2º Después de Bella Muerte

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La semana pasó rápido y en un parpadeo ya era sábado, el día de la fiesta. Frank estaba nervioso, nunca antes había asistido a algo similar y aunque había visto millones de fiestas en televisión no estaba seguro de que esperar.

No tenía ni idea de qué ponerse, quería causar una buena impresión y definitivamente un traje de gala, como había propuesto Teodora, no era una opción. Terminó por ponerse algo sencillo, unos jeans, un suéter rojo y sus tenis Converse negros.

Teodora insistió en llevarlo pues el chico nunca antes había estado en esa parte de la ciudad y a mujer le daba miedo que se perdiera, pero Frank se negó asegurando que sería demasiado vergonzoso y para nada cool llegar con niñera.

Al final llamó un taxi y se fue al anochecer prometiendo que no tomaría nada de alcohol y que llegaría temprano. Que sabría Frank que no podría cumplir su promesa.

El taxi salió del vecindario y ahora se encontraba en la calle Bella Muerte. Miró por la ventana y ahí estaba el cementerio, oscuro y solitario, y aún así no pudo evitar tener la sensación de que algo ahí adentro los estaba observando.

Al final del cementerio Frank se dio cuenta de que habían dejado atrás las mansiones con grandes jardines y ahora solo había casas de tamaño regular, de dos pisos, con cocheras para dos autos y pequeños patios.

El taxi dobló la esquina en la calle 37 y rápidamente ubicó la casa de Brendon pues era la única de la cual salían luces de colores, música a todo volumen y estaba llena de adolescentes en el jardín.

Salió del auto y Brendon, que se encontraba en el jardín junto con sus amigos lo reconoció al instante.

—¡Frank llegaste!—exclamó poniendo un brazo sobre sus hombros—pensé que no vendrías, ven te presentaré a los chicos—Brendon lo guió hasta el grupo de personas que disfrutaban de su bebida en el jardín— Frank, ellos son Ryan, Dallon, Brent, Spencer y mi bella Sarah—dijo dándole un gran beso en la mejilla a la chica. Todos saludaron y Frank les devolvió el saludo amablemente. Realmente ya se conocían pues todos asistían a la misma clase pero nunca hablaban.

—¿trajiste dinero?—le preguntó Ryan bruscamente después de un rato.

—Tranquilo Ry—lo calmó Brendon y luego se dirigió a Frank—disculpa a Ryan, lo qué pasa es que... hay una situación.

—¿de que se trata?

—Veras, algunos chicos olvidaron traer dinero y sin dinero no podremos cenar las pizzas... estábamos pensado en pedirte prestado algo de dinero, claro que de una manera menos ruda—rio Brendon llevándose una mano a la cabeza.

—Ya veo...¿de cuanto dinero estamos hablando?

—Unos...¿1oo dólares?

¿100 dólares por unas pizzas? Frank había traído dinero de sobra por varias razones, para comprar su parte de la comida, para el taxi de regreso y también por alguna emergencia. Era una buena persona y estaba dispuesto a prestar dinero pero 100 dólares le parecía excesivo.

—¿no te parece que es demasiado?—preguntó.

—No, para nada—exclamó Brendon—Se que parece mucho dinero pero te juro que así en todas las fiestas, todos comen sin parar y además el lunes te lo pagaremos sin falta ¿verdad chicos?—todos asintieron.

El Vampiro de la Calle 37 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora