13. Nunca dejé de quererte

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El lunes sonó la alarma que tenía programada Samantha y lo único que pudo pensar ella al despertar es que no entendía en que momento había pasado ya el fin de semana. No había salido de casa en los últimos días, no tenía ánimo para ello, necesitaba estar sola y desahogarse todo lo que el cuerpo le pedía. Se había permitido estar mal un par de días porque sabía que le ayudaría.

Pero se acabó.

Empezaba una nueva semana y era el momento perfecto para cambiar la actitud. Iría a la discográfica, empezarían a trabajar en las próximas canciones que formarán parte del disco y no se distraería con problemas amorosos.

- ¿Cómo estás? –le preguntó Lara en cuanto la vio.

- Bien... -dijo poco convencida fingiendo una sonrisa.

- Sam... -le reprochó su amiga.

- Vale, no lo llevo muy bien. Pero no pasa nada. –le restó importancia rápidamente.

- Claro que no pasa nada, pero cuenta conmigo para lo que necesites.

- Lo haré. –le aseguró.

- Hoy tengo trabajo, pero mañana voy a tu casa y cenamos juntas. –le propuso. –Y no acepto un no por respuesta.

- Vale, pero la cena la traes tú. No pienso cocinar nada.

- Tranquila, no pienso arriesgarme a comer nada de lo que hagas tú. –bromeó para intentar animarla un poco.

- Eres la peor amiga del mundo. –le respondió riendo.

La mañana pasó más rápido de lo que esperaba, disfrutaba tanto con su trabajo que era capaz de aislarse del mundo y, sobre todo, de los problemas. Llegó a casa después de comprar algo de comida en uno de sus sitios favoritos en la capital y fue directa a comer. Parecía que después de dos días sin apetito, hoy por fin volvía a sentir hambre, así que tenía que aprovechar.

Cuando terminó, miró el móvil y la cantidad de mensajes que tenía todavía por responder. Pero le llamó la atención uno que no estaba la última vez que comprobó su teléfono.

Sintió el impulso de negarse, todavía no se encontraba con el ánimo suficiente como para compartir tiempo y espacio con alguien

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Sintió el impulso de negarse, todavía no se encontraba con el ánimo suficiente como para compartir tiempo y espacio con alguien. Pero era consciente de que él lo hacía para que hacerle sentir mejor y distraerla un rato, siempre había sabido mejor que nadie lo que ella necesitaba, a veces incluso mejor que ella misma, así que en el fondo agradeció la iniciativa del murciano.

Le mandó la dirección.

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Difícil de olvidar  • Flamantha • 《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora