C A P I T U L O U N I C O

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Tener una familia grande era genial, eso pensaba Soobin cuando tenía siete años, varios tíos y algunos primos le venían bien en los momentos aburridos, aunque estos no compartieran su sangre, eran familia. Cuando cumplió los once seguía pensando que era algo genial; conocía a Yeonjun, Beomgyu, Taehyun y Kai de toda la vida, los padres de sus amigos, eran amigos de los suyos y se habían criado con la idea de que eran primos, casi hermano, todo estaba bien hasta ese momento, pero cuando llegó a los quince, eso cambió.

Kim Soobin contaba con quince años cuando comenzó a sentir las llamadas mariposas en el estómago, esto acompañado de una ligera incomodidad en su cuerpo y la creciente necesidad de tener cerca a la persona que producía esas sensaciones. Todo hubiese estado de maravilla, si tan solo esa persona no fuese Jeon Beomgyu, aquel que debería considerar un hermano menor, al que debía considerar su familia.

La sensación que tenía cada vez que estaba cerca de su amigo lo hacía sentir sumamente culpable, odiaba pensar en él besando a ese muchacho un año menor, aquel chico al que había visto crecer en incluso oído hablar de sus intereses amorosos, el más reciente, un chico llamado Félix que parecía ser extranjero, cada vez que lo oía se moría de los celos, pero seguía allí, aguantando porque se negaba a dejar que alguien se diera cuenta de lo que sentía, hasta que pasó. Su papá fue el que se dio cuenta y se acercó a hablar con él, Soobin supo que diría apenas lo vio entrar a su habitación.

—No me digas nada — miró el koala azul que estaba sobre su cama.

—¿Cómo sabes que te iba a decir? — la voz de Jin tenía un tono de burla, pero aún así, sonaba conciliadora.

—Te conozco papá y sé que me viste mirándolo mientras hablaba con sus amigos — bufo.

—Te ví — Seokjin se sentó junto a su hijo —, pude concluir que algo te pasa con Beom, pero creo que no deberías dejarte llevar por eso Soo, se conocen de toda la vida, son prácticamente familia — acarició su cabello —, quizás es algo pasajero.

El menor de los Kim miró a su papá, sus labios se surcaron en una sonrisa suave y asintió —. Claro, solo es algo momentáneo, ya pasará, después de todo, sería raro que me guste alguien que he visto casi como un hermano toda la vida ¿Cierto?

Jin simplemente asintió un poco antes de besar la frente de su hijo y salir de la habitación. En la misma, Soobin deseaba, en serio quería poder arrancarse a Beomgyu de la cabeza, todos los días se repetía la lista de contras de que le gustase el chico, pero nada parecía ser suficiente, así que aprendió a vivir con ello.

Se alejó de Beomgyu de forma disimulada, ya casi no pasaba tiempo a solas con él y si podía evitar estar en estrecho contacto, lo hacía, después de todo, a nadie a su alrededor le agradaría esa idea, donde él y el hijo del matrimonio Jeon, eran pareja. Fue de esa manera que sus quince años se quedaron atrás, pasó por los dieciséis de la misma forma, incluso intentó tener un ligue, pero no logró que este le gustase de verdad, pasó a los diecisiete y finalmente sus dieciocho llegaron. Con esa edad seguía gustando de Beomgyu, conocía al chico, sus manías, lo que amaba y lo que odiaba, pero ese sentimiento que creyó iba a desaparecer, no se fue, se mantuvo y siguió quemándolo por dentro durante tres años.

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Con dieciocho años, era mucho más fácil disimular sobre lo que sentía, años de práctica habían servido mucho, pero nada lo preparó para ver a Beomgyu luego de que este volviese de sus vacaciones fuera de Corea. El chico, si antes era bonito, ahora se veía sumamente precioso, más maduro y con cierto aire sexy que hizo que Soobin deseara que la tierra se abriera. Los dioses debían tener algo contra él, porque cada año lo volvían más difícil.

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¿Pᴏʀ ǫᴜᴇ́ ɴᴏs ᴛᴇɴᴇᴍᴏs ǫᴜᴇ ᴛʀᴀʀᴀʀ ᴄᴏᴍᴏ ғᴀᴍɪʟɪᴀ? «sᴏᴏɢʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora