Capítulo 2

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Esos ojos violeta tan enigmáticos lo hicieron perder la razón por unos instantes, Degel no sabía como reaccionar ante ese hombre que estaba en la puerta. Había colocado sus manos sobre el pecho de ese hombre de tez morena intentando verlo mejor.
No negaba que estar entre esos brazos lo hicieron perder la cordura por unos instantes, ni siquiera con Unity, no dejaba que lo tocara, pero esto que experimentaba era distinto.

- ¿Podría soltarme por favor? - Susurró el joven intentando liberarse del agarre de ese hombre de tez morena.

El gemelo menor despejó su mente por unos instantes, sacudió su cabeza y soltó a ese enigmático joven con el que había chocado.

- Lamento ser inoportuno, estoy buscando al esposo del dueño de esta casa... Me dijeron que se llama Degel - Respondió Deuteros tratando de mirar para otra dirección que no fuera ver de frente a ese chico de cabellos verdes.

- Estás frente a él - Al decir esto Degel sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar sus anteojos, sin darle tanta importancia a ese sujeto.

Deuteros se quedó embelesado al oír aquello, nadie le había mencionado que ese joven hermoso, quizá unos cuantos años menor que él, sería al que cuidara como su sombra, aunque pensándolo bien sería un honor para él servirle a esa belleza.

- Lamento mis modales, mi nombre es Deuteros - Tomó su mano con suavidad, aunque Degel llevara sus guantes puestos depositó un beso sobre su dorso - Yo seré su chófer a partir de hoy.

Genial, pensó Degel rodando los ojos. Otro más que se la pasaría cuidando sus pasos como una sombra, si lo pudiera hacer se escaparía lejos de todos para poder ser libre, sin embargo vivía con Unity por la simple y sencilla razón que le había amenazado con seguirlo a donde quiera que vaya con tal de regresarlo al lugar donde pertenece que es a su lado como su pareja.
Las veces que Degel se negaba a sostener relaciones sexuales con él era porqué no se iba a permitir tener un hijo de alguien a quien no ama.

- Espero que no seas tan posesivo como los demás que me han tocado Deuteros - Contestó Degel soltándose del agarre del joven moreno.

- Siento mucho tener que seguirlo pero... Es mi trabajo y no quiero perderlo solo por que usted lo dice. Ahora si me lo permite, dígame a donde quiere que lo lleve, el auto está listo.

- Quisiera estar lejos de todo esto... Esta jodida vida que me tocó quisiera enterrarla - Respondió molesto tomando sus cosas, pasó frente a Deuteros quitándolo de la puerta y caminó hasta el auto en color negro último modelo que lo esperaba en la entrada de la mansión.

Deuteros notó que era de carácter fuerte, pero no sería impedimento para tratar con él.

Sin decir una palabra más, dejó escapar un suspiro y le abrió la puerta trasera a Degel para que pudiera subir.
Quizá, caballerosidad ante todo.

Cuando estuvo en el asiento, cerró la puerta y tomó su lugar para manejar.

- ¿A donde gusta que lo lleve joven Degel? - Preguntó Deuteros tratando de no mirarlo directamente.

- Donde quieras... Me da igual - Respondió con altivez.

El gemelo menor rodó los ojos y encendió el auto, había un lugar donde quizá pueda llevar a Degel. Sobre la carretera que estaba afueras de la ciudad, a una media hora se encontraba un mirador, quizá allá pueda despejarse unos momentos de su vida el joven cautivo de la mansión.

En todo el trayecto, Degel no emitía palabra alguna. Deuteros lo miraba de reojo por el espejo sin interrumpir su labor manejando.

Pero cuando Deuteros se desvió del camino y tomó rumbo a la carretera, el joven de cabellos verdes comenzó a impacientarse.

- ¿A... A donde vamos? - Preguntó nervioso al darse cuenta que la carretera estaba casi sola, pocos autos eran los que pasaban.

- Joven Degel... Usted mismo me dijo que donde fuera, que le daba igual, puedo incluso hasta secuestrarte y nadie lo notará - Respondió el gemelo menor sonriendo ladino, claro que jamás lo haría pero quería ver la reacción de ese joven que primero al parecer le valía su vida pero se dio cuenta que realmente no era así, solo lo decía para despistar.

- Yo... yo no me refería a esto - Susurró nervioso intentando zafar el seguro de la puerta pero su chófer había activado el seguro para niños, no sería fácil salir de ahí.

- No pienso hacer nada malo Degel, solo quería ver si realmente temías por tu vida y así lo hiciste. Te llevaré a un lugar tranquilo para que puedas despejar tu mente, te ves muy tenso - Contestó sin quitar la vista de enfrente.

- Deuteros - Susurró Degel.

Demoraron en llegar al mirador como media hora aproximadamente, aún era temprano así que no hubo ningún inconveniente en estacionar el auto.
Se podía divisar a lo lejos un río, mucha vegetación y árboles frondosos a lo lejos, se encontraban a varios metros de altura.
Degel salió del auto y caminó hasta la barda fascinado por el paisaje.

- ¿Qué sucede Degel?

El joven esposo de Unity dio un suspiro, cerró sus ojos y se quedó callado. Si le preocupaba su vida y ese mirador a esa altura sería el plan más descabellado que se le ocurría... Suicidarse.

Estaba dispuesto a hacerlo por la jodida vida que llevaba pero unos brazos morenos lo abrazaron por detrás impidiendo que lo hiciera.

- No sé cuanto has sufrido, pero puedo verlo en tu dulce mirada - Le susurraba al oído sin dejar de abrazarlo con tal de evitar que hiciera esa loca idea - No pienso dejar que hagas algo malo que te perjudique.

Tenerlo de esa manera hacía que sus piernas temblaran, una extraña corriente eléctrica recorrió su espina dorsal - Mi vida es una porquería.

- No lo sabré a ciencia cierta si no me lo dices... Si esto le hace sentir mejor, quiero oír todo lo que me quieras decir pero ten por seguro que jamás dejaré que tengas esos pensamientos suicidas Degel... Eres un ángel que no merece sufrir.

Degel al escuchar aquellas palabras comenzó a soltar en llanto y se giró para poder abrazar mejor a Deuteros.
Jamás en su vida había sentido esa calidez desde que murió Kardia en ese accidente, era el único que lo escuchaba y era lo que él buscaba... Alguien que lo comprendiera y que le diera ánimos.

Ese nuevo chófer comenzaría a ser parte de su vida...

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