Hipo [YunSang]

Epílogo

—Joven Kang—Me sobresalte en mi lugar ante el repentino llamado de la profesora, WooYoung a mi lado se rió y con disimuló y amor le enseñé el dedo de en medio.

—¿Si, señorita Lee?

—Lo buscan fuera—WooYoung y yo nos vimos extrañados y agradecí a la par que me levantaba y dejaba mi lápiz en el escritorio.

Por si las dudas me arreglé el cabello y abrí la puerta, encontrando a un repartidor con un gran ramo de margaritas.

—¿Kang YeoSang?—Asentí una vez más y el señor me dio aquel ramo junto a la tarjeta—Tenga buen día.—Y se fue.

Pero antes, les resumo.

Después de aquello tan maravilloso que YunHo y yo tuvimos la mañana anterior, estuvimos todo el día dándonos cariñitos y no voy a negarlo, me le insinúe varias veces, jeje, pero whatever, el chiste es que toda la tarde de ayer fui consentido y cogido.

Tome la tarjeta que estaba puesta de una forma linda y sonreí como un bobo.

"Recordé ayer tu pequeña obsesión por las margaritas y quise darte un detalle, te amo♡"
—Yuyu

Sip, sin duda es mi chico, su horrible y poco legible caligrafía es inconfundible.

Guarde aquella nota y abrí la puerta del salón, recibiendo las miradas asombradas de todos y yo solo pude sonreír con orgullo. Quería reír porque hasta mi maestra me veía asombrada y también algunas compañeras me veían con celos, pero yo no tengo la culpa de que sus novios no les manden flores.

—Pues para quejarse constantemente de que no tiene dinero, me sorprende bastante que hoy te mandara flores.

WooYoung me dijo bajo, mientras el ramo de margaritas estaba acomodado de forma sutil en mi escritorio y nos tapaba un poco ambos.

—A mi igual, pero es muy lindo.—Después de eso seguí tratando de adivinar como resolver los pergaminos de álgebra, mientras que mi mejor amigo al lado garabateaba en su libreta.

Lo envidiaba en esos momentos, el bastardo era bueno en todo lo que tenía que ver con números y había acabado el trabajo a tiempo pero como es un malvado, ni siquiera quiso explicarme como hacer estos ejercicios y ahora estaba quemándome la cabeza para saber el resultado de esta ecuación tan rara y complicada como WooYoung cuando tiene hambre.

—Ayúdame, por favor, voy a llorar si no me ayudas.

—Llora, por mi no hay problema—El infeliz dijo bostezando y mi mejor forma de vengarme fue metiendo un borrador en su boca. Se quejo en alto por mi pequeña travesura y la señorita Lee le llamo la atención, haciendo que me riera bajito y siguiera con esos ejercicios difíciles.

[...]

El timbre anuncio que ya podíamos ir a almorzar y descansar de las primeras tres horas de sufrimiento en esa prisión, digo, escuela. WooYoung a mi lado iba quejándose por todo, como era costumbre y yo solo fingía escucharlo mientras seguía viendo mi ramo y sonriendo como un bobo, pero no me culpen, nadie me había regalado flores y este detalle era sumamente lindo.

Pero antes de entrar a la  cafetería, recordé que debía recoger unos libros en mi casillero y con mucha flojera, tuve que regresar, avisándole al dramático de mi amigo que lo alcanzaría después y que me comprara pollo frito, por eso amo los viernes. No voy a negar que se siente raro pero lindo ser el centro de atención por traer un ramo gigante de margaritas y una sonrisa como si te acabaran de dar el mejor sexo de tu vida.