XIX

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Gemma conducía lo más rápido que la ley le permitía a la dirección que Zayn le había dado, pero para Harry eso no era suficiente, su omega arañaba en su pecho pidiendo ir con su alfa, necesitaba ayudar a su alfa.

– Harry, llama a Zayn, dile que nos espere en la entrada, no me arriesgaré a que algún alfa estúpido nos intercepte.

Harry asintió mientras cogía el teléfono que su hermana le ofrecía y marcaba el número del alfa moreno, que no tardó en contestar.

– ¿Gemma? ¿Va todo bien?

– Soy Harry, ¿puedes ir a la entrada del hotel?

Al otro lado de la línea Zayn se levantó de su cama y con el ceño fruncido caminó hacia la puerta.

– No entiendo, Harry, ¿para qué?

– Estamos llegando, Gems no quiere entrar conmigo sola por si nos cruzamos a un alfa que quiera sobrepasarse por mi celo.

Harry escuchó un portazo y la respiración acelerada de Zayn al bajar las escaleras, no esperaba que la reacción del alfa fuese esa.

– ¿Cómo se te ocurre salir de casa en tu estado, Harry? ¿Quieres que Louis me mate por ser cómplice de esto? Pero todavía más importante, ¿a qué vienen?

– Voy a ayudar a mi alfa, claro.

Harry hablaba como si aquello fuera lo más obvio del mundo, pero en la mente de Zayn sonaba a completa locura, el omega no estaba pensando con claridad, no sabía lo que quería, solo estaba nublado por el celo.

Cuando se encontraron en la entrada del hotel Zayn procuró no tocar demasiado a Harry, pues no sabía cómo podía reaccionar su alfa y tampoco quería que Louis sintiera su aroma en el omega si de verdad iban a estar juntos, pero eso no significaba que no gruñera a cada alfa que se acercaba a él mientras eran seguidos por Gemma hacia el ascensor.

– ¿Estás seguro de lo que quieres hacer? Quiero decir, ¿completamente seguro?

– Sí, Louis no me haría daño, yo lo sé, y también lo necesito.

En ese momento Harry se dobló sobre su vientre, otra oleada de calor lo había invadido y un grito desgarrador salió de su garganta mientras Zayn apretaba con demasiada fuerza la barra del ascensor en un intento por controlar a su alfa, que parecía responder al omega. Culpaba a la biología, pero confiaba en ser más fuerte, tenía que serlo.

Gemma ayudó a su hermano a salir del ascensor y cuando un beta se cruzó con ellos en el pasillo Zayn casi le arranca el cuello, pero por suerte la omega pudo detenerlo a tiempo antes de que aquel pobre hombre perdiera la vida de forma inocente. Con toda la poca cordura que en aquel punto le quedaba Zayn abrió la puerta de Louis con la tarjeta y el intenso aroma del alfa los golpeó, atontando un poco a Gemma y Zayn, pero enloqueciendo a Harry, quien entró y cerró la puerta detrás de su espalda mientras miraba a su alfa a pocos metros de él. Sonrió coqueto pues el alfa estaba tan concentrado tratando de calmarse que no había notado la presencia del omega, pero sí su aroma.

En el momento en el que el intenso aroma a vainilla invadió los sentidos de Louis, el castaño creyó que había enloquecido por culpa de aquel dulce omega de ojos verdes y rizos de chocolate, pues aquello era cualquier cosa menos normal, había caído tan fuerte por él que ya incluso imaginaba la presencia de su aroma, pero no le disgustaba, era perfecto, para él lo era.

Harry sonrió cuando escuchó su nombre salir de los labios de Louis y cuando el calor en su propia piel se volvió insoportable dejó de morderse los labios, que no supo ni en qué momento comenzó a hacerlo, y se acercó a pasos lentos hacia la cama en la que el alfa se encontraba, quitándose la camiseta por el camino y manteniendo su sonrisa coqueta.

Alfa.

