Capítulo 3

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-Perdón Lali – Ve como la chica encara aún más la ceja. - Perdón Mariana. - Se corrige. - Era solo un chiste, me gusta tu nombre o tu apodo, de verdad.- Dice Peter nervioso, levantándose y dándole la mano a Lali.- Yo soy Peter, amigo de la infancia de Cande, es un honor conocerte.- Lali acepta y le saluda.

- ¿Y qué tipo de persona le pone a un argentino un nombre tan gringo?.- Le dice Lali, un poco para destensar la situación pero también para pagarle con la misma moneda, Peter se ríe, se lo merece.

-En realidad no se llama Peter, pero él quería hacerse más internacional cuando se hizo conocido. - Dice su hermana. - Yo soy Eugenia pero todos me llaman China. - Se acerca hacia Lali y la saluda, Lali le sonríe, Peter piensa que tiene una sonrisa muy bonita, con la que es capaz de iluminar todo lo que ella quiera.

-Encantada. - Dice Lali mientras se sienta al lado de su amiga. - Supongo que ya os lo ha contado Cande, pero por desgracia voy a dejar vivir en mi casa al chico que se hace el gringo y no respeta los nombres de los demás. – Los hermanos Lanzani se quedan callados, no saben cómo reaccionar, pero Cande se ríe. - ¿No se puede venir a vivir la China conmigo? - Cande se ríe más fuerte.

-Está de broma chicos. - Les aclara a los hermanos.

-Bueno, es una broma a medias. – Interrumpe Lali. - Peter, si te vas a quedar en mi casa debes seguir las normas, como vea que no haces ni el huevo y solo molestas, te echaré, sin piedad, no te conozco así que no me darás pena.

-Lo sé Mariana, no quiero molestar. – Le dice sinceramente. - De verdad que agradezco que hayas aceptado a un desconocido en tu casa, me comportaré tan bien que sentirás que no vives con nadie (Que mentira más grande. Oh, sí, hola, soy la autora de este libro, y como soy la autora decido meterme en la historia cuando quiera. Aunque tranquilos, tranquilas, no molestaré mucho por aquí, sólo quería decir que mi querido protagonista estaba muy equivocado, aunque bueno su intención en todo momento era no molestar. Ya me voy, sigan disfrutando de la historia).

Después de ese rato, los hermanos se separan para ir a sus respectivos nuevos hogares. La casa de Lali no estaba muy alejada de la cafetería, a unos 10 minutos en coche, pero esos diez minutos se hicieron eternos ya que lo único que se escuchaba en el coche era la radio y esas canciones de los años 60 que escuchaban sus padres cuando eran jóvenes.

-Bueno, pues bienvenido a tu nueva casa, no es tan grande como los lujosos sitios en los que has estado pero bueno, no está mal. – Le dice Lali, dejándolo entrar.

Como le ha comentado Lali, su casa no es extremadamente grande pero tiene tres habitaciones, un lavabo, un salón bastante amplio el cual está conectado con la cocina, muy al estilo americano, y una terraza no muy grande pero lo suficiente como para tener una mesa con sus respectivas sillas y una hamaca enganchada en los extremos de la terraza. Es un departamento (o apartamento) muy bonito y lo tiene muy limpio y organizado.

-Es precioso Mariana. - Dice Peter mirando hacia todos lados.- No hace falta un lugar muy grande para sentirte cómodo.- Ahora la mira a los ojos y es en ese momento en el que Lali se da cuenta de que el chico que tiene delante tiene unos ojos verdes hipnotizantes, tanto que ella se queda callada por unos segundos. - ¿Mariana?

-Si perdona, ¿qué decías? - Le pregunta muy avergonzada, esperando que no se haya dado cuenta de cómo se le ha quedado mirando, él sonríe, parece que no se ha dado cuenta.

-Que si tengo una habitación o voy a dormir en el sofá, no me importa dormir allí pero he traído bastante ropa y no sé muy bien donde ponerla. - Dice tímidamente, rascándose el pelo y Lali sonríe, le parece muy tierno.

-Sí tranquilo, ven que tienes una habitación. Sería muy feo que teniendo tres habitaciones no te dejará una, ¿no?

-Tal vez las usas para otras cosas y no quiero que dejes de hacer lo que sueles hacer por mí, sobre todo cuando es algo tan temporal. -Le razona Peter.

-No lo uso para nada, a ver, una de ellas es mi despacho, pero esta es la habitación de invitados, y tú eres un invitado, así que por regla de tres está es tu habitación. - Le dice Lali riendo. Peter entra a su cuarto, está bastante vacía, hay una cama, bastante grande por cierto, un escritorio y un armario. Más que suficiente para Peter.

