—¿Confías en mí? —preguntó el ángel caído con su mano extendida.
Marcela le miró y su dulce inocencia permitió que sus ojos brillaran de anhelo, sintiendo como en su pecho se formaba un revoloteo de emociones fascinantes; de aquellas donde no había ni pasado o futuro en el cual pensar.
Extendió su pálida mano para tomar la ofrecida, pero se detuvo al medio roce de sus dedos. Las furiosas tormentas de su pasado se asomaron por su mente sin consuelo, nublando el brillo de sus ojos y borrando la suave sonrisa de sus labios. Retiró su mano con la mirada gacha y perdió, de esa manera, su oportunidad de volver a vivir.
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Pequeños Relatos para pasar el Tiempo
Kısa HikayeRelatos cortos donde la luz y la oscuridad se juntan en sinfonía.