Amelié
El dia de ayer me había costado demasiado conciliar el sueño, aun así luego de ver algunos capítulos de grey's anatomy, lo logre.
Debido a los rayos del sol dirigiéndose directamente a mi rostro, desperté. Me sentía como si sólo hubiera dormido unas pocas horas.
Me quité la almohada de la cara y tomé mi celular de la pequeña mesita a un lado de mi cama. Observé la hora y maldeci absolutamente todo.
Había dormido sólo cinco jodidas horas. Mis párpados se sentían pesados y mi rostro completamente inflamado debido a las miles de veces que he llorado el día anterior.
Intenté unos minutos poder dormir nuevamente, pero aun así no lo lograba.
—¡Joder! - Grité. Arroje todas las cobijas al suelo y me senté sobre el colchón desganada.
Froté mis ojos con mis puños y aun así me costaba abrirlos. Me levanté, camine hacia el gran espejo en la pared que estaba a un lado de mi cuarto y me observe en él.
Mis ojos, mi nariz y boca estaban hinchadas. Bufé de la frustración y camine hacia el baño. Lave mi rostro y dientes, cepillé mi cabello y luego lo até en una cola. Me puse un poco de crema en mi cara con la esperanza de bajar la inflamación.
— Amelié, el desayuno esta listo. - Hablo mi madre desde el otro lado de la puerta.
No contesté y ella no espero respuesta alguna.
Baje con mi pijama puesto y fui directamente hacia la cocina.
—Buenos días, pequeña. -Saludó mi padre.
— Mmh. -Contesté y tomé mi tazón con cereales y leche.
— ¿Quieres que hablemos sobre lo de anoche? ¿Sigues considerando ir con tu abuela? -Preguntó mi padre.
— ¿Te irás? -Dijo mi madre con sorpresa. - Que maduro de tu parte, Amelié. Por primera vez me sorprendes, de buena forma.
Deje la cuchara dentro de mi tazon y golpee la mesa con mi puño. — Cierra la maldita boca, no soporto oirte ni una vez más. - Mi madre quedó atónita.
— ¡Amelié! No le hables así a tu madre.
Me levanté de mi asiento y deje mi tazón casi lleno a un lado. — Si me voy, una de las razones seras tú. - Hablé mirando fijamente a mi madre.
Subi rápidamente a mi cuarto y me quite el pijama, para colocarme algo igual de cómodo, pero decente para salir a la calle.
Tomé mi móvil y para mi sorpresa tenía en él un mensaje de Jefnier, de aproximadamente 3 minutos.
Jefnier Osorio: ¿Te irás a Londres?.
Amelié: No molestes.
Decidí hacer lo que me había propuesto hace unos segundo y le textee a Sophie.
Amelié: Me iré ¿Quieres ayudarme con mis maletas?
Sophie: Ire, pero sólo para convencerte de que te quedes.
Amelié: No estoy de humor, Phie.
Sophie: Por eso no es momento de que tomes una decisión tan importante.
Bufé y me deje caer sobre mi comoda cama.
¿Qué haría en Londres? Quizás sólo se me vaya unos meses, no creo poder soportar tal aburrimiento.
• Bling • Sonó mi celular, un nuevo mensaje de texto.
Jefnier Osorio: Lo lamento, siento que estoy dejando ir algo muy importante y aun así no puedo hacer nada.
¿No puede hacer nada?
Amelié:
Ayer pudiste hacer algo, hoy no.¿Recuerdas lo que te dije? Sólo hablame cuando seas sincero y tengas las agallas de admitir lo que sientes.
Jefnier Osorio: Eres una niña de 17 años, yo un adulto.
Amelié: Oh, ¿Ahora lo recuerdas? Por que cuando me follabas, parecía que no.
Idiota.
Apague mi móvil y lo arroje sobre un pequeño sofá en la esquina de mi habitación.
Me iré a Londres.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que sin darme cuenta caí rendida en sueño.
《•••》
- ¿Amelié?— ¿Mhh?
Luego de dormir tan pocas horas, pude descansar al fin y nuevamente algo me interrumpió.
— Amelié, despierta. -Susurra una voz femenina mientras sacude con delicadeza mi cuerpo.
— ¿Quien eres y que carajo quieres? -Murmuré mientras me removia en mi cama.
— Sophie.
Me senté sobre mi colchón y resfregue mis ojos con mis puños.
— Ayúdame a armar las maletas. -Murmuré con mi voz ronca.
— Amelié, de eso quiero hablar. No creo que lo mejor sea irte, ¿realmente el vale la pena?
— Lo amo, Phie. - Mis ojos se habían cristalizado, todavía no había podido hablar con alguien del tema. — Necesito que me apoyes.
Ella observó mi rostro unos segundos y luego una pequeña sonrisa se formó sobre sus labios.
— Armemos las maletas, bebé. - Se acercó a mi y me rodeó con sus brazos, en un fuerte abrazo.
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Wasabi
Fanfiction•Tenia tan sólo 17 años y había logrado conquistar a Jefnier Osorio, el atractivo socio inversionista de mi padre, quien tenia 20 años. Portada por Editorial Silver y -xsusxjx Adaptación.