𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄

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Me desperté más temprano de lo que me gustaría, pero hoy tenía que volver al colegio. Me vestí rápidamente después de ducharme y bajé a desayunar un tazón de cereales.

Mientras iba terminando mi desayuno iba planeando el cumpleaños de Carla, ya que sería hoy.

Apuré mi paso cuando estaba comenzando a llover, y me alegré de hacerlo, porque en el camino me encontré con Carla y tenía un fabuloso paraguas.

— Eres mi salvadora. - Dije mientras me colocaba abajo del trozo de impermeable.

— Por suerte luego parará de llover, y así no me estropeara mi cumpleaños. - Río con ironía.

Estaba claro que no lo estropearía aunque lloviera, ya que ella iba a celebrar su cumpleaños dentro de su casa.

— He estado pensando. - Miré para ella. — Tengo la casa sola, y aunque solo estaremos tú y yo por lo menos tendremos más privacidad, ¿no crees? - Levanté las dos cejas.

— ¡Claro! - Comenzó a saltar de alegría. - Pero recuerda que también vendrá mi hermano.

— Pensé que como iba a estar yo el preferiría ir al de su novia. - Reí.

— Claro que no, el tiene que venir si o si, es más, luego vamos a hablar con el. - Rió emocionada.

Seguimos caminando sin lluvia, porque había parado hace unos minutos. Hacía bastante frío, agradecí estar entrando ya.

Fuimos a nuestra clase, Literatura otra vez, la verdad que se me hacía muy corta esta asignatura.

Régis, Carla y yo nos sentamos al fondo. Carla y yo no parábamos de copiar excepto cuando Régis soltaba algún comentario gracioso.

Después de una intensa pero no aburrida hora fuimos a la cafetería.

Al entrar la mayoría de alumnos ya estaban en sus mesas que ellos habían seleccionado y adueñado.
Por un lado estaban los deportistas, luego estaban las chicas populares donde estaba la chica que se metía con Carla, luego había un grupo bastante raro que dejan notar su color favorito, sin duda el negro, luego estaban los chicos a los que realmente les daba igual todo, vamos a llamarles los malotes, y por último estaba la gente normal que no pertenecía a ningún lado, osea nosotros.

Me senté en la mesa después de hacer cola para comprarme unas galletas junto a Régis, ya que Carla había ido a la mesa de los malotes para hablar con su hermano.

— No me puedo creer que tuviera los ovarios para acercarse con esa gente. - Río.

— Te recuerdo que esa gente es su hermano y el tuyo, ¿que problema tienes con ellos? - Levanté una ceja.

No tengo ningún problema personal, simplemente no me caen bien. - Resopló.

Iba a responderle cuando escuché la voz de Carla pronunciando mi nombre. Miré para ella y me hizo un gesto para que fuera.

— No vayas. - Me agarró del brazo.

— ¿A ti que te pasa? - Me solté de un golpe y me fui.

Caminé hacia la mesa que afortunadamente no estaba lejos, ya que todo el mundo me estaba mirando.

— Hola guapa, ¿te estaba molestando mi hermanito? - Lenvanto una ceja.

No me molesta, por lo menos demomento. - Dije despreocupada haciendo que Gian me sonriera.

Sientate. - Me dijo Carla.

Me senté en su lado comiendo mis galletas y hablando con los chicos.
Se callaron cuando llegó Kool, y cuando se sentó nadie hablaba con nosotras, supongo que les diría que no hablara con las raras que no pertenecen a ningún lado porque les dábamos vergüenza, pero no me importa lo que piense de mi.
Estábamos sentadas las dos, hablando con el hermano de Carla porque era el único que nos dirigía la palabra.

— Entonces ¿me estas diciendo que pasarás el cumpleaños con Carla? - Río.

— Si, y nos preguntábamos si podía venir a mi casa a celebrarlo. - Le sonreí.

Hombre pues claro, pero espero que te comentara que yo iré con ella. - Sonrió.

— Claro, ya me lo dijo. - Le sonreí de vuelta.

Nos fuimos de allí y regresamos con Régis a la mesa.

— María esta súper celosa. Río.

— ¿Quién es María? - Miré con curiosidad.

— La novia de mi hermano estúpida. - Río.

— Joder pues no entiendo el porque. - Reímos las dos.

Íbamos a salir Carla y yo porque necesitábamos ir al baño, pero al pasar por delante de las sin cerebro/populares le hicieron la zancadilla a Carla.

—¿Pero que haces? - Dijo Carla aguantando las lágrimas.

La gente empezó a hacer un coro entre nosotras, definitivamente no tenían nada mejor que hacer.

— Lo siento cuñada, fue sin querer, pero no te preocupes, todo el mundo sabe que te encanta estar de rodillas. - Río igual que toda la gente.

Miré cada una de las personas del círculo y cuando visualicé a su grupito de amigas riéndose me acerqué a ellas.

Primero me acerque a una morena.

— ¿Tú nunca la chupaste? ¿o es que tu ortodoncia no te deja mamar pollas? - Dije y automáticamente la chica dejó de reír para cerrar la boca.

— A ti ni siquiera te voy a preguntar, solo te da el cerebro para no cagarte encima. - Dije ahora a María mientras todo el mundo reía de mis comentarios.

Recogí a Carla del suelo y nos fuimos riéndonos de allí. No se en que momento me armé de tanto valor, en mi antiguo colegio me habría ido llorando, pero ver a Carla aguantandose las lágrimas me dió el coraje necesario.

Nos fuimos a casa sin entrar en las siguientes clases. Carla vino a mi casa y se quedaría conmigo todo el rato, ahora estamos viendo una película.

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