que yo no sabia nada.

-—¿Y  piensa hacer lo mismo que su padre?

-— No señora, yo no soy una cobarde y si mi padre se equivocó esta niña ni su madre van a estar desamparadas, yo me haré cargo de ellas, de hecho cuando Sara se recupere se vendrá a vivir conmigo a nuestra casa donde hace años mi padre se las debería de haber llevado.

-— Anda Zaira toma un euro y ves a por un refresco.-—Le dice Carol a la pequeña para que no escuche la conversación.

-— Denisa se ve que eres muy buena y con tus palabras me has convencido, eres mucho mejor que el capullo de tú padre, pero sabes tan bien como yo que Sara tiene...dios mio..los días contados.

-— Lo sé Carol, y no sabes como me apena, sobre todo Zaira, yo se lo que es vivir sin una madre.

-— Es difícil, Denisa lo pasas muy mal.

— Exactamente.  Pero sabes Carol he pensado que me voy hacerme cargo de ella, haré que mi padre la reconozca como su hija, quiero que tenga todo lo que yo tuve.

-¡¡Ay Denisa!! Qué buena que eres — se dan un abrazo entre lágrimas, hasta que escuchan una voz de un médico que les cuenta lo que realmente está ocurriendo con Sara.

Tras unos cristales Carol agarra de la mano a Zaira, Denisa se encuentra dentro de la habitación agarrando la mano de Sara, ésta hace un pequeño movimiento de cabeza, clava sus ojos miel en esos ojos azules.

—-Denisa —intenta decir sin apenas aliento

-— Shusss, por favor Sara no hables-—las lágrimas comienzan a liberarse en el rostro de la pelirroja.

No me Juzgues, Ponte en mi lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora