SOMOS LA PRESA

U N O

U N O

El lobo y la caperucita de Asfil

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19: 00 p.m. Asfil

No era algo extraño toparse con cabañas en los bosques. Aunque en Asfil si, ya era sabido por los residentes del pueblo que el bosque estaba prohibido hasta cierto punto. Incluso para los cazadores.

Adentrándose en los bosques del pueblo te topabas con ellos, una especie diferente de cazadores. Solo con ver uno bastaría, no habría vuelta atrás, ya firmabas una sentencia de muerte.

Todos ellos estaban distribuidos en manadas, la mayoría salvajes, descontrolados y poco calculadores. Otros eran lo contrario, cada paso y cada presa estaba delicadamente planeada para proporcionarles placer.

La manada de Damián era una de ellas, especial. Las seis personas parte de su clan tenían por así decirlo especialidades.

Aquella noche en la que vararon en la carretera ese grupo de chicas, a unos kilómetros del pueblo desgraciadamente estaban no lo suficientemente lejos ni lo suficientemente cerca de este clan peculiar.

Tres novenos puros y tres humanas intentando sobrevivir haciéndose pasar por la especie de los tres varones. Una por amor, otra por curiosidad y la otra... aun no sabíamos exactamente lo que la llevo a meterse en aquel grupo. Quizá fue amistad o solo para descubrirse a sí misma.

Eran Damián, Poe, Archie, Padme, Eris y Tatiana.

El segundo: Poe eran quien gozaba de una buena estabilidad económica, es decir, era asquerosamente rico. Gracias a él la manada gozaba de ciertos placeres y ciertos establecimientos exclusivos para su grupo.

Una cabaña extra a las afueras de Asfil, propiedad de Poe Verne donde los seis se reunían casi todas las tardes con intenciones de "pasar el rato" de una forma "única". Y aunque antes de recibir a las dos nuevas integrantes aquella cabaña no era muy frecuentada por la manada, desde el ingreso de ambas chicas esta les resulto muy util puesto que la usaban como fuerte para mostrarle a Padme y Eris como debían actuar para sobrevivir entre su especie. Además de salir a cazar y no solo animalitos del bosque.

El lugar era modesto, no pasaba de llamar la atención por fuera para evitar que se acercase algún extraño (de otra manada) y era muy lujosa por dentro. Esto se esperaba ya que se acoplaba al estilo del propietario. De un solo ambiente, una cocina que no se utilizaba con un refrigerador donde... guardaban su alimento, en especial Poe. Tres habitaciones con baño propio y la sala era bastante espaciosa con una fogata que daba un aire acogedor para la manada.

Frente a la fogata que no tenía utilidad en esa época del año estaban sentados en el suelo de madera pulida alrededor de una mesita de living: Poe frente a la Padme, Damián frente a la pelirroja Eris y en uno de los sofás estaba la pareja del grupo Archie y Tatiana haciendo cosas de parejas.

En el transcurso de la noche nada parecía diferente a las otras ocasiones en las que se habían reunido.

—Ya acabamos con el adiestramiento del día ¿Qué hacemos? —el tono de voz picara natural de Poe rompió el silencio en el que se encontraban desde hacía pocos minutos. Estiro sus piernas que estaban bajo la mesa, que hizo que chocasen sus pies con las rodillas desnudas de Padme.

La castaña que estaba sentada sobre sus pantorrillas sintió el golpe seguido con run roce de los pies del rubio, no le molesto ya que conocía esa parte de Poe. El rubión en cambio le observo dedicándole una coqueta sonrisa que Padme ignoro.