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¡Mi jefe se volvió loco!

Llegué a los camerinos, con dificultad porque este lugar es enorme y yo no conozco nada. Daba vueltas por todo el lugar en busca de los dichosos camerinos, no eran donde esperaba detrás del backtage como todos pero vi que no era así. Y no preguntaba porque obviamente los trabajadores hablan japonés y entiendo de japones lo mismo que ahora el teorema de los catetos. Me encontré una chica que sí hablaba mi idioma y me dijo que eran detrás de los escenarios, o sea, al aire libre, más dificultad para encontrar a Jimin ya que tuve que caminar literalmente todo el lugar. Cuando  por fin lo divisé a lo lejos y agitada por la caminata estaba sentado en una de esas sillas parecidas a las de directores de cine y Minho detrás de él hablando con un hombre.

— pudiste haberme dicho dónde estaban los camerinos, llevo horas buscando — dije recuperando el aliento poniendo mis manos en mis rodillas ya que el pequeño recorrido a Jimin lo hice en una corta carrera

— ups

— ¿ups? ¡Como que ups!

— sorry darling, te dije que no te alejaras de mi

— solo me fui un momento porque tenía hambre — reclamé poniendo mis manos en mis caderas

— eso no quita el hecho de que te alejaste, por cierto, ¿y mi agua? — Resoplo para autocontrolarme y le tiendo la botella transparente a Jimin que toma gustosa

— está fría — aclaro

— que bien, que bien, ¿podrías traerme café?

— ¿cuantas cosas vas a tomar?

— las que quiera, tráeme el café y no protestes, ah y recuerda que sea amargo

Rodando los ojos me fui a donde había una mesa a distancia que vi cuando llegué de café para prepararlo, a veces Jimin actuaba como un niño caprichoso, pero otras como un niño sensible con muchos problemas personales. Cuando quería enojarme con él siempre recordaba eso.  Si, últimamente ni sus estúpidos mandatos me enojan, después de todo, es mi trabajo. Al llegar a la mesa en un pequeño vaso de papel vertí el café para Jimin y no le eché ni un gramo de azúcar. No lo quiere amargo, pues amargo se lo va a tomar. Vuelvo a él y le entrego lo que me pidió

— aquí está tu café — él lo agarró bebió un poco, después del sorbo puso cara como si hubiese chupado limón y luego tosió, lo miré preguntándole con la mirada que le  sucedía

— ¡está muy amargo!

— me dijiste que te lo hiciera amargo — reclamé

— ¡si, pero no tanto!

— aish, está bien, te traeré otro

Agarré el vaso se sus manos a regañadientes para ir a buscarle al niño otro café que no estuviese tan amargo

— ¡date prisa! — oí que gritó desde donde estaba.

Cálmate Seokmin, no caigas en su juego

Después de preparar otro café con una cucharadita de azúcar se lo llevé de nuevo a donde estaba. Planté una sonrisa algo forzada en mi rostro y le entregué una ves más el vaso

—  aquí tiene su alteza — le dije con tono sarcástico y  él me miro serio

— oye, déjate de sarcasmo, recuerda que para…

— si, que para eso me pagas, ya sé, tomate el café y si no te gusta, te jodes

— uy, que carácter — dijo riendo  divertido y yo me crucé de brazos mirándole con una veja en alto —  una cosa dame un masaje en los hombros

Viviendo con Park Jimin » Jimin__BTS [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora