Estaban atrapados. Nuevamente, Yashiro había caído en la trampa de algún espectro y Hanako-kun apareció para salvarla. De alguna forma u otra, terminaron cayendo en un pozo que parecía tener décadas.
Cuando despertaron, estaban en el suelo. Lo primero que enfocaron sus ojos fueron figuras geométricas de un café claro. Oían un leve bullicio. La ropa de ambos había cambiado. Pasaron por un leve lapso de pánico antes de levantar la mirada. Las luces eran cegadoras, un resplandor de colores y brillos les permitíó ver el escenario frente a ellos. Señoritas con vestidos antiguos, refinados y elegantes, danzaban por el salón en una avivada melodía. Los cabelleros, con hermosos antifaces, marcaban los pasos a seguir con la sutileza digna de un noble. Tan extravagantes que los hacían sentir fuera de lugar.
Tardaron en procesar lo que ocurría. Estaban en medio del salón donde se llevaba a cabo un elegante vals.
Amane buscaba entre cada figura al espectro que los mantenía cautivos con evidente molestia. Nene, por otro lado, estaba concentraba en la suave tela que poseía su atuendo; un hermoso vestido con tonalidades crema y una autenticidad que no se vería en su época.
ㅡ ¡Bailen, bailen, mis estimados invitados! ㅡ Anunció una voz en lo alto del salón. Allí estaba el fantasma. Con una amplia sonrisa mientras movía sus brazos emocionado. Era bajo, y tenía un aspecto similar al de un pirata.
Se pudo sentir una conmoción en el entorno. La música clásica, compuesta por una gran orquesta, cesó para dejar atrás la serena melodía de un piano cansado. Las luces cambiaron, dando un aspecto nocturno. La danza a su alrededor se reanudó a un ritmo más calmado, casi triste.
ㅡ Bailen, que la noche es bella, y dejen sus anhelos caer por los cabellos de alguna doncella. Solo así tolerarán las penurias que sucedieron tiempo atrás. ㅡ Su voz era extraña, como la de un narrador. Apenas distinguible en el ambiente que se había generado.
ㅡ Supongo que no nos queda de otra. ㅡ Suspiró el joven.
Se levantó sacudiendo un poco su traje. Tomó la máscara que estaba en el suelo frente a él y ocultó la mitad de su rostro en ella. Volteó en su dirección con una sonrisa.
ㅡ ¿Ha-Hanako-kun? ㅡ Preguntó confundida la chica cuando le extendió la mano. Ella estaba ocupada intentado decidir a cual de los chicos guapos que estaban a su alrededor aceptaría si es que alguno decidía acercarse.
ㅡ ¿Me concedes esta pieza, Yashiro? ㅡ Estuvo un momento en silencio. Un gran sonrojo se apoderó de su rostro. ¡Hanako quería bailar con ella! Pero no era para nada su tipo. Que problema.
ㅡ ¿B-Bailar? ㅡ Desvió la mirada para perderse en la falda de su vestido. Era hermosa.
ㅡ Si, es la única forma de salir de aquí.
ㅡ Oh...
El chico la atrajo hacia él, levantádola del suelo en un movimiento rápido. Una mano en su cintura, y otra sobre la suya. Se quedaron inmóviles por un instante. La sonrisa de Amane desapareció, sorprendido por lo bien que se veía. Y, antes de que ella dijera algo, inició la danza. A decir verdad, eran pasos aleatorios, intentado imitar su entorno, adaptándose. Estaban realmente serios al respecto. Rieron un poco mientras tropezaban con sus pies. De hecho, hicieron caer a la pareja que bailaba a su derecha. Y también a la que estaba a su izquierda, y detrás, y delante. Eran un desastre.
Una nueva melodía nació entre ellos. En la mezcla de sus risas, de su alegría. Yashiro miró a Hanako con los ojos iluminados, con cientos de palabras de por medio, en un mar de estrellas e ilusiones. Y Amane respondió con la luna en su mirada, en ese profundo cariño y admiración que solo con ella podía expresar. Inevitablemente se acercaron. Hanako entreabrió la boca con la mirada fija en sus labios, inclinándose como si fuera a murmurarle un secreto, uno que llevaba escondido mucho tiempo. Y casi lo hizo, pero decidió mirarla antes. Su expresión decayó al observar aquellos orbes llenos de vida; inocentes, atentos. La realidad lo sacudió una vez más, renegando del destino. Se alejó, manteniendo una distancia adecuada. Y aquél brillo tan particular se apagó.
Mantuvieron el ritmo sin decir ni una palabra, no era necesario. Ambos tenían el mismo impulso atorado en el pecho, allí, retorciéndose junto a sentimientos que no terminaban de definirse.
No pasó mucho más. Se libraron del espectro y regresaron a su realidad. Era incómodo para ellos. Nene optó por salir de allí lo más rápido posible. Con un lindo sonrojo y su típica actitud vergonzosa. Hanako la dejó marcharse sin nada que decir.
Una vez solo, miró al cielo con las manos en los bolsillos. La luna se elevaba tan ostentosa como siempre. Pudo ver en aquella marea de luces y brillo los ojos de Yashiro. Y deseó estar allí, junto a ella. Bajó la mirada, con una sonrisa resignada. No podía, después de todo, decidió que no iría a ningún lugar nunca más hace mucho tiempo ya. Sus sueños de ir a la luna, de estar con ella, no eran más que un anhelo egoísta, pasajero. Al menos podía consolarse en la idea de que Yashiro viviría una gran y larga vida. Aún si tuviera que sacrificar a alguien más, aún si tuviera que cambiar el destino una vez más.
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Bueno, aquí termina este extraño one-shot. La verdad no me gusta mucho esta pareja, pero la idea y sobretodo la imagen se me hacia muy bonita y tenía que narrar esto. Espero que les haya gustado.