c i n c u e n t a

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Louisa levantó el teléfono, escuchando la alterada voz de Edward al otro lado de la línea

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Louisa levantó el teléfono, escuchando la alterada voz de Edward al otro lado de la línea.

—Louisa, tienes que venir ahora, Bella... Bella está muy mal —habló el vampiro con desesperación.

La chica lo dudó un momento, no quería estar cerca de los Cullen, aún no; sin embargo, eso era mucho más grande que ella, Bella podía correr peligro de morir y ni siquiera el enojo que sentía contra Jasper podía hacerla ignorar las súplicas de Edward.

—Bien, le pediré a...

—Alice ya va por ti —interrumpió el vampiro.

Alice tardó alrededor de cinco minutos más en aparecer, Louisa apenas tuvo tiempo de prepararse mentalmente antes de subir al auto.

—Hola —saludó sin ganas.

Le parecía tan raro lo tenso que se sentía el ambiente con Alice, quien había sido la primera en aceptarla dentro de la familia. Sabía que no podía esperar que la quisiera, apenas la toleraba, de eso estaba segura. Siendo Jasper su mejor amigo, era obvio que la situación que tenía con ella no le agradaba para nada.

—Ya no veo tu futuro —habló Alice al cabo de un rato—. Es como si hubieras desaparecido.

Louisa se encogió de hombros, no tenía explicación para eso.

—¿Por qué?

Alice hizo una mueca.

—Supongo que una parte de ti me rechaza, siendo vampiro es entendible... tiendes a rechazar todos nuestros dones. Antes podía verlo porque no estabas enfadada.

La castaña se removió incómoda en el asiento sin saber qué decir, por supuesto que quería dejar de estar enfadada pero no sabía cómo hacerlo; sentía tanto rencor.

—No te culpo, ¿sabes? —Alice sonrió a medias—. Sé que he sido bastante fría contigo y es porque Jasper me importa, a todos; aún así, no puedo negar que se comportó como un idiota y lo sigue haciendo.

Louisa asintió.

—Hablé con él sobre ello pero me evade, se siente bastante culpable y sabe que te perdió y, en su desesperación, intenta recuperarte de la forma equivocada. Te ama más que a nada en el mundo y sé que eso no es razón suficiente para quedarte, sólo... No quiero que sufra —admitió—. Pero, si te quedas, sé que tú serás la que sufra... No necesito ver el futuro para saberlo.

Ya habían llegado a casa de los Cullen y Alice bajó del auto inmediato, sin esperar una respuesta por parte de Louisa. La chica se tardó en reaccionar, las palabras de Alice aún retumbaban en su cabeza; "si te quedas, sé que tú serás la que sufra". Y tenía razón.

Entró a la casa con el corazón latiéndole con fuerza y la cabeza dándole vueltas, incluso comenzó a sentir cómo le palpitaba.

Vio a Bella tumbada en la camilla, hecha un esqueleto, habían pasado pocos días desde la última vez que la había visto y se veía mucho más deteriorada. Sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo de ver a la chica que había sido su compañera de clase en ese estado, había sangre por todas partes y la castaña parecía a punto de perder el conocimiento.

—Louisa, toma a Bella de la mano —indicó Carlisle.

La chica asintió y se acercó a Bella intentando ignorar la sangre, comenzaba a marearse y no dudaba vomitar el cualquier momento. Tomó a Bella de la mano, tal como había ordenado el vampiro, y esperó a que algo ocurriera.

Nada. No ocurrió nada. Bella seguía gritando y retorciéndose de dolor y Louisa no podía hacer nada al respecto. Se sentía impotente.

—Eso quiere decir... —murmuró Carlisle.

—Que lo que lleva dentro no es un vampiro —terminó Louisa.

El doctor asintió y al instante la hizo salir de la sala, debían atender a Bella.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que se alejó de Bella pero sentía cómo si llevara días sentada en la sala. Había un silencio sepulcral, nadie se atrevía a hablar y decir lo que pensaba, no hacía falta hacerlo, todos pensaban lo mismo: Bella había muerto.

Louisa esperaba que Edward hubiera alcanzado a convertirla en vampiro, no podía imaginar lo que debía estar pasando, además de qué tampoco sabían cómo sería el bebé de Bella, esperaba que también sobreviviera.

Suspiró de alivio cuando vio a Edward salir de la habitación con una sonrisa, el bebé era completamente normal, con los ojos brillantes y mirando curiosos a todas partes pero normal a final de cuentas.

Los Cullen se abrazaron y se sonrieron entre sí, Louisa simplemente se quedó de pie e intentó mirar a otra parte, ya era bastante incómodo estar ahí como para tener que admirarlo.

—Gracias, Louisa —dijo Edward mirándola con una sonrisa.

La chica asintió.

—No hay de qué —sonrió—. Felicidades.

Edward le dedicó una última mirada y se puso a conversar con Rosalie, quien estaba encantada con la niña.

—¿Te llevo a casa? —escuchó la voz de Jasper a sus espaldas.

Al instante se tensó, no quería tener que verlo, no todavía, mucho menos después de lo que había dicho Alice. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué no se supone debería estar del lado de su hermano?

Asintió y salió con Jasper de la casa, ambos estaban en completo silencio y Louisa no planeaba hacer nada para romperlo. Lamentó que la casa de los Cullen estuviera tan alejada de la ciudad.

—Gracias por estar, Louisa —dijo Jasper mirándola.

La chica intentó esbozar una sonrisa pero apenas le salió una mueca. No dijo nada, se le habían acabado las palabras, con Jasper comenzaba a ser así: ya no había nada qué decir.

Tardaron un rato más en llegar a casa de la chica, al instante ésta bajó del auto sin esperar a que Jasper abriera la puerta.

—Gracias —dijo sin mirarlo y casi corrió a la entrada.

Jasper la alcanzó gracias a su velocidad sobrenatural y la tomó del brazo.

—¿No vas a hablarme nunca más?

Louisa suspiró con frustración.

—¿Hablar sobre qué, Jasper? Siempre lo hacemos, hablar, hablar y hablar, ¿a dónde nos ha llevado eso?

—¿Entonces ya no quieres hablar?

La chica se contuvo de rodar los ojos, ¿qué no había escuchado nada de lo que había dicho?

Lo miró para replicar y antes de que pudiera hacerlo Jasper unió sus labios con los suyos. En cuanto el rubio la tocó, sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, el vampiro era helado pero ya no quemaba, no como antes.

El frío la inundó, sintiendo cómo se le congelaba el corazón. Le dolía, dolía no poder besar a Jasper, no poder sentirlo. Las cosas habían cambiado sin posibilidad de volver atrás y eso la aterraba, todo estaba cambiando a diario y tan rápidamente, apenas lograba aceptar un cambio cuando ya había otro en puerta. Sólo deseaba detenerlo todo, una pausa.

Jasper le acarició las mejillas y Louisa cerró los ojos, intentando dejarse llevar, deseando poder sentir, esperando que el estómago le hormigueara pero nada de eso ocurrió. Era como si el sentimiento se hubiera evaporado.

Lo abrazó por el cuello, alejándose de sus labios y buscando consolarse. Todo estaba tan mal.

—Lo siento todo, Louisa —murmuró Jasper, dejando ver el dolor en su voz.

La chica asintió.

—Yo también lo hago.




Muchísimas gracias por leer, votar y comentar<33. Me urge terminar la historia para poderles explicar tantas cosas

brown eyes || jasper h. & paul l.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora