24. Cara a cara

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June la esperó delante del edificio de apartamentos donde vivía, aunque el coche lo había aparcado en una calle cercana porque no encontró sitio más cerca. Tenía las manos en los bolsillos del pantalón beige perfectamente conjuntado con una chaqueta del mismo color. Además vestía un jersey negro de cuello alto y unos mocasines oscuros. Cuando el portal se abrió, abrió los labios debido a la sorpresa: Alexa no estaba sola. Se adelantó para poder consultarle a June sobre su identidad y pedirle disculpas por la pequeña encerrona, pero él lo entendió. En cualquier momento tendría que conocer a Travis.

—No te preocupes, preséntamelo.

Volvió junto a su novio y lo acercó cogiéndole de la mano. Cuando estuvieron a la distancia suficiente, se detuvieron.

—Él es Travis, mi pareja. —Esbozó una amplia sorpresa.

—Encantado, yo soy June. —Extendió la mano hacia él y Travis le correspondió.

—Lo mismo digo. —Lo observó largo y tendido analizando su aspecto físico.

Eran diferentes. Incomparables. Por algún motivo, eso le gustó.

—Alexa me ha contado que habéis abierto vuestra relación y estoy dispuesto a formar parte de su vida, si me lo permite.

—Sí, ella me ha contado también la grata experiencia que ha tenido contigo. Espero que las cosas sigan siendo así y que no se lleve un chasco contigo —le advirtió, siendo directo.

Podría haberle dicho mucho más, pero se conformó con entrecerrar los ojos para que viera que iba en serio con sus palabras. June solo sonrió.

—Puede que se lleve muchas sorpresas, pero chascos lo dudo —aseguró con suficiencia.

Travis mantuvo su gesto, desconfiado, pero al ver que June ni se inmutaba, se relajó y sonrió.

—Fantástico. Lo último que quiero es que Alexa sufra porque no se lo merece.

Y mientras tanto ella asistía a la conversación con algo de vergüenza. Jamás pensó que tendría que presenciar una escena de ese tipo, como tampoco imaginó que tendría una relación abierta con Travis. «Hay que ver cómo cambian las cosas con el paso del tiempo... O incluso de la noche a la mañana», pensó. Entonces se sintió observada por June y sonrió, algo nerviosa.

—¿Nos vamos ya?

—Claro... —Miró a Travis sin saber qué hacer o decir, pero él se lo puso fácil.

—Tranquila, ve con él, yo tengo cosas que hacer. Luego nos vemos.

Le dio un beso en los labios como despedida y volvió a entrar.

—He aparcado el coche cerca de aquí —comentó June cuando quedaron solos.

Ella asintió y esperó a que le indicara por dónde ir. Empezó a caminar hacia el lado izquierdo seguido de Alexa, que se quedó un poco atrás para admirar su espalda. Al llegar a la esquina, giró y solo le hizo avanzar unos cuantos pasos para detenerse ante el coche. Abrió la puerta del copiloto para que ella entrara y luego él rodeó el coche para hacer lo mismo.

—He pensado en ver alguna película en mi casa, conocernos un poco más o las dos cosas, lo que tú prefieras. Creo que allí podríamos estar más tranquilos —expuso June mientras arrancaba el motor.

—Quizá podríamos hacer las dos cosas, ¿no te parece?

June la miró durante unos instantes con una sonrisa que ella le devolvió y después clavó la vista en la carretera durante todo el trayecto hacia su apartamento. En cuanto llegaron y metió el coche en el garaje, volvieron a adentrarse en el interior del edificio y ella experimentó de nuevo la misma sensación que la primera vez ante la grandeza del lugar. Una vez en el ascensor, los dos se miraron sin mediar palabra y Alexa, dejándose llevar, se mordió el labio con suavidad. June pasó la lengua por sus labios, contenido, ansioso, nervioso y un poco excitado. No quedaba mucho para llegar a la planta donde él residía, pero no se resistió a acercarse a ella.

—Tengo un problema con los ascensores.

Ella reprimió una carcajada porque intuyó a qué se refería, aunque se hizo la tonta al preguntarle:

—¿A qué te refieres?

—A que siempre me ha dado morbo follarme a alguien en uno —murmuró.

Alexa dejó escapar un jadeo que no pudo guardarse en la garganta y él se apresuró a atrapar sus labios con los dientes. Mordió con suavidad antes de besarla y aferrarse a sus caderas. La chica entrelazó las manos tras la nuca masculina, dejándose llevar por ese beso que tanto había deseado desde la última vez.

—June... —lo llamó, intentando separarse lo mínimo para hablar—. June...

—¿Qué pasa?

—¿Tu intención realmente era que viéramos una película? —cuestionó con una media sonrisa.

Él se separó para observarla con otra sonrisa.

—Es verdad, hemos venido a otra cosa... Aunque si surge no seré quien se oponga —proclamó.

—Yo tampoco —le aseguró, sacándole la lengua después.

Al llegar a la planta, entraron en el apartamento de June y de nuevo él se encargó de bloquear el sistema para que nadie los interrumpiera sin tener que hacer uso del interfono con el que contaban todos los vecinos del edificio y que estaba conectado con la portería, donde se encontraba el conserje y portero del edificio.

—Ponte cómoda mientras me cambio. No tardo en volver.

Alexa paseó por la gran estancia mientras echaba un vistazo a todo lo que encontraba interesante. Desde cuadros familiares hasta elementos decorativos, algunos más extravagantes que otros. Se acercó a una pequeña estantería llena de libros y encontró una gran colección de un escritor que compartía apellido con él. ¿Sería algún familiar? Anotó en su mente esa pregunta para hacérsela en cuanto regresara y siguió analizando todo lo que encontraba hasta que decidió sentarse en el sofá.

June regresó minutos después vestido con una camiseta negra y unos pantalones del mismo color. Revolvió su pelo mientras avanzaba hacia Alexa bajo su atenta mirada. Era todo un descubrimiento verle vestido de esa forma.

—Acabo de descubrir que me gustas con el traje y sin él.

—Seguro que te gusto más sin él.

Él terminó sentándose a su lado en el asiento y la observó. Alexa aprovechó para preguntarle la duda que tenía en su cabeza desde que vio los libros de la estantería.

—Aparte de ver los libros que me comentaste la noche que nos conocimos, he visto que tienes los de alguien que comparte tu mismo apellido. ¿Es algún familiar tuyo o simple casualidad?

El hombre sonrió.

—Es mi hermano mayor —respondió—. Y por si te lo preguntas, sí, me he leído todos los libros que ha publicado hasta ahora. Podría dejarte alguno si te interesa.

—¿De verdad? —preguntó con un entusiasmo mayor del que pretendía. June asintió—. Espera que voy a mirar.

Se levantó y fue directa a la estantería para leer la sinopsis de todos y cada uno de los libros de Lucien. June la siguió y quedó quieto a su espalda mientras la observaba con atención. Soltó una risita al verla tan emocionada por algo tan simple como eso.

—Si aceptas una recomendación... —Alexa se sobresaltó al escucharlo tan cerca, aunque él no habló en voz demasiado alta y volteó la cabeza para clavar su mirada sobre él—. El aprendiz de la hechicera está bastante bien y es tomo único.

Mientras hablaba, cogió el libro mencionado y se lo ofreció para que leyera la sinopsis. Cuando lo hizo, Alexa emitió una exclamación de asombro.

—Tiene muy buena pinta, creo que definitivamente lo leeré. ¡Gracias!

Y en un impulso, con el libro en mano, lo abrazó. June, sorprendido y encantado, la correspondió.

La Fruta Prohibida: El club nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora