¹⁸|¡Jefnier!

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Amelié

Luego de todo aquel drama, desperté junto a el señor Osorio, pero no de una forma normal, si no de la más placentera de todas.

- Tendré que dormir en tu casa más seguido. - Dije antes de soltar un largo bostezo.

- No te acostumbres demasiado, la próxima vez me toca a mi. - Contestó con humor.

- Tienes razón. - Llevé mi mano a su rostro y acaricié su mejilla con delicadeza. - Me alegra estar aquí luego de todo.

- A mi también, bebé. - Eliminó la distancia entre nosotros y depósito un corto beso en medio de mi frente. - ¿Tienes hambre? Yo si. -Murmuró y con dificultad, debido a su cansancio, se levantó de la cama, permitiéndome ver su cuerpo completamente desnudo. - ¿Te gusta lo que ves? - Pregunto con una pizca de picardía.

- Si ¿y a ti? - Rápidamente me levanté del colchón, provocando que las sábanas caigan al suelo. Su reacción inconsciente fue morder su labio inferior.

- Es la primera vez que vas a escuchar esto de mi parte, pero por favor cambiate porque juro que te comeré de nuevo, pero al mismo tiempo desayunaré sobre ti, porque estoy demasiado hambriento.

Ambos comenzamos a reír y por un momento sentí que los dos estábamos pensando lo mismo. Realmente teníamos una conexion, realmente disfrutábamos estar juntos.

- Ok, sólo porque no quiero terminar cubierta de café y mermelada.

Como sólo tenía las prendas que vestía la noche anterior, y realmente eran incómodas, Jefnier me presto una camisa suya y un boxer, ya que me parecía antihigienico volver a utilizar mi ropa interior.

[♢♢♢]

- Elegiste la vocación errónea Jef, tendrías que ser chef de café y tostadas con mermelada de frambuesa. - Comenté con mi boca llena de comida.

- ¿Acaso eso existe? - Pregunta con diversión y luego le da un sorbo a su taza.

- Tendría qué.

Los minutos pasaban volando entre risas y chistes de parte de ambos, principalmente míos ya que él no es un gran humorista.

Una vez que terminamos de desayunar, Jefnier se levantó de su asiento y caminó hacia donde yo me encontraba, hasta quedar a centímetros de mi cuerpo.

- ¿Te he dicho que me encantas? - Murmura casi rozando mis labios.

Asenti lentamente y rodee su cuello con mis brazos. - ¿Te he dicho que desde el primer momento que te vi puedes calentarme con sólo unas palabras?

- No, no me lo has dicho. Igualmente ya lo sabía. - Al finalizar la oración, llevo sus labios a mi cuello y comenzó a repartir besos húmedos en distintas zonas de este. Por mi lado, inconscientemente mordi mi labio inferior y ladee mi cabeza, ofreciéndole más espacio para explorar.

- Osorio, te am...- Estaba a punto de cagarla cuando un grito se escucha del otro lado del salón.

- ¡Jefnier Osorio! ¿¡Que carajos!?.

Ambos nos sobresaltamos y volteamos hacia el lugar donde provenía el sonido.

- Rosie, puedo explicar todo. - Habló mientras intentaba acercarse a ella.

- ¿Qué tienes que explicar? ¿Que te coges a una niñita de 17 años? ¿Que me has estado evitando todo este tiempo por "eso"? - Y me señaló con asco.

Yo sólo había quedado atónita, estaba tan asustada como Jefnier, no por Rosie y sus estúpidos ataques de posesividad, si no de que mis padres y el resto del mundo se entere.

- Por favor Rosie, calma ¿Si? Tú sabes la razon por la que no estamos juntos, Amelié no tiene nada que ver.

- ¡Oh por Dios! ¿Ahora la defiendes? ¡Es una maldita zorra de 17 años!.

Y allí fue cuando salí de mi transe. - ¡Oye! Tú no me hablas así, yo no he obligado a Jefnier a estar conmigo y no soy ninguna zorra, estúpida. - Me levanté de mi asiento y camine peligrosamente hacia ella, hasta que Jefnier se interpuso, impidiendome seguir.

- Por favor Amelié, déjame que yo solucione esto. - Y pude ver en su rostro miles de emociones, pero lo único que pude hacer, es comprender que el que más corría riesgo aquí, era él.

- Jefnier Osorio, quiero una explicación ahora. - El rostro de Rosie estaba rojizo por la furia y sus ojos estaban cristalizados debido a las ganas de llorar. - Después de todo lo que hice por ti, después de haber estado en tu peor momento, después de soportar tus llantos todas las jodidas noche por la muerte de Loanne aún estando conmigo, porque la amabas. ¡Así me pagas, maldita sea! - En medio de su enojo tomó en sus manos un jarrón que era parte de la decoración y lo hizo estallar contra la pared.

Pude notar como el cuerpo de Jefnier se tensaba, como sus nudillos se tornaban pálidos y su respiración comenzaba a ser mas pesada al pasar de los segundos, sin embargo, no podía ver su rostro ya que me encontraba detrás de él.

- ¡Oh! ¿Ahora vamos a empezar a reclamar cosas? Yo hice el triple de cosas por ti, saque a tu familia de la ruina, y te salve a ti de tu padre. Lo mínimo que podías hacer era apoyarme. ¡Sabes que odio que nombres a Loanne! Si en algun momento estuve contigo, fue porque me pediste que sea tu pareja en mi momento más débil. Y si permanecí a tu lado, fue por lástima, por compromiso. - Respiro hondo, intentando controlar sus impulsos y terminó de hablar. - Por favor vete y no hables de esto con nadie, no quiero verme obligado a quitarte todo lo que te di, a ti y a tu familia.

Jamás había visto a Jefnier de esa forma, tan débil, tan expresivo y dolido. Sentí que era todo mi culpa.

Rosie me dirigió una última mirada de odio y se retiró a paso rápido de allí.

Automáticamente me acerqué a él y con fuerza rodee su torso con mis brazos. Apoye todo mi cuerpo a su espalda y podía notar como su respiración poco a poco volvía a la normalidad.

- Relájate ¿Si? - Tome sus manos con las mías y las apreté con fuerza, quería que sepa que yo iba a estar aquí para él. - Lo lamento mucho, amor. Todo esto es mi culpa. -Murmuro con tristeza.

Minutos de silencio después se voltea para quedar frente a mi y me mira con sus ojos inundados de preocupación y dolor. - Yo lo lamento mucho, Amelié. Tu sólo eres una pequeña que se dejo llevar por lo que un adulto estúpido hizo. No mereces esto, no mereces tenerme en tu vida, no porque tu no lo valgas, yo no soy suficiente.

Fruncí mi ceño con algo de molestia. - Señor Osorio, yo estoy completamente segura de lo que quiero y de lo que hago. Ambos nos merecemos, porque somos el uno para el otro, quizás jamás podramos estar juntos en una relación sería, pero la pasamos bien y ambos olvidamos todo lo malo estando cerca el uno del otro.

Esbozó una pequeña sonrisa, elevando una de las comisuras de sus labios. - Algún día te contaré más sobre mi. Por ahora sólo mantente a mi lado. -Asenti inmediatamente y luego de eso, unió su boca con la mía, en un tierno y delicado beso.

- Osorio, ¿Tenemos que preocuparnos por Rosie? ¿Si le cuenta a todo el mundo lo nuestro?

- Tranquila bebé, tengo todo bajo control.

Wasabi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora