➥𝑎𝑠 𝑡𝘩𝑒 𝑤𝑜𝑟𝑙𝑑 𝑐𝑎𝑣𝑒𝑠 𝑖𝑛

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─¡Lo hicimos!─pronuncio Akutagawa cayendo junto con el albino al frío piso manchado de sangre─Vencimos, Jinko─habló de nuevo mientras posaba su vista en los rayos de sol que se ocultaban en el horizonte, sin duda era un hermoso panorama el que veían sus orbes grisáceos, su última noche vivos mientras la Tierra se desplomaba.

Estaba hecho un desastre completamente, el cuerpo lo sentía arder por haber usado a Rashomon como armadura y realizar aquella rara combinación con el hombre tigre. Sin contar las múltiples heridas que se extendían a lo largo de su anatomía.

─Jinko, estoy muriendo. Puedo sentirlo─Era totalmente consciente de lo que el destino tenía preparado para él, su débil ser no iba a soportar por mucho tiempo y si lo hacía moriría de igual manera, el botón había sido presionado y no había vuelta atrás.

─Jin-Atsushi, vamos a morir─dijo por primera vez su nombre de pila. No quería admitirlo pero tenia miedo, estaba aterrado. No queria morir, ¿quién en sus cinco sentidos querría? Solo Dazai, el cual ya había muerto y no por mano propia, una muerte efímera y dolorosa justo como le disgustaba tanto a aquel castaño y junto a el le había seguido su superior Chuuya, orillado a usar la Corrupcion sin tener a alguien que lo detuviese, fue totalmente consumido por su propia habilidad destruyendo sus músculos y huesos.

La realidad era que habían sido derrotados, la Port Mafia y la Agencia quedaron reducidas a cenizas y junto a ellas todos sus integrantes. Fueron cayendo uno a uno por el enemigo.
Aún podía recordar como habían tomado a la ligera a aquella persona sin caer en cuenta de lo que podía suceder. Fueron ingenuos, todos ellos y ahora estaban muertos.

La misión de terminar con el enemigo recayó en ellos dos, al ser los últimos en quedar de pie. Y lo habían logrado, pelearon hasta acabarlo pero sin darse cuenta se arrastraban a la extinción con cada golpe que proporcionaban.

Una bomba estallaría y no había forma de detenerla.
Los periódicos dirían que es el fin del mundo y no estarían lejos de la verdad. No sabía cuánto tiempo quedaría pero no había mejor manera de morir que luchar hasta el final.

Nos iremos con todo el estilo, peleando hasta el último instante, ¿no lo crees?─habló de nuevo─Atsushi, eres tú con quien me recuesto aquí, con quien le doy la bienvenida a la muerte─agregó observando el cielo teñirse de un azul profundo─La noche está cayendo, se puede ver las estrellas con claridad, ¿no son hermosas?─no espero por ninguna respuesta y agregó:

─Ahora, mientras la bomba estalla me gustaría profesar aquello que he negado a más no poder.

─Te odio por hacerme sentir algo además de odio, te odio por ser más fuerte que yo, odio tu actitud positiva que me hacia desear ser mejor, odio tu sonrisa por no ser el causante de ellas, odio tus horribles ojos por enredarme en ellos y quererme hacer poner de rodillas ante ti.

─Odio que no pude detener lo que empecé a sentir.

─Jin-Nakajima Atsushi, me interese y caí enamorado de ti─termino por confesar, sintiendo su corazón ser liberado de una opresión invisible.

─¿Atsushi?─llamó sin escuchar respuesta alguna.─¿Por que no respondes?─preguntó aún sin recibir nada devuelta.

Con toda la fuerza que le quedaba en aquel débil saco de carne y hueso, giró su cuerpo a la derecha para ver el porque de la falta de respuestas por parte del albino.

Examinó sus rostro manchado de sangre en su mayoría, a esos ojos heterocromáticos sin el brillo que los caracterizaba. Bajo su vista hasta el pecho del albino en donde se podía ver las heridas causadas por la pelea, espero y espero el inexistente movimiento de respiración, afinó el oído y aguardó por esa inhalación que jamás llegó.

Se acerco más al cuerpo inerte del chico, tomó su cara entre sus manos mientras intentaba quitar las manchas de sangre, analizó su rostro intentando grabar cada una de sus facciones para llevárselas consigo a la tumba.
Después agarro la ahora fría mano y beso el dorso de esta.

─Hasta en esto me haz ganado, Jinko─volvió a recostarse en el suelo sosteniendo aún la mano del albino─Tal vez debí decirlo hace mucho y no mientras el mundo se derrumba─solto un quejido parecido a una risa mientras lágrimas saladas caían por sus mejillas.

Cerró sus ojos y dijo:

Buenas noches, amor mío.

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▸𝖺𝗌 𝗍𝗁𝖾 𝗐𝗈𝗋𝗅𝖽 𝖼𝖺𝗏𝖾𝗌 𝗂𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora