Ella toma la pistola.
Se acerca a su objetivo y le mira.
Se repite sus razones, recuerda las lágrimas derramadas, recuerda aquella imagen que la hace odiarse diariamente.
Decidida, eleva el arma. Y dispara.
Y nada de sangre se derrama.
Es obvio, los espejos no sangran.
-----
ESTÁS LEYENDO
Psicoanálisis de una mente deprimida.
De TodoEste libro NO pretende promover ni alentar a las personas a auto lesionarse ni a envolverse en un desorden alimenticio. Este es un proyecto con fines de autoayuda donde plasmo ideas y sentimientos, donde pretendo desahogarme escribiendo, en lugar d...