Louis casi muere en ese instante, sus ojos abiertos como platos mientras miraba al omega frente a él. No tardó mucho en sentarse y abrir los brazos al chico que, rápidamente y sin pensarlo demasiado, se sentó a horcajadas sobre él mientras juntaba sus labios en un beso muy apasionado, ambos estaban ardiendo bajo el tacto del otro.

Y se entregaron al otro en cuerpo y alma durante horas.

– Aún no te pregunté, ¿por qué viniste aquí?

Louis acariciaba la espalda de Harry, quien estaba apoyado en el pecho del alfa, ambos cubiertos solo por una sábana en un momento de lucidez. El omega en respuesta se encogió de hombros y miró a Louis a los ojos, esos preciosos ojos azules en los que podría perderse sin ninguna duda.

– Gemma me dijo que estabas en celo, quería ayudarte y que me ayudaras.

– Eres hermoso, omega.

Las mejillas de Harry se tornaron de un fuerte color rojo y escondió su rostro en el hueco del cuello de Louis, inhalando su aroma.

– Bebé, tengo que preguntarte algo, es importante.

Harry salió de su escondite, todavía más sonrojado por el apodo que su alfa había usado, pero con la curiosidad brillando en sus ojos.

– Dime.

– ¿Tomaste supresores?

El rizado asintió antes de volver a esconder su rostro en el cuello de Louis y abrazarlo dejando un beso en el cuello del alfa. Por su parte Louis seguía acariciando la espalda de Harry, y aunque la sola idea de su omega embarazado lo enloquecía no era el mejor momento para un cachorro.

– ¿Cuántos cachorros te gustaría tener?

Sonriendo ante la pregunta, pero apretando más a Harry contra su cuerpo y llevando inconscientemente su mano hasta el vientre del rizado pudo imaginarse a su hermoso omega embarazado, mientras dos niños corrían por la casa riendo. Era su futuro ideal, el futuro que lucharía por conseguir.

– ¿Lou, me estás escuchando?

– Sí, perdona, me gustaría tener muchos, tal vez cuatro o cinco, pero aceptaré todos los que tú quieras darme.

Harry se sonrojó de nuevo y dejó un beso en el pecho del alfa cuando iba a levantarse, pero en cuanto Louis notó sus intenciones ciñó mejor su brazo alrededor de su cintura impidiendole alejarse.

– No. Mío.

– Lou, tengo que-.

– Mío.

Louis empezó a dejar besos por su cuello, sobretodo en el lugar en el que un día iría su marca de unión, y Harry tuvo que ahogar un gemido en su garganta pero realmente tenía que levantarse.

– Lou, necesito agua, suéltame.

El tono de voz delicado que Harry usó sobresaltó al alfa, que tan rápido como pudo lo soltó saliendo de la cama, a lo que el rizado se quejó cuando el frío rozó su piel, pero se calmó cuando el castaño regresó con una botella de agua y un sándwich para su omega. Tenía que cuidarlo y ser un buen alfa para él.

Mientras Harry comía sentado en la cama Louis besaba sus hombros y espalda y mordía suavemente sus caderas, en un intento por calmar a su alfa mientras el rizado terminaba su comida, su alfa interior sabía que tenía que cuidar de él, el instinto de protección era superior.

Pero Harry no pudo terminar de comer, dejó su sándwich en la mesita que tenía a un lado de forma torpe y apresurada antes de volverse hacia su alfa y besarlo con pasión mientras trataba de juntar sus cuerpos más de lo físicamente posible buscando el roce con su alfa que calmara su necesidad, y Louis no se lo iba a negar, menos aún cuando ambos necesitaban lo mismo.

– Sabes a queso.

Las risas que acompañaron al comentario de Louis fue lo único coherente que dijeron en los siguientes momentos, el celo apoderándose de ambos y juntando no sólo sus cuerpos, sino también sus almas.

Aunque no había mucho que hacer cuando sus almas habían sido creadas para ser una sola.




|♡|

Ahora es cuando me linchan por la falta de narración, les doy permiso.

Si hay errores ortográficos sentiros libres de corregirlos.

All the love

Flores Salvajes || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora