La hermosa sinfonía de la orquesta del pueblo danés ensayando, se escuchaba por todos los rincones del país. Faltaban un par de horas para que comenzara la fiesta que conmemoraría oficialmente la unificación de Dinamarca y Noruega, en la corte se encontraban desesperados planificando y decorando los salones para que fuera perfecto.
Mientras tanto, la princesa Sunniva estaba acabando de probarse miles de vestidos, hasta dar con el indicado: uno rosa pastel de seda, muy largo; dejando una cola hacia atrás. Varios vuelos de encages que danzaban por el aire. Con el bellísimo toque de una cinta blanca que marcaba muy bien su cintura.
- ¡Listo! -exclamó, permitiendo por fin que su hermanastro entrara a la habitación- ¿Cómo me veo?
- Con los ojos -desvió la mirada, sin interesarle en lo más mínimo.
- Gracias, señorito Ulrich, yo también te veo con los ojos.
- De nada -forzó una sonrisa antipática y se tiró sobre su cama.
En una manera muy casual, se retiró sus prendas de vestir y...
- ¡Auch! -Lars se sobó la cabeza en dónde recibió el golpe- ¿Quién mierdas te manda a mirarme?
- Compartimos habitación, ténme algo de respeto, avísame si harás tus guarradas, eww.
- Ok, date vuelta, que no me demoro nada.
En realidad, Lars sólo se cambio de medias a unas de color oscuro.
- A ver si nos diferencian ahora.
Ambos rieron un poco, luego caminaron juntos hasta el gran espejo que estaba en su cuarto.
No importa cuánto lo intentaran, desde que Sunniva se teñía el cabello a diario, eran una copia exacta del otro.
- Creo que debemos esforzarnos un poco más para distinguirnos -él le dio la razón a su "gemela" con eso- Larsito, ¿qué hacemos?
- Primero, no me llames Larsito. Segundo... no sé, dudo que sirvan tanto vino para emborrachar a los príncipes que nos vayan a confundir, digo, tú vestido. Yo medias. ¿Qué tan difícil puede ser?
- Oh, no sabes qué problemas podría causar que nos parezcamos tanto.
En alguna otra parte, se encontraba el príncipe Kirk -por primera vez en su vida de ser una persona tan increíblemente educada- maldiciendo a quién se le encontrase.
- Me cago en todos -resopló, bajando de su caballo, golpeó su frente contra el lomo del animal y continuó quejándose- Aquí no está. Para ser un país pequeño, supuse que sería fácil -suspiró- ¿Crees que esté en Dinamarca la princesa Sunniva? Porque a Noruega ya lo descarto.
Mantuvo el silencio, sabiendo que su corcel no iba a responder.
- Agradezco a cualsea el dios que me haya dado la oportunidad de al menos poder mantenerme vivo hasta llegar aquí. Y que además, varias personas han sido amables, lo suficiente para enseñarme algunas pinturas de la princesa. Al menos ya tengo una idea sobre algunos rasgos físicos. ¿Crees que en nuestro próximo destino la encontremos?
- No sé con quién hablas, amigo -dijo un forastero que caminaba por allí-. Sin embargo, te he oído hablar de la princesa Sunniva, y estás en lo correcto: ella no está aquí. No muy lejos tampoco, ¿conoces Dinamarca? Se dice que ahora estamos unificados con ese reino, aunque no pareces ser de por acá -Kirk le asintió- Lo más seguro es que, también se dice, que hoy hay una enorme fiesta para conmemorar ese hecho en el Reino danés, la princesa debe estar allí.
- Claro -sonrió, recuperando las esperanzas-, gracias, amable sujeto, por su consejo. Yo seguiré mi camino.
Se subió sobre su corcel para seguir cabalgando hacia el reino Danés, sabiondo que no era capaz de llegar a la fiesta, pero de que tal vez pueda conocer a la princesa al fin.
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Imperio Metal (Metallica, KLARS)
FanfictionCorría el siglo XVIII, cuando el Reino de Dinamarca y el Reino de Noruega se unificaron, con única misión de que, Lars Ulrich, príncipe y heredero de Dinamarca, protegiera a su media hermana, princesa de Noruega, la cual era muy codiciada por los ho...