Hannah:
¿He dicho que odio los días lunes? Bueno, vuelvo a decirlo. Odio el maldito lunes con mi vida entera, así como odio levantarme temprano.
Segunda semana de mi último año, aquí vamos.
Me levanto con dificultad y me dirijo al baño con los ojos aun medio cerrados. Me quito la ropa y me meto en la ducha, lavo mi cabello con rapidez y luego mi cuerpo. Al terminar miro mi reflejo en el espejo, unas ojeras notorias provocan que haga una mueca mientras cepillo mis dientes.
No pude dormir muy bien por culpa del imbécil de Noah.
«¿Qué es lo qué te pasa, Hannah? Olvídate de ello, solo fue sexo».
Otra razón para odiar este día: me llego el periodo, tampones vengan a mí.
Me pongo unos jeans y una camiseta negra, lo combino con una chaqueta de mezclilla verde y unas zapatillas. Amarro mi cabello en un moño y me aplico maquillaje para ocultar mi insomnio. Tomo mi mochila y mi celular para luego bajar las escaleras.Como todas las mañanas mi padre y Josh están comiendo su desayuno. Tomo una tostada y le doy una mordida para luego beber de mi café.
—Hoy iré a ver el nuevo local con Mason —le informo a papá—. No sé a qué hora llegare.
—¿Quién te trajo anoche? —curiosea mi hermano.
—Mason —respondo cortante—. Ahora debo irme.
Mi padre frunce el ceño.
—¿No desayunaras?
—Comeré algo en la escuela —miento.
Me despido de ambos y salgo de la casa. Me siento en la acera mientras espero a que mi mejor amigo pase por mí. Comienzo a revisar mis redes sociales, no hay nada interesante. A los minutos escucho el motor de un auto, levanto la vista y veo a Mason. Me subo rápidamente y beso su mejilla.
—Hoy veremos a los tortolitos —dice con diversión—. Es raro ver a Lily a Zed juntos, ¿no lo crees?
—Algo así, todos pensábamos que se odiaban —me encojo de hombros—. Estoy muy feliz por ellos, se les ve bien.
—Algún día nosotros encontraremos esa felicidad también, a cada uno le llega en distintos momentos.
Me remuevo en mi asiento, a pesar de llevar un tampón siento que estoy manchando todo a mi paso.
Odio ser mujer, odio los cólicos, y odio los malditos tampones.
¿Por qué nos tiene que pasar esto? Es una maldita tortura.
—Quiero chocolate —mascullo, irritada.
—Luego te comprare uno, tranquila.
Entrecierro los ojos en su dirección cuando suelta una carcajada.
Llegamos al instituto y me bajo de mal humor, ni siquiera sé porque ando así solo sé que ando molesta. Me cuesta un poco caminar; quiero un guatero, mi cama y comida. Y tal vez que me regaloneen.
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Corazón Frío (Pausada)
Novela Juvenil«¿Quién dijo que un corazón frío no podia amar?» Ella tiene el corazón frío como el hielo a modo de protección. Él tiene el corazón roto por traumas familiares, pero lo disimula a la perfección. Ambos luchan a diario con sus propios demonios, por de...