Sábado/20/Junio/2020.
El conejo blanco que me había obsequiado mi padre estaba acostado sobre mi regazo, sintiendo la suavidad de su pelaje reluciente. Ese simple gesto pareció de lo más agradable, era como si este pudiera saber lo que yo necesitaba.
No sabía si mi insuficiencia podía transmitírsela, solo sabía que él no me iba a hacer daño por el hecho de no ser amada ni digna de un amor, a este no le aterraba que estuviera cerca de un monstruo que hacía daño.
Ignoré los regalos que estaban puestos sobre el escritorio donde hacía mis trabajos escolares. Me levanté de la cama y los arrojé todos a la basura, ya me imaginaba qué era lo que venía dentro de cada uno de ellos, no era necesario que los verificara.
Lo acaricié con ternura y cuidado de que no le fuera a hacer daño, él parecía amarme. Aunque su color no me agradaba mucho, no era ningún impedimento para que pudiera amarlo.
—Te llamarás—mi cabeza comenzó a armar nombres locos que sonaban extraños cuando los decía en voz alta.—¡Sunny!—dije después de llamarlo de cientos de maneras y que ninguna me pareciera agradable.
Dio un salto hacia a mí ante haberlo llamado de esa manera, creo que le agradaba su nombre tanto como a mí su presencia.
—¿Te gusta?—lo coloqué en mi brazo haciendo que su pelaje rozara contra mi mejilla.—A partir de ahora ya no estaré sola nunca más—puse mi frente en la suya haciendo que nuestros ojos miel y azul se miraran fijamente.
Lo dejé en la cama cuando mi madre tocó de manera insistente la puerta de mi habitación, como si mi "cumpleaños" todavía no terminara, ¿qué más me iba a arruinar? Ya lo había hecho con todo lo que me generara felicidad, con mis fechas especiales, ¿ahora que sigue?
Sin esperar aprobación de mi parte entró sin previo aviso metiéndose y viendo la forma en la que acariciaba a Sunny.
—Creí que ya lo habías matado—con sus manos lo alcanzó a tocar y lo abrazó.
—No, yo no mato animales—se lo arrebaté de los brazos.
No volvería a permitir que le hiciera daño a otro animal indefenso solo para saciar sus más enfermas ganas, yo lo iba a proteger por encima de mi vida misma. Mis padres no me iban a arruinar nada que me hiciera feliz en este lugar.
—Tu padre quiere verte—me tiró del brazo sacándome de la cama y empujándome hacia la puerta.—Vamos abajo y ven acá—me tomó de la nuca apretándola con fuerza.—Ninguna palabra a nadie o te arrepentirás de tu maldita existencia miserable—me soltó dejando que continuara con mi camino.
Pasé cerca de la habitación de Angelina quien estaba concentrada en su clase de canto vocalizando para su próximo concurso. Escuché su melosa voz llenar la habitación, cada vez que la escuchaba sentía como si voz y mis gritos creaban una melodía que era torturadora para mis oídos.
Descendí por las escaleras mientras los pensamientos sobre Angelina se hacían presentes dentro de mi cabeza, ella no me ayudaría en nada, ella es la causante de todo esto que mis padres me hacen, lejos de ayudarme me ha arruinado mi existencia, ella es igual que ellos, así la han estado criando en sus años.
—Padre, mi madre ha dicho que quieres hablar conmigo—me presenté en la cocina con mis manos entrelazadas en mi espalda.—Dime, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?
—En nada, para todo eres una inservible—respondió mientras la mitad de su cuerpo estaba metido en el lavaplatos tratando de arreglar una fuga.—Pero ya que estás aquí quiero que vengas conmigo a un lugar, tu madre se va a quedar con Angelina—arrastró su cuerpo empapado saliendo del área.

ESTÁS LEYENDO
Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión)
Novela JuvenilLa mayoría de los seres humanos saben lo que es sufrir por amor, pero, ¿alguna vez has sufrido porque tus padres no te quieren? ¿Has sentido ese desprecio y que el resto de las personas que te rodean crean que es culpa tuya? -¿Alguien me amará?-pre...