Los ninjas actuales le deben todo a sus ancestros. Ancestros como el sabio de los 6 caminos, pero especialmente a sus dos hijos.
Otsusuki Ashura e Indra. Ambos eran los padres de los más grandes clanes del mundo ninja.
Gracias a ellos, el universo...
Los puestos estaban llenos de deliciosa comida, comida que hacia explotar la curiosidad y el hambre de ella. Pero había algo que capto por completo su atención. Eran unas bolitas de colores, se veían deliciosas, y de la tienda en donde las vendían salía un delicioso aroma.
— hey... ¿ Quieres de eso ?-- Indra le ofreció kimchi, pero al voltear para ver su respuesta ella ni siquiera le había prestado atención. --¿ Que ves ?--- se asomó --¿ Dangos ? ¿ Quieres de esos ?-- ella volteo ilusionada, una gran sonrisa en su rostro.
Indra rodó los ojos, fueron y le pidió una órden, ella se veía muy impaciente por probar esas bolitas de colores.
Al llegar la comida él observo como ella disfrutaba de aquellos dulces, eso no era suficiente para llenar el estómago, así que después le daría algo de comida.
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Horas y laaargas horas intentando comunicarse. Ella era muy gruñona y muy burlona, sacándolo de sus casillas.
—¡ Estoy siendo muy serio ! ¡ Presta atención !-- Indra le reprendió
—¡ Grwaa !-- le respondió ella.
— >:( -- Indra respiro hondo antes de seguir peleando con ella. -- es claro que no sabes hablar, pero debes aprender. -- el incidente del chakra lo tenía intrigado, solo por eso la mantendría allí con él.
Se quedaron lo que resto de la tarde haciendo que ella aprendiera algunas palabras básicas, para que le pudiera avisar sobre sus necesidades básicas.
— ¿ Ha...mbre?
— hambre, junto no separado.
—¡ Hambre ! ¡ Dagos ! -- exigió con una gran sonrisa.
— ni lo pienses, no más daNgos para ti -- remarcó la n, la cual le había faltado pronunciar a ella.
Ella le gruño ante sus burlas. —¡ Maaaa !-- le tiro un pincel.
—¡ Hey ! ¡ Eres una salvaje !-- Indra lo esquivo.
Ambos pelaron.
Extraño
Era demasiado extraño, ¿ Por qué se comportaba así con ella ? El no era así, de ninguna forma. Pero ella... Ella era...
Tan grosera y atolondrada, con decir que se tropezó varias veces de camino al pueblo y de regreso. Fue gracia a el que no volvió a visitar el suelo.
Era como un inocente animalito, un lindo animalito que necesitaba protección por qué no sabía lo crueles que podían llegar a ser los humanos.
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