-Es perfecta Mariana. - Él agarra su maleta la pone en la cama y la abre, para ir dejando su ropa en el armario. Lali decide salir de la habitación para dejarlo guardar sus cosas, pero antes de salir se apoya en el marco de la puerta y le dice:

-Llámame Lali. - Peter, que estaba muy concentrado doblando su ropa la mira desconcertado.- Odio que me llamen Mariana, me hace sentir vieja. Solo te he dicho que me llames así porque me ha molestado que te burlarás de mi nombre. -Le es sincera, él deja de doblar y se acerca a ella, Lali no sabe muy bien, pero se pone nerviosa con el acercamiento.

-Lo había dicho porque estábamos en completo silencio, y sé que es por mi culpa, entonces quise hacer un chiste, pero nunca fue para molestarte. - Parece ser sincero. - Es más, me gusta mucho, es muy original pero ¿cómo salió ese nombre? Si me lo quieres contar claro.

-Me llevo solo un año y medio de diferencia con mi hermano, no era capaz de decir mi nombre y comenzó a llamarme Lali, de ahí todos mis familiares me llamaban así y a mí me gustaba más. Así que tengo que agradecer a mi hermano por no tener un nombre tan típico.

-Qué lindo, ¿te llevas bien con tu hermano? - Pregunta Peter, curioso por conocer a su nueva compañera de piso.

-Sí, con los dos. Tengo otra hermana, yo soy la más pequeña. – Le contesta. - Bueno, mejor te dejo solo recogiendo tus cosas, si quieres salimos a cenar fuera y visitas la ciudad, aunque me ha dicho Cande que tu vivías aquí, ¿no?

Peter asiente: – Sí, estuvimos aquí hasta que yo cumplí 10, es cuando empecé a salir en campañas de moda y mis padres pensaron que era mejor mudarnos a la capital para que así consiguiera más trabajos - Le cuenta Peter, no parece muy feliz explicándole así que Lali decide no indagar más. – Aunque me vendría bien un recordatorio de esta hermosa ciudad, ya hace más de 15 años que no vengo y no sé si las cosas habrán cambiado así que sí, acepto tu invitación a salir por aquí.

-Eh, eh, eh. - Le para Lali gesticulando mucho con los brazos, a Peter eso le hace gracia, porque siendo tan pequeñita le parece como un minion enfadándose. - Invitación nada, te pagas tú lo que vayas a cenar, que encima eres millonario, como para que te tenga que pagar yo con mi sueldo de pobre.

-No soy millonario, pero no te preocupes, ya tenía pensado pagarme mi comida. - Le dice Peter con una sonrisa, Lali se da cuenta que sonríe con una mueca hacia la izquierda, le parece bonita. No dice nada y sale de la, ahora, habitación de Peter, y se va a su despacho a escribir sobre los avances de Laura en el portátil.

Después de una hora escribiendo varios informes, a Lali se le comenzaban a cerrar los ojos, ese día había dormido muy poco, la ansiedad últimamente le estaba absorbiendo mucha energía y eso lo odiaba. Siempre ha sabido controlarla, pero últimamente no es capaz y no sabe el por qué. Cuando está a punto de quedarse dormida en frente del ordenador tocan a la puerta, y eso es más que suficiente para despertarse y mirar hacia allí, la cual se abre lentamente y ve como la cabeza de Peter aparece poco a poco, seguramente con miedo a molestarla.

- ¿Interrumpo?.- Pregunta Peter, ella niega y cierra el portátil.- Mejor, ¿te apetece que vayamos saliendo?

-Claro. -Se levanta entusiasmada. - ¿Tienes algún sitio donde quieras ir? - Le pregunta Lali y él niega. - Creo que podríamos ir al parque, no ha cambiado desde que llegue a la ciudad así que creo que te puede traer buenos recuerdos. Además, hay un restaurante italiano al lado y está todo buenísimo, ¿te apetece?

-Por supuesto, me parece un plan de diez. - Eso le suena bastante cheto a Lali (eso significa pijo en mi país, pero conociendo el significado que tiene en otros países vamos a dejar la palabra cheto). -Además, yo tengo raíces italianas así que me encanta su comida, aunque estoy convencido de que yo hago la pasta diez mil veces mejor que los italianos. – Dice riéndose, y contagia la risa a Lali.

-Si, seguro. - Le dice de manera irónica. - Anda, vayamos ya que si no luego se hace tarde.

Conforme dice eso, los dos agarran sus móviles, billeteras, llaves de la casa y salen hacia el parque, la primera salida de muchas. 

Llegas tú (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora