Ella nació en una familia rica, Su padre era un comandante muy respetado, su madre una bella aristócrata, con los ojos más azules y hermosos del país según su abuelo; cuando estallo la primera guerra su padre marcho al frente, mientras su madre cuidaba de ella, reclinada en el sillón leyéndole a su amada hija, sin percatarse del peligro de la noche.
mientras la guerra consumía todo a su alrededor, las familias aristócratas se veían en la necesidad de salir de sus casas, dejando sus vienes mas preciados, pero no fue así para esta pequeña y su madre, negándose a dejar su Hogar lo único que les podía esperar a ambas era la muerte.
Mientras las hojas caían al suelo aquella tarde y el cielo lentamente se teñía de gris, un hombre apareció en su puerta, con ropa militar, un arma en sus manos, tomando por el cabello a la reina de aquel castillo, golpeándola hasta la muerte, a la pequeña quien permanecía oculta en el sótano de la propiedad solo le esperaba la desesperanza.
Un ruido en las escaleras le dio la sensación de alivio, pero al ver que no era su amada madre quien baja por ella sus ojos se llenaron de lagrimas, con sangre en su uniforme y la mirada perdida aquel hombre la tomo como rehen, la pequeña de tan solo 3 años fue encontrada después en ese mismo lugar por su padre, quien regresaba por permiso militar, en su muslo derecho una quemadura recuerdo de su captor la acompañarían por toda la vida.
sin decir una palabra su padre la llevo moribunda con sus abuelos, donde ella se recupero favorablemente, aunque en ocasiones podías ver en sus ojos color azul cielo, una oscuridad profunda y penetrante, el amado Rey de aquel castillo se despidió dulcemente de su princesa, marchando nuevamente a la Guerra, lugar del cual nunca regresó.
Sus abuelos la miraron, mientras la niña jugaba en el jardín lleno de abetos, sosteniendo un pequeño listón rojo en sus manos corría bajo los rayos del sol, se quedo quieta mirando las nubes moviéndose.
—Que esponjosas —sonrió al decir aquello, mirando un pequeño nido sobre uno de los arboles
Aquello activo su curiosidad, subiendo apresuradamente se encontró con los polluelos que piaban desesperados llamando a su madre, era curioso para ella, moviendo su cabeza de arriba a abajo, observándolos detenidamente.
—Su mama nunca volverá— hablo para las aves que brincaban desesperadas
La pequeña sujeto el nido, aventándolo con los polluelos dentro, una sonrisa se dibujo en su rostro, unas cuantas carcajadas salieron de su pequeña boca, sus abuelos contrariados la obligaron a bajar, viendo como la herida en su muslo había comenzado a sangrar dejando sobre el árbol una ligera capa de fluido acuoso, para su sorpresa la pequeña niña parecía no haberlo notado.
Fue durante su 4 año de invierno, cuando ella se dio cuenta que algo cambiaria, sus paredes con dibujos color escarlata le daban la bienvenida para acogerla al dormir y en sus sueños el rostro de su madre junto al de aquel hombre se hacían presentes todos los días "debes desacerté de ellos querida" la suave voz de su madre le ordenaba cada noche que hiciera lo mismo que hizo con los polluelos, mientras miraba dormir a aquellos seres arrugados desde el lumbral de la puerta tuvo una idea.
tomando un cuchillo de la cocina se acerco a la cama de sus abuelos, sosteniendo de costado el cuchillo lo encajo en el ojo a su abuelo, la sangre junto a sus alaridos se podía escuchar en toda la habitación y su abuela quien se había levantado asustada, encendiendo la lampara vio con horror a la pequeña Diana cubierta en sangre.
En el funeral de su abuelo ella no pronuncio palabra, ni derramo siquiera una lagrima, permaneció sentada, sus hermosos ojos azules, junto a las pecas en su rostro, su largo cabello castaño rojizo en una trenza, la hacían parecer una muñeca de porcelana.
—Eres un demonio —su abuela le gritaba, sin que ella pestañeara siquiera
dos días después un carro negro fue por ella, al estar sentada en la parte trasera del auto echo una ultima mirada, a aquella que fue su casa por un tiempo, sus ojos azules se clavaron entonces en la mujer pálida y arrugada, esbozándole una sonrisa que en lugar de darle tranquilidad a la mujer la hicieron gritar colérica "esa niña es un demonio y pronto matara a alguien", fueron las ultimas palabras que ella escucho, antes de llegar a su otro nuevo hogar.
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La Duquesa Orgullosa
Fanfiction"¡Todas y cada una de las niñas se convierten en sirenas! Tú también serás una sirena. Un nuevo papá vendrá por nosotros y todos seremos sirenas. El Sr. Hoffman dijo que seré una hermosa sirena. Y el rey de Merland vendrá por mí ". Diana es una huér...