Idiota ²

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Las personas idiotas eran una mierda... Pero ¿por qué no me sentía así?
Se supone que debería de sentirme una mierda por haber besado a alguien a la fuerza. Pero no.
Me sentía bien. No sentía ni la culpa más mínima, perdón, pero amé besarlo.

—Perú, ¿puedes bajar de una buena vez? -negué con la cabeza -. ¡Oh! ¡¿Por qué será que las personas enamoradas con el corazón roto actúan así?!

-Bolivia, deja a tu hermano.

-No, España. Estoy harto de que sea así, y de que cuando le guste y le "rompa" el corazón no vaya a clases ni se levante ni nos hable y no nos ayude en la casa -dijo alzando cada vez más la voz, y es que ese idiota nunca se enamoró -. ¡A MÍ NI EN SUEÑOS ME DEJARÍAN ESTAR ASI! ¡Tú sacarías tu chicote de tres puntas y me darías duro en el poto por andar de huevon por alguien!

-Nunca te has enamorado.

-España, sólo porque no sepas algo no significa que no hay sucedido. Vives en ignorancia pura tratándose de mí.

-Uy, ya empezó con sus rabietas el único y diferente... -vocifeó Argentina.

-¡Que no soy "Único y diferente"! ¡SOY INCOGNOSCIBLE E ININTELIGIBLE!

-Carajo, cállate. Ininteligible vas a ser de verdad cuando te rompa la mandíbula -me lanzó una mirada de confusión, frunció las cejas de una forma rara -. Porque no podrás hablar y... No, no me molestaré en explicártelo.

-¿Qué es "Único y diferente"?

-No me molestaré en explicártelo, España.

* * *


Por fin podré hacer uso de mis revistas para adolescentes hormonales desesperados por el amor!

México sacó del cajón de abajo de su armario de melamine una zarta de revistas, la mayoría algo gastadas (vete a saber tú porqué) y con portadas de chicas adolescentes y corazones rodeándolas, y adentro de esos corazones las caras de unos chicos para nada mal.

Colocó el cerro de revistas en su cama, a mi costado. Y me estremicí, porque debí de imaginar que esto sería así con él.

-¡Bien! Aquí dice que debes de... No mames, aquí no dice nada sobre esto.

-Creo que deberían de extender un poco más las probabilidades de como reaccionaria la persona besada.

-Tienes razón, no todos corresponden el beso. -Comentó mientras ojeaba aún las revistas -. Pero ¿él correspondió? ¿Qué beso le diste? Necesito todos los detalles en este momento.

Lo miré de soslayo, no pensaba decirle que le di un beso francés hace ya unas semanas, y que por culpa de ello no toqué ni con el dedo pequeño de mi pie de nuevo el aula de clases. Ni siquiera sabía el paradero del gringo.

-¿Cómo que qué beso? Uno, un beso. Ya sabes, con mis labios.

-Pues ni modo que con el poto, ¿no? -rodó los ojos sarcástico. Yo solo hice una mueca rara.

Hacer caras raras era lo mío.
Hacerme el idiota era lo mío.
¿Qué rayos? Esta era mi especialidad.

-Cuándo haces esas caras te vuelves feo, no las hagas o si no te vas a arrugar cuando crezcas -me dijo una vez Francia, antes de echarme un poco de rubor en las mejillas.

one- shots UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora