─Hasta el potorro ─la voz de Tefi me sorprendió mientras echaba el pestillo a la ventanilla.
Ya había llegado la hora de cierre... Bueno, quizá no del todo, lo admito. Había cerrado cinco minutos antes de la hora para poder revisar la hoja de pedidos y dejarlo todo terminado para cuando Max terminase de trabajar y nos viésemos en la puerta. Ay, no me lo creía, ¿eso era una cita? Casi me reí a carcajadas de los nervios.
─Vaya humos ─contesté girándome hacia ella con el bolígrafo y una hoja de papel donde apuntaba todo lo que había que pedir, en la mano─. ¿Qué ha pasado? ¿Hizo algo tu jefe?
─No. Bueno, sí, pero lo normal ─negó poniendo los ojos en blanco y cerró la puerta para apoyarse contra ella con las manos apoyadas en sus caderas─. Es por Miriam.
─¿Qué pasa con ella? ─lancé dudando sobre lo que pudiese decirme. Esa mañana habíamos estado con ella como siempre, pero después no la había vuelto a ver. Básicamente como casi todos los días.
Miriam solía volver a casa justo cuando acababa la jornada y ya no volvíamos a hablar hasta la mañana siguiente cuando la volvíamos a ver, por norma general. Había veces que sí que leía y contestaba los mensajes del grupo, pero eso ocurría de manera muy poco frecuente.
Yo no conocía a Miriam igual de bien que Tefi, de hecho y según sus palabras, yo la había empezado a conocer cuando ella había empezado a cambiar su actitud. Sí que era cierto que la Miriam de la hora de la comida no tenía nada, pero nada que ver con la que te podías encontrar el resto del día fuera de horario laboral, pero yo intentaba comprender su cambio de actitud ¿Tenía problemas en casa? ¿La relación con Víctor no iba bien y necesitaba espacio? ¿Había ocurrido algo con su familia que la tuviese descentrada con sus amigos? Podía ser cualquier cosa, aunque para Tefi todo tenía una razón de ser muy clara.
─Pues el gilipollas de su novio, eso pasa. Hoy le he dicho de quedar después del curro a tomar una cerveza, antes de la hora de la cena que he quedado con Alba, y así ponernos al día como hacíamos antes casi todos los días. ¿Adivinas lo que me ha dicho?
─¿Que... no?
─¡Premio! ─contestó con fingida felicidad.
─Bueno, quizá tiene cosas que hacer que no sabes o está muy cansada para salir.
─Que no, Alex, que no, que eso me lo puedo tragar una vez, dos, cinco... Pero no todos los días. Que antes de conocerle a él por la aplicación esa del móvil salíamos juntas a tomar algo cinco días de los siete que tiene la semana ─negó con la cabeza refunfuñando─. Que no es normal. Además, ¿has visto lo pintada que está viniendo esta semana?
Arrugué el ceño sonriendo.
─¿Qué hay de raro?
Yo lo había tomado como algo normal. No conocía a Miriam en el trabajo y había venido igual de pintada los tres días que llevaba en la empresa. Puede que ese fuese su look, no como el mío, que tenía que ir a comprar ropa casi con urgencia para tener algo más profesional que ponerme en los cajones.
─Pues que ella lo único que utilizaba era máscara de pestañas y bálsamo labial. Ni pintalabios, ni sombras, ni maquillaje.
─¿Y si le ha apetecido verse así ahora? Las personas cambian ─Intentaba tranquilizarla con mi voz, aunque Estefanía se veía bastante agitada.
─Eso es porque el del palo por el culo le obliga a pintarse. El cara seca. Me tiene... ¡Me tiene! ─alzó las manos casi como rogándole a una entidad suprema─. Un día voy a plantarme en su casa por la tarde, que seguro que está él con ella, y voy a decirle cuatro cosas. ¿Qué coño? Voy a mandarle a la mierda y le voy a pegar con el palo de la escoba.
ESTÁS LEYENDO
Soy Diferente© [COMPLETA]
ChickLitA raíz del trágico fallecimiento de sus padres en un accidente de coche, Alex tiene que lidiar con la pérdida emocional mudándose a la gran ciudad y dejando atrás el pequeño pueblo donde ha vivido toda su vida. Junto a su amiga de la infancia Estefa...