El retorno del diablo

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  Christian me tomó de la muñeca haciendo que me detuviera abruptamente

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  Christian me tomó de la muñeca haciendo que me detuviera abruptamente.

—¡Suéltame, maldita sea! ¡Quiero estar sola! —Le terminé gritando como una desquiciada dejando salir por fin lo que estaba sintiendo—. ¡Adentro no quisiste ni tocarme y ahora vienes aquí creyendo que puedes ayudar a que me sienta mejor! ¿Cómo es que pretendes hacer eso? Con tus chistes de pésimo gusto y tu personalidad idiota.... ¿Tal vez? —Comencé a soltar las lágrimas.

—No... Solo vine a acompañarte, porque sé lo que siente quedarse solo y no tener un hombro en el cual llorar. —Me dijo abriéndose de brazos.

  En un impulso, solo me lancé al pecho de Christian y comencé a llorar sobre él desconsolada mientras él me rodeaba con los brazos con fuerza.

—No sé porque Dominick actuó de esa manera, pero encontraremos la razón... Sé que mi hermana debe estar detrás de todo esto... —Trato de persuadirme.

—Tal vez debería ser más como ella, si le hubiese ofrecido a Dominick lo mismo que Melinda tal vez él... —Christian me interrumpió.

—¡Ni siquiera lo digas! ¿Sabes porque no quise tocarte allá adentro? No es porque no quisiera; Eres hermosa, y sé que sabes lo mucho que me atraes, pero no quiero seguirme comportando como un idiota contigo. Lo que eres es lo que te hace especial y diferente a las demás y Dominick o cualquier otro hombre que no se dé cuenta de eso, es realmente un idiota. —Dijo con seguridad plantando un beso sobre mi cabello.

—Quizás por eso nunca he decidido entregarme a alguien... —Confesé mi virginidad—. Porque todo lo que buscan los hombres de mi, es que me acueste con ellos...

  Christian frotó sus manos por mi cintura separándome un poco de él para poder conectar su mirada a la mía.

—Eres una mujer fuerte, creaste todo este emporio tu sola... Has vivido cosas que nadie debería y aún así... Estás aquí... Y es normal que te derrumbes de vez en cuando... Pero si me lo permites, cada vez que eso suceda y yo esté cerca, te ayudaré a volver a construir un castillo con cada ladrillo caído.

  Su mirada era tan segura y sincera, estaba tan cerca de mi que podía sentir su respiración. No pude contenerme ante sus palabras y lo hice.

  Llevé mi mano a su barba y lo besé, lo besé con pasión como si la vida me dependiera de eso, él me tomó por la cintura para corresponderme y por unos segundos, todo lo demás dejó de parecer importante. Christian me tomó con fuerza de la cadera mientras yo jugaba con mis labios en los suyos hasta que ambos quedamos sin aliento. Luego volví a mirarlo, el mantenía sus ojos cerrados y yo pasé mi cabello por detrás de mi oreja bajando la mirada.

—Lo siento yo... ¡No sé porque lo hice! —Traté de excusarme.

—Yo si... —Me quedé esperando su explicación—. ¡Porque estás enojada con Dominick y Melinda! —Bajó su mirada también—. Y mañana cuando te arregles con él, desearás no haberlo hecho y no me querrás cerca...

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora