Andy y sus aventuras

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La única oportunidad que tiene Andy para disfrutar de tiempo libre – que son los únicos minutos del día escolar en los que no se la pasa con una polla entre las nalgas – es un poco antes de la hora del almuerzo. No es una tarea fácil inventarse una excusa diaria para ir a los baños para masturbarse. Sobre todo, porque después debe encontrar el tiempo suficiente para almorzar. Tiene que ser rápido.

Ese día entra tan descuidadamente en los baños de chicas para hacerse su paja diaria, que no se asegura de que no haya moros en la costa. Ya se encuentra dentro del cubículo, sentado en el inodoro, cuando escucha unas voces distorsionadas viniendo del retrete que está a su lado. Se da cuenta de que no se encuentra a solas y se queda muy quieto.

-Oh, no, yo…- Es la voz de una chica, se escucha suave y avergonzada.- Me estoy guardando para el matrimonio. Lo siento mucho, eres muy guapo y me encantaría estar contigo, pero…

-No te preocupes,- Andy se siente sorprendido al escuchar la voz de un chico. Y no se trata de cualquier chico; reconoce la voz de Marcus, el primer alumno con quien había follado. El que había echado a andar toda la situación. Al parecer, seguía utilizando sus viejos trucos.- Podemos hacer otra cosa,- ronronea Marcus desde el otro cubículo.- Algo que se sentirá igual de bien, pero que conservará tu virginidad…

Hay una pausa y después se escucha el sonido afilado de una cachetada.

-¡¿Cómo te atreves?!- grita la chica con un sonido agudo y ofendido. La puerta del cubículo aledaño se abre de golpe. Bien por ella, piensa Andy y espera silenciosamente hasta que escucha que sus pasos se dirigen hacia la salida. Unos segundos después, la puerta del baño se abre y se cierra indicando que los intrusos se han marchado. Andy deja escapar un suspiro de alivio.

Al parecer Marcus no ha aprendido su lección. Andy deja escapar una risita. ¿Por qué habría de hacerlo? Era claro que había obtenido todo lo que quería de la mayoría de sus compañeras. Si tan sólo más chicas golpearan su bonita cara después de sus pervertidas propuestas, quizás así aprendería a ser más circunspecto.

Andy remueve ciegamente una mano dentro de su mochila y saca la pequeña llave que lleva guardada ahí. Más que una llave se trata de un pequeño cilindro de metal con formas intrincadas. Se levanta la falda a través de los muslos, se baja las bragas hasta las rodillas y agarra el miembro enjaulado con una mano. Toda la mañana ha estado escurriendo preseminal por la cogida que había tenido con señor Ramiel antes de iniciar las clases.

Llevan ya varias semanas follando; se ha convertido en una rutina que el profesor lo recoja todas mañanas en su motocicleta, que se encierren en su oficina y que le penetre sobre su escritorio. Últimamente se había vuelto más atrevido y había comenzado a acariciar los pechos a través del sostén, y en más de una ocasión había tratado de meter su mano por el frente de las bragas del adolescente. Andy tiene el presentimiento de que el profesor está a punto de descubrir su secreto. Pero hasta el momento, parece que no tiene idea de que en realidad es un chico.

Andy abre la cerradura de la pequeña jaula y permite que su miembro sea libre con un suspiro de alivio. Inmediatamente tiene una erección y comienza a masturbarse, mordiendo su labio inferior ante la sensación de placer.

-Pero que interesante giro ha dado esta historia.

Andy se sobresalta tan violentamente que deja caer la jaula y la llave al suelo. Su cabeza se levanta hacia la dirección de donde ha venido la voz, solamente para ver que Marcus le sonríe desde arriba. Está asomándose por encima de la partición del cubículo. Debe estar de pie por encima del inodoro contiguo.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2021 ⏰

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