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-Miriam, cariño, tienes visita. Yo mientras voy a por un café.

Por la puerta entraron tímidamente Ricky y Ana. Inma les había dicho que intentaran no armar mucho escándalo porque a Mimi, los sonidos muy fuertes le provocaba dolor de cabeza y, Ricky sobretodo, se tuvo que contener cuando saludó a su amiga.

- ¿Cómo estás? - le preguntó enseguida Ricky sentándose en un hueco de la cama que habían dejado libre las piernas de Mimi.

-¡Mejor!-contestó la granadina notablemente contenta por la visita de sus amigos.- Me duele la cabeza to el tiempo y me mareo cuando hago movimientos bruscos, pero me han dicho que es normal, así que tengo que ir con cuidao.

-Ya nos ha avisado mamá Inma de que no te reventemos los tímpanos. -rió divertido Ricky.

-Mi madre es una exagerá.

- Y ¿lo recuerdas todo? - No era ningún secreto que Ricky era una persona cotilla por naturaleza y necesitaba saber los detalles de cualquier acontecimiento. Y más si se trataba de su amiga.

-Trozos. Cuando me desperté no recordaba na, pero he ido recuperando poco a poco.

Mimi miró a Ana sentada en el sillón y frunció levemente los ojos extrañada por su comportamiento. Ana estaba muy callada y con el rostro serio. Miraba externamente la conversación que estaban teniendo esos dos, pero de ahí no pasaba.

-Menos mal... Vaya susto nos pegaste, hija de puta.

Pudo escuchar como Ana suspiraba pesadamente e intentó seguir la conversación con Ricky.

-Ya.. me imagino.

-La que también se asustó bastante fue Noe.

- ¿Ah sí?

- Casi nos mata a todos. Y encima ha puesto nuevas normas en el internado. -dijo pegando una palmada al colchón, dándole énfasis a sus palabras.

-¿Qué dices?

-Sí, sí, sí. -Contestó el chico colocándose en la cama dispuesto a explicarle todo a la granadina. - Mira, cuando te subieron en la ambulancia, Noe nos llamó a todos a su despacho, y nos cayó una de mil pares de narices. Creo que nunca la había visto tan cabreada.

-¿Alguien contó algo?- Esa pregunta le llevaba rondando por la cabeza un buen rato.

-No, la verdad.

Flashback.

-¡Ya mismo me estáis contando que coño estabais haciendo en la piscina a estas horas y por qué tengo a una alumna con la cabeza abierta!

La mirada de Noe estaba acuchillando a todos los chicos que tenía delante. ¡Y no era para menos! Los quería matar a todos.
Le habían despertado de un sueño tranquilo para decirle que Mimi había caído de la piscina y tenía una brecha en la cabeza y no dejaba de sangrar.

No se lo podía creer. ¡Las normas eran claras! Quedaba prohibido a todos los alumnos deambular por el internado a las tantas de la noche. Y todavía lo estaba más acercarse a la piscina, la cual estaba disponible exclusivamente para uso deportivo.

-¡¡¿¿Pero cómo se os ocurre??!! - siguió la directora, pegando un manotazo en la mesa.

Nadie se atrevía a decir nada. Muchos todavía estaban algo impactados con la imagen de Mimi con la cara llena de sangre.  Los otros pocos, tenían el mismo pensamiento: habían ido demasiado lejos.

-Rezad todos para que a Mimi no tenga ninguna secuela. Sois todos unos descerebrados. Cada año igual, haciendo lo que os da la gana, que os pensáis que sois los dueños de todo esto. ¡Ya estoy harta de vuestras mamarrachadas!

Te quiero lejos, pero...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora