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5:35am y yo ya estaba despierta.

Fui al baño para cepillar mis dientes y lavar mi cara.

Fui directo al armario después de salir del baño y me dispuse a escoger mi outfit de hoy, el cuál consistía en un pantalón ajustado, una camisa manga corta rosa pálido y mis converse blancas, también me dispuse en arreglar mi mochila y a recoger el pequeño escritorio que teníamos ahí.

Cuando ví la hora eran las 6:20am, no había pasado mucho tiempo y ya había hecho varias cosas y todo ello sin despertar a Ry.

Me metí al baño esta vez a ducharme y como era temprano lo hice lo más lento y relajante posible, al salir me vesti y volví al baño para peinarme, al final lo dejé suelto y me coloqué una horquilla, no me maquille solo me puse brillo labial como siempre y salí del baño.

Riley estaba despertándose, le sonreí y tomé las llaves de mi auto y las de la habitación.

- Ya te vas? No es muy temprano aún? - preguntó Ry luego de bostezar.

Negué - Iré a comprar el desayuno - susurré muy bajo, ella abrió los ojos en señal de sorpresa, corrió hacia mi con los brazos abiertos y recibí su abrazo.

- ¡Oh por dios! Hablaste Ali - me abrazó aún más fuerte, se separó de mi y se llevó una mano a la boca para callar su sollozo.

Le sonreí y le indique que no dijera nada llevando mi dedo índice a mis labios, ella asintió y me volvió a abrazar.

Luego de ese emotivo momento salí de la habitación, y caminé por los pasillos hasta llegar afuera, el cielo estaba nublado como siempre y hacia una leve brisa, me arrepentí de no haber traído un suéter.

Caminé hasta el estacionamiento y busque con la mirada mi auto, un audi negro, cuando lo encontré suspiré y me dirigí hacia él, me subí y conduje hasta una cafetería cercana.

Al llegar me coloqué en la fila para hacer mi pedido.

Mientras esperaba me dispuse a apreciar mi alrededor, era una cafetería muy bonita, tenía diferentes tonos cafés, unos más claros que otros, habían adornos y cuadros en las paredes.

En mi apreciación a la cafetería, me topé con una mesa, con un par de cabellos peculiares, el chico de cabello cobrizo y el de cabello platinado, además habían otros dos chicos, uno de cabello negro y otro de color avellana.

Tenían una conversación amena, y estaba a punto de voltear la mirada hasta que el chico de ojos oscuros y cabello cobrizo puso su vista en mí.

Sentí mis mejillas enrojecer, sentía mucha vergüenza.

El chico me saludó brevemente con la mano y siguió con su charla, voltee la mirada al frente y solté un suspiro.

Cuando fue mi turno pedí mi desayuno, el cual consistía en un sándwich de doble queso y por supuesto, no podía faltar el café negro, le compré unas galletas a Ry, y luego de pagar me fui directo a mi auto con dirección al campus.

Al llegar entré a los pasillos infestados de alumnos corriendo a sus clases; seguí con mi búsqueda a Riley.

Iba distraída tarareando una canción de las que tenía puesta en los audífonos cuando sentí que alguien me jaló por el brazo.

De la impresión le solté un manotazo para que me soltara, y al ver de quien se trataba me avergoncé y sentí el calor subir a mi rostro. Sus ojos azules me miraban con tanta intensidad que no pude sostenerle la mirada, desprendían intimidación y claro que lo lograban.

Al mirar a mi alrededor visualice que estábamos en un salón vacío, raro. Lo miré de reojo, ya que no había dicho ni una sola palabra desde su arrebato. Él tenía su vista fija en mí, analizando cada movimiento que hiciera o quizas tratando de descifrar lo que pensaba.

BauerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora