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Emerson asistió al comedor al día siguiente, con la clara sospecha que las agujas del reloj estaban girando rápidamente y su tiempo comenzaba a agotarse. Estuvo gran parte de la mañana debatiéndose si era buena opción escapar en esos momentos, pero la sala del hospital estaba frecuentada por varios enfermos de gripe y algún que otro herido a causa de sus trabajos arduos. Por más que el personal médico se encontraba distraído con sus propias preocupaciones y atenciones, había muchos ojos por todas partes y se negaba a creer que mágicamente podría abandonar el ala del hospital sin ser vista por la decena de personas que esperaban sentados en busca de cuidado médico. En cambio, decidió que hallaría una manera de escapar cuando tuviera el almuerzo, así que permaneció sentada en su cama, formulando un plan decente en su cabeza. Al llegar al comedor, siendo acompañada por el mismo soldado que estuvo a su lado en esos últimos días, prestó atención a lo que sucedía a su alrededor y a todas las personas que estaban sentadas en cada una de las mesas. Se encontró con varios soldados del distrito que ocupaban una de las mesas, notando que un hombre moreno se había girado por completo para verla. Sus ojos se cruzaron por un breve momento y se preguntó si la presidenta Alma Coin se arriesgaría a hacer una escena frente a todo su pueblo. Tomó una bocanada de oxígeno en cuanto vio al soldado dar unos pasos rápidos en su dirección, apretó sus puños cerrados y se preparó para cualquier imprevisto en donde terminarían peleando. Sin embargo, una mujer le pidió amablemente permiso y corrió a los brazos del hombre. Ambos se abrazaron y se sentaron en la mesa, ignorando a la vencedora que creía que todo el mundo estaba en su contra. Había sido una falsa alarma.
Tomó una nueva respiración y ocupó lugar en el asiento en que solía sentarse siempre, sin saber a quién esperar allí. Había escuchado que las cosas estaban siendo bastante complicadas con toda la situación de Katniss. Una de las enfermeras le había explicado que estaban tratando de grabar propos para reproducirlos en todas partes, con el Sinsajo mostrando esperanza por todas partes. Barnes había participado en algunas visitas y le contó de primera mano lo que estaban filmando con sus cámaras. No tenía idea si ese mismo día estarían haciendo algo importante, pues no se encontró ni a Katniss ni a Barnes por ninguna parte. Supo que podía resolver sus propios problemas por si misma, pero era bueno ver un rostro conocido antes de que planeara abandonar esas tierras. Su momento allí estaba terminando, de una manera u otra, porque debía intentar escapar antes que ellos quisieran hacerla desaparecer del radar. Era extraño y se de esa misma forma, siempre había confiado en el distrito trece con toda su vida, pero ahora lo único que quería era no saber nada más de ellos y de sus planes. Se cuestionó la idea de dejar una carta de despedida, quizás debía explicarle a Barnes todo lo que había ocurrido mientras él estaba trabajando en asuntos importantes, pero no encontró la valentía para hacerlo. Prefería que él no supiera lo que estaba pasando, antes que el remordimiento lo sobrepasara a un nivel que podía hacerle verdaderamente mal. Conocía a su amigo y optó por mantener su boca cerrada, hacerle saber que su líder la quería muerta era mucho para digerir y también sonaba cruel. Decidiendo eso, volcó toda su atención en el pequeño plan que había armado en la habitación gris. Cuando sus ojos recolectaron la visión exacta, supo que su momento de actuar había comenzado en ese mismo instante. Se levantó de su asiento y se dirigió a tomar una bandeja con su ración, percibiendo que Boggs estaba en el mismo camino que ella. Mientras esperaba, sus ojos se cruzaron con los suyos, Emerson fingió que no lo había visto y que tampoco caminó hasta allí simplemente para mantener una conversación con él.
