4. Velocidad

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LOUIS LANE RESPIRÓ PROFUNDAMENTE.

Cerró y abrió los ojos, y vio la pista que tenía adelante, la cual había recorrido cientos de veces desde que tenía uso de razón.

Era jueves por la tarde, y el karting de Woodspring estaba más lleno de lo normal para ser un día de semana. Chicos y chicas de su edad se amontonaban y chillaban detrás de los bloques rectangulares de heno que servían para dar forma a la pista de karting. Todos llevaban camisetas ajustadas de espándex y pantalones del mismo estilo como si eso los hiciera lucir más fitness.

Louis rio por lo bajo.

El sol estaba a punto de caer, por lo que los focos se encendieron y bañaron la pista de una luz artificial potente que hacía parecer que aún era de día. Le costó un momento enfocarse de nuevo.

Tomó y soltó el volante de su SJ1 en un intento por canalizar la adrenalina que, sabía, ya empezaba a correr por sus venas.

—¿Listo para perder?

A su lado, Garrett, su hermano mayor, gritaba por encima del motor de su kart, que no dejaba de rugir, y lo miraba con suficiencia.

—Hoy no —respondió Louis, quien hizo lo mismo que él.

A pesar de tener puesto el casco protector, podía imaginar la sonrisita burlona en sus labios. Cómo lo odiaba.

Desde que Louis podía recordar, Garrett siempre lo superaba en todo; al parecer, sin siquiera intentarlo. Por tanto, desde hace un tiempo habían comenzado una agresiva competencia por convertirse en el hijo favorito, pero Garrett siempre parecía llevarle la delantera.

Louis había aprendido a nadar a los 8 años, y Garrett a los 7 años ya estaba participando en competencias de la Liga Infantil de Natación; Louis había sido vicepresidente de su clase dos veces, pero Garrett había sido presidente en tres ocasiones; Louis había representado a Ohio en las Nacionales y había quedado entre los tres primeros; Garrett también, pero él había ganado. No importaba lo mucho que se esforzara: al final nunca alcanzaría ese nivel de perfección.

Garrett lo sabía, y cada vez que tenía oportunidad, se lo dejaba entrever. Y eso, en lugar de hacer que Louis se rindiera, solo incrementaba sus ganas de competir.

El sonido de un silbato cruzó el aire. Significaba que los pilotos debían estar atentos al semáforo.

Luz roja.

—Puedes irte ahora. Nadie se dará cuenta.

Garrett tenía la vista fija en el semáforo mientras hablaba.

Louis lo ignoró. En primer lugar, ni siquiera le gustaba aquel deporte, pero él lo había retado frente a casi todo el instituto, y negarse era impensable.

Luz naranja.

Aparte, la oportunidad de dejar en ridículo a Garrett le parecía tentadora. No era algo que se le apareciera todos los días.

Tenía tiempo sin manejar un kart, pero ¿qué tan difícil podía ser?

Luz verde.

El kart de Garrett arrancó con un bramido y dejó una estela de polvo tras de él. Un segundo después, Louis seguía el parachoques de su kart. Había pasado de 0 a 200 km/h en un abrir y cerrar de ojos, y sentía la habitual sensación de libertad y escape. La primera curva cerrada la había atravesado elegantemente, pero su hermano seguía unos cuantos centímetros delante de él. No dejó que lo afectara, aceleró intentando rebasarlo, pero él se lo impedía cortándole el paso y moviéndose de un lado a otro.

GUARDAR UN SECRETO (VANDER 